Habla Napoleón Bonaparte (tercera parte)

por Napoleón Bonaparte,
militar corso (1769-1821)
En Egipto
La toma de Alejandría – Conversión al Islam

        "La expedición a Egipto tenía tres metas: establecer una colonia francesa sobre el Nilo, que prosperaría sin esclavos, sirviendo a Francia en lugar de la república de Santo Domingo y las islas azucareras; abrir un mercado para nuestras manufacturas en África, Arabia y Siria y proveer a nuestro comercio de toda la producción de esos países; y ganar a Egipto como base desde la cual partiría un ejército de 60.000 hombres hacia el Indo para incitar a la insurrección a los maharajaes y a los pueblos oprimidos de esas extensas regiones. Estos 60.000 hombres, mitad europeos y mitad reclutas de los climas ardientes del Ecuador y las zonas tropicales, transportados por 10.000 caballos y 50.000 camellos, con provisiones para cincuenta o sesenta días y agua para cinco o seis días, acompañada por un tren de artillería de ciento cincuenta piezas, con una doble provisión de municiones, habrían alcanzado el Indo en cuatro meses. Desde la invención de la navegación, el océano ha dejado de ser un obstáculo y el desierto no es más un impedimento para un ejército que posea camellos y dromedarios en abundancia.
        El Corán ordena que los idólatras deben ser exterminados o bien sometidos a  tributo; no permite la obediencia o la sumisión a un poder infiel. En esto es contrario al espíritu de nuestra religión: “Al César lo que es del César”, dijo Jesucristo, “mi reino no es de este mundo, obedece los poderes que sean”. En los siglos X, XI y XII, cuando los cristianos reinaron en Siria, la religión era causa de guerra; las Cruzadas eran una guerra de exterminio que costó a Europa varios millones de hombres.
 Descripción de Egipto, lámina del Volumen I 
        Después de que Alejandría y El Cairo había sido tomados y los mamelucos derrotados cerca de las Pirámides, la cuestión de la conquista seguía siendo indecisa; era necesario que los ulemas y los ministros de la religión musulmana fueran ganados para una conciliación. A partir de la Revolución, el ejército francés no había tenido ninguna religión oficial, ni aun en Italia asistó a los servicios de iglesia alguna. Se aprovechó esta circunstancia, y el ejército fue presentado a los musulmanes como un cuerpo de conversos dispuestos a abrazar la religión musulmana. Los cristianos coptos, griegos, latinos y sirios eran numerosos, y deseaban servirse de la presencia del ejército francés para escapar a las restricciones impuestas sobre su religión. 
 "La batalla de las Pirámides", del artista plástico Antoine-Jean Gros 
        Yo me opuse a este proceder, y puse sumo cuidado acerca de los asuntos religiosos, respetándolos como estaban tal cual los encontré. Todas las mañanas, a la salida del sol, los jeques de la Gran Mezquita de Gemial-Azar (una especie de Sorbona) venían a mi recepción. Los atendía exhibiendo hacia ellos una respetuosa atención, discurriendo largamente acerca de diversas circunstancias de la vida del Profeta y de capítulos del Corán
        Después de mi vuelta de Salahiyeh, les sugerí que publicaran un fetam ordenando a la población jurar obediencia hacia mí. Esta proposición los alarmó y perturbó grandemente. Luego de vacilar un momento, el jeque Cherkaoui, respetable anciano, replicó: ‘¿Por qué usted y todo su ejército entero no se hacen musulmanes? De hacerlo, cien mil hombres se congregarían bajo su estandarte, y cuando estuvieran disciplinados a la manera de usted, podría restablecer la nación árabe y someter al Oriente’
        Yo respondí que había dos obstáculos: la necesidad de la circuncisión y la prohibición del vino, bebida indispensable para el soldado francés. Después de algunas discusiones sobre este punto, se convino que los grandes jeques de Gemial-Azar debían imaginar alguna manera de eliminar estos dos obstáculos. Las largas discusiones sobre este tema fueron animadas y duraron tres semanas, pero la noticia que se extendió por todo Egipto de que los grandes jeques estaban empeñados en convertir al ejército francés al Islam, colmó de alegría todos los feligreses. Los franceses eran ahora vistos para una nueva luz; ya no eran mirados como idólatras. 
Lámina de la Descripción de Egipto, Volumen II 
        Cuando los ulemas rubricaron este acuerdo, los cuatro muftis emitieron un fetam declarando que la circuncisión era solamente una condición de perfección, y no una condición imprescindible para ser musulmán, pero que sin ella no se debía esperar al Paraíso en el otro mundo La mitad del obstáculo estaba así superada, y ahora resultaba fácil hacer que los muftis entendieran que la segunda objeción no era razonable. Este fue el tema de seis semanas adicionales de controversias. 
        Finalmente, declararon que era posible ser musulmán y tomar vino, siempre y cuando un quinto de la renta personal en vez de un décimo, fuera empleado en obras de caridad. 
        Al continuación, presenté planes para construir una mezquita más grande que la de Gemil-Azar. Declaré que mi intención era tenerla construida como un monumento conmemorativo de la conversión de mi ejército.
        De hecho, yo sólo quería ganar tiempo. Los jeques publicaron el fetam de la obediencia y fui declarado amigo cercano del Profeta, bajo su protección especial. Se divulgó por todas partes, además, que antes de un año todo el ejército francés usaría el turbante. 
        Esta fue la línea de conducta que intenté seguir en todo momento, conciliando mi determinación de ser fiel a la religión en la cual nací con las circunstancias de mis planes políticos y mis ambiciones personales. Durante toda la estadía del ejército en Egipto, el general Menou fue la única persona que se hizo musulmán, lo cual fue útil y tuvo un beneficioso efecto. Cuando los franceses dejaron Egipto, solamente unos quinientos o seiscientos, que se habían alistado con los mamelucos y habían abrazado la religión musulmana, quedaron allí".
 La batalla de Abukir, del artista plástico Antoine-Jean Gros
Sobre la batalla de Abukir, el 3 de agosto de 1799

        "La derrota de los franceses en la batalla de Abukir tuvo gran influencia en los asuntos de Egipto e incluso en los de todo el mundo. Si la flota francesa se hubiera salvado, la expedición a Siria no habría tropezado con obstáculo alguno, las baterías habrían podido ser transportadas con seguridad y muy fácilmente a través del desierto, y la ciudad de Acre no habría detenido al ejército francés. Pero, habiendo sido destruida la flota francesa, el Turco se envalentonó y se aventuró a declarar la guerra contra Francia. El ejército perdió un gran apoyo; su posición en Egipto se modificó totalmente, y me vi obligado a abandonar la esperanza de usar la expedición a Egipto para establecer permanentemente el poder francés en el Oriente.
        Francia pudo tener tres flotas de treinta barcos, como también tres ejércitos de 120.000 hombres. La guerra por tierra destruye generalmente a más hombres que la guerra marítima, por ser más peligrosa. El marino, en una escuadra, lucha solamente una vez en una campaña; el soldado lucha diariamente. El marino, cualesquiera sean los peligros propios de su elemento, sufre mucho menos que el soldado; nunca debe soportar hambre o sed; lleva siempre con él su alojamiento, su cocina, su hospital y sus botiquines sanitarios. En las fuerzas navales al servicio de Francia e Inglaterra la higiene se conserva por disciplina; la experiencia ha enseñado a adoptar todas las medidas apropiadas para la salvaguardia de la salud; por lo tanto, los marinos están menos propensos a la enfermedad que los soldados de los ejércitos de tierra. 
 Tabla de jeroglíficos de la Descripción de Egipto 
        Además de los peligros de la batalla, el marino enfrenta  también el de las tormentas, pero la técnica ha minimizado tanto los efectos de estas últimas, que no pueden comprarse a los que ocurren en tierra, como insurrecciones populares, asesinatos o sorpresas de las tropas ligeras del enemigo.
          Un general al comando en jefe de una fuerza naval, y uno que comanda un ejército de tierra, son hombres que necesitan cualidades diferentes. Las condiciones requeridas para mandar un ejército de tierra son innatas, mientras que las necesarias para mandar una fuerza naval pueden sólo adquirirse por experiencia.
        El comandante de marina necesita solamente una ciencia, la de la navegación. El comandante de tierra requiere de muchas, o de un talento universal, cual  es saber utilizar la experiencia y los conocimientos de todas las materias. Un general de marina no tiene nada que conjeturar; sabe dónde está su enemigo y conoce su fuerza. Un general de tierra  nunca sabe nada con certeza, nunca ve a su enemigo llanamente, ni sabe positivamente dónde está.
        Cuando los ejércitos están frente a frente, el accidente más leve del terreno, el menor bosquecillo puede ocultar a una parte del ejército hostil. El ojo más experimentado no puede estar seguro si ve al conjunto del ejército enemigo o solamente a tres cuartas partes de él. Es a través de los ojos de la mente, por la combinación de un razonamiento elevado, de una suerte de inspiración, que el general de tierra ve, ordena y juzga. El general de marina no necesita nada más que un ojo expriementado; no se le oculta nada referente a la fuerza del enemigo. 
Tabla de jeroglíficos de la Descripción de Egipto 
        Lo que crea una gran dificultad en la profesión del comandante de tierra es la necesidad de alimentar a muchos hombres y animales; si permite que lo dirijan los comisarios nunca se despertará y sus expediciones fracasarán. El comandante naval nunca tiene estas limitaciones, lleva todo con él.           Un comandante naval no tiene que hacer reconocimiento para actuar, ningún terreno a inspeccionar, ningún campo de batalla a estudiar; el océano Indico, el Atlántico, o el Canal de la Mancha, siempre serán planos líquidos. El más hábil puede no tener ninguna otra ventaja sobre el menos experimentado, que la de conocer los vientos que prevalecen en ciertos mares, de saber prever cuál soplará aquí o allá, o de su sagacidad para leer las señales d ella atmósfera, cualidades que se adquiere por la experiencia, y sólo por la experiencia.
        Aunque a menudo éramos superiores en fuerza a los ingleses, nunca supimos cómo atacarlos, y permitimos que sus escuadras se escaparan mientras perdíamos tiempo en maniobras inútiles. La marina de guerra francesa está destinada a superar a la inglesa. Los franceses saben construir barcos, y los barcos franceses los propios ingleses lo admiten son mejores que los suyos. Los cañones son superiores en calibre a los ingleses, por un cuarto. Y estas son dos grandes ventajas.
        Los ingleses, en cambio, son superiores en disciplina. Las escuadras de Tolón y Scheldt adoptaron las mismas prácticas y costumbres que los ingleses y buscaron conseguir una disciplina igual de severa, con la diferencia de carácter de las dos naciones. La disciplina inglesa es perfectamente esclavizante; hay patrón y siervo. Funciona solamente por medio del peor terror. Tal estado de cosas degradaría y rebajaría el carácter francés, que requiere una forma paternal de disciplina, fundada más en el honor y el sentimiento".
Portada de la publicación de la Descripción de Egipto 
Descripción de Egipto: Índice, seguido por una bibliografía sobre la expedición francesa de Bonaparte
        La Biblioteca Digital Mundial, WDL, abierta a todos los habitantes del Planeta en forma gratuita, nos provee de material infinitamente valioso, como esta Descripción de Egipto, que se encuentra actualmente en la Biblioteca de Alejandría. Su contenido pertenece al 2686 a.C - 1801 d.C. Se encuentra dividido en varios volúmenes, nosotros publicamos algunas imágenes de los dos primeros, pero hay más.

       "Descripción de Egipto (en idioma original, "Tables de la Description de l’Égypte, suivies d’une bibliographie sur l’expédition française de Bonaparte" Segunda edición. Antigüedades, volumen I (láminas).
        Cuando Napoleón Bonaparte invadió Egipto en 1798 trajo consigo un séquito de más de 160 estudiosos y científicos. Conocidos como la Comisión Francesa para las Ciencias y las Artes de Egipto, estos expertos llevaron a cabo un extenso estudio de la arqueología, la topografía y la historia natural del país. Un soldado que era parte de la expedición halló la famosa piedra de Rosetta, que el lingüista y estudioso francés, Jean-François Champollion (1790-1832), luego utilizó para develar muchos de los misterios que por tanto tiempo habían envuelto a la lengua del antiguo Egipto. 
        En 1802, Napoleón autorizó la publicación de los descubrimientos de la comisión en una obra monumental en varios volúmenes, que incluía láminas, mapas, ensayos académicos y un índice detallado. La publicación de la edición imperial original comenzó en 1809. Resultó tan popular que se publicó una segunda edición durante la Restauración borbónica posnapoleónica. Se presenta aquí la «Edición Real» (1821-1829), perteneciente a las colecciones de la Biblioteca de Alejandría".
Fuente: Del sitio de la Biblioteca Digital Mundial.
https://www.wdl.org/es/item/80/view/1/1/

Para más información sobre la vida y obra de Napoleón Bonaparte puede consultarse este sitio en francés e inglés, "Napoleónica.org, archivos y documentos" de la Fondation Napoléon.
http://www.napoleonica.org/

La imagen de portada se titula "Napoleón en su trono imperial", del artista plástico Jean Auguste Ingres. "Jean Dominique Ingres es uno de los más grandes pintores del estilo neoclásico a nivel europeo. Pero además es un ejemplo excepcional de una ramificación del Neoclasicismo que se dio exclusivamente en Francia; hablamos del estilo Imperio, el cual tuvo como detonante la figura triunfadora de Napoleón Bonaparte, al cual pinta aquí como el poderoso emperador en que se convirtió. Y de hecho, este lienzo de Napoleón Emperador no podía estar en otro lugar mejor que en su emplazamiento actual: el Museo de la Armada de París".
Fuente: Del sitio Arte - La Guía 2000.
https://arte.laguia2000.com/pintura/napoleon-emperador-de-ingres

"La batalla de las Pirámides" y"La batalla de Abukir"  son cuadros del pintor francés Antoine-Jean Gros. "Antoine-Jean, barón Gros (16 de marzo de 1771 - 25 de junio de 1835), fue un pintor francés y miembro de la nobleza (barón). Su pintura inicialmente neoclásica se acercó luego al romanticismo atraído por su fuerza y expresividad dramática. Su maestro fue el pintor y amigo Jacques-Louis David. Es conocido por sus pinturas históricas en las que Napoleón aparece frecuentemente como protagonista."
https://es.wikipedia.org/wiki/Antoine-Jean_Gros

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