Literatura para niños, por qué la escribo...

 

(en preparación) 

Aitor Arjol

  · 

Discurso de Isaac Bashevis Singer en el banquete del Premio Nobel, 10 de diciembre de 1978

Señoras y señores: Hay quinientas razones por las que comencé a escribir para niños, pero para ahorrar tiempo mencionaré solo diez.

Número 1) Los niños leen libros, no reseñas. Les importa un comino las críticas.

Número 2) Los niños no leen para encontrar su identidad.

Número 3) No leen para liberarse de la culpa, para saciar su sed de rebelión o para deshacerse de la alienación.

Número 4) No les sirve la psicología.

Número 5) Detestan la sociología.

Número 6) No intentan entender a Kafka ni el Finnegan’s Wake.

Número 7) Todavía creen en Dios, la familia, los ángeles, los demonios, las brujas, los duendes, la lógica, la claridad, la puntuación y otras cosas obsoletas.

Número 😎 Les encantan las historias interesantes, no los comentarios, las guías o las notas al pie.

Número 9) Cuando un libro es aburrido, bostezan abiertamente, sin vergüenza ni temor a la autoridad.

Número 10) No esperan que su amado escritor redima a la humanidad. Por jóvenes que sean, saben que eso no está en su poder. Solo los adultos tienen ilusiones tan infantiles.

Esto es lo que el miedo agudo hace con nuestro sistema inmune

El sitio informativo del diario La Prensa, de la República Argentina, en su Sección Ciencia y Salud, publicó el pasado 29 de septiembre de 2024, una nota sobre la influencia del estrés y el temor sobre el sistema inmunológico. La nota es de la periodista Agustina Sucri, y nos viene bien para demostrar cuánto debemos cuidar nuestro organismo, que el la casa de nuestra alma. Y estamos a cargo de ambas! Veamos qué podemos aprender de esta nota:

        "El estrés desempeña un papel fundamental en el modo en que el cerebro influye en las enfermedades, según un estudio estadounidense. Comprobaron que el riesgo de padecer afecciones autoinmunes e infecciones virales se ve aumentado debido a que el estrés agudo hace que ciertas regiones del cerebro indiquen a diferentes grupos de células inmunitarias que se desplacen por todo el organismo.

        La mayoría recordará aún los titulares de los diarios y la televisión contabilizando día y noche las muertes por covid o las devastadoras imágenes de personas intubadas en aislamiento, recostadas boca abajo en camas de hospitales, personal sanitario vistiendo trajes blancos y escafandras, los médicos de los medios asegurando que si no se cumplían las cuarentenas habría que “elegir a quién darle los respiradores” y tantas otras estrategias que se utilizaron en aquel momento para generar el pánico colectivo. Así, personas aterradas, invadidas por el miedo irracional, aceptaron no salir de sus casas, ni ver a sus seres queridos con tal de proteger su vida, probablemente ignorando que ese mismo terror las colocaba en una posición de mayor vulnerabilidad.

        Y ahora que nos encontramos en lo que algunos denominan “la era de la industria de las pandemias”, conviene conocer cómo estas estrategias de miedo impactan sobre el modo en que nuestro organismo se defiende frente a las enfermedades. Es otra forma de estar mejor preparados ante nuevas propagandas del terror.

        En ese sentido, una interesante investigación publicada en Nature en mayo de 2022 ya advertía sobre la alteración del sistema inmune producida por el estrés agudo y echa luz sobre los mecanismos que se desencadenan en el cuerpo humano. 

        “En respuesta al estrés o al miedo extremadamente agudos, se producen muchos cambios fisiológicos. Eso se sabe desde hace tiempo”, afirma Filip Swirski, doctor y profesor de Medicina (Cardiología), director del Instituto de Investigación Cardiovascular de Mount Sinai e investigador del PrIISM.

        “Nuestros latidos aumentan. Todos sabemos cómo nos hace sentir el miedo. Pero no está tan claro qué ocurre realmente con el sistema inmunitario”, añade el investigador, quien sostiene que “una pregunta natural que cabe hacerse es si el estrés agudo modifica la inmunidad periférica”, que es esencial para el correcto funcionamiento del sistema inmune.

Para responder esta pregunta, Swirski y su equipo estudiaron cómo el estrés agudo altera la respuesta inmunitaria a la infección viral y los desencadenantes de enfermedades autoinmunes.

Mayores daños  

        En la investigación publicada en Nature, estos científicos comprobaron que el SARS-CoV-2 se replicaba más rápidamente en ratones tras un estrés agudo, y que los ratones estresados tenían muchas más probabilidades de morir.

        El estrés agudo tuvo efectos similares en ratones infectados con gripe. Los ratones estresados produjeron menos anticuerpos neutralizantes contra el virus de la gripe, lo que provocó una mayor producción de virus y daños más extensos en el tejido pulmonar.

        “Estamos muy interesados en conectar los puntos del cerebro, donde se percibe el estrés y se lleva a la conciencia, con los acontecimientos que se producen en la periferia y que implican a las células inmunitarias”, puntualizó Swirski.

        La idea de investigar la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, y entre los sistemas nervioso e inmunitario durante el estrés agudo, surgió a partir de lo que se sabía sobre cómo reaccionan el cerebro y el cuerpo durante el estrés crónico. En un contexto crónico, el sistema nervioso simpático modula con el tiempo la hematopoyesis, el proceso por el cual se producen nuevas células inmunitarias en la médula ósea.

        “Pero esto no ocurre durante el estrés agudo”, aclaró Swirski, para luego añadir:  “Durante el estrés agudo, no vemos grandes cambios en la producción de leucocitos, pero sí vemos muchos cambios en la distribución y función de los leucocitos”.

        De hecho, los investigadores descubrieron que el estrés agudo desencadena cambios sísmicos en la localización de diferentes poblaciones de células inmunitarias. Se observó que los linfocitos B y T -células inmunitarias que producen anticuerpos neutralizadores de virus o que eliminan las células infectadas- abandonaban los ganglios linfáticos y entraban en la médula ósea.

        En cambio, los neutrófilos, que actúan como primera línea de defensa contra las bacterias, se desplazaron en dirección contraria. Salieron de la médula ósea y entraron en tejidos como la piel, activando los genes que les permiten causar inflamación y combatir la infección bacteriana.

Luchar o huir 

        Según el investigador, nuestras respuestas al estrés agudo son el resultado de importantes evoluciones fisiológicas e inmunológicas para protegernos en momentos de peligro extremo. En realidad, es la anticipación de un daño físico potencial que puede sobrevenir, donde el cuerpo se prepara fisiológicamente para defenderse mediante las respuestas de lucha, huida o parálisis, si hay un depredador.

        “Creemos que ocurre algo parecido con el sistema inmunitario y los cambios que hemos observado en el estudio”, detalló Swirski. La migración de los neutrófilos fuera de la médula ósea es bastante sencilla de entender, aseguró: “es una forma de inflamación anticipatoria”. Los neutrófilos son las primeras células que intervienen durante una infección o lesión aguda. Es lógico que, en momentos de peligro, los neutrófilos que se desplazan rápidamente a los órganos periféricos que pueden sufrir lesiones e infecciones puedan salvar la vida del organismo.

        Entender por qué los linfocitos abandonan los ganglios linfáticos, sin embargo, podría ser más difícil, sostuvo Swirski

        Los autores del artículo de Nature especulan con la posibilidad de que se trate de una ventana de protección frente a una respuesta autoinmune durante las respuestas iniciales a una lesión o infección graves, cuando el daño tisular provoca la liberación de autoantígenos que podrían ser reconocidos por los linfocitos B y los linfocitos T. Y eso es lo que el equipo observó experimentalmente: en modelos de esclerosis múltiple en ratones, el estrés agudo protegía contra la sensibilización al autoantígeno y protegía contra la enfermedad autoinmune grave. “Sin embargo, esa protección tuvo un coste, que fue el deterioro de la respuesta a la infección viral”, subrayó Swirski.

Gestión del estrés 

        La comprensión del impacto que el estrés agudo puede tener en la inmunidad refuerza el principio de que la gestión del estrés es fundamental para la salud. Es por eso que ya distintos centros médicos del mundo están poniendo el foco en la neuroinmunología.

        Así, por ejemplo, la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai puso en marcha hace ya dos años el Centro de Investigación Cerebro y Cuerpo.

        Entre las cuestiones clave que se abordan en el Centro figuran la investigación de las estrechas relaciones entre neuronas y células inmunitarias -dentro y fuera del cerebro-, cómo influyen en la salud y la enfermedad, y cómo el estrés psicológico puede traducirse en efectos fisiológicos. La comprensión de estos procesos podría dar lugar a opciones terapéuticas. 

        El Centro ha puesto en marcha una serie de seminarios sobre sus hallazgos, incluida una conferencia inaugural de Swirski sobre cómo el estrés y los factores del estilo de vida conectan el cerebro y el sistema inmunitario con las enfermedades cardiovasculares.

        Swirski y su equipo también están construyendo un mapa molecular de las vías de comunicación que unen grupos específicos de neuronas del cerebro con otras células del organismo durante el estrés agudo. “No observamos una gran aportación del sistema nervioso simpático en la respuesta aguda; más bien son la corteza motora y el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal los que desempeñan papeles cruciales en la reubicación de las células inmunitarias”, señaló.

        Este descubrimiento permitirá al investigador y sus colegas empezar a probar intervenciones terapéuticas dirigidas a estas señales, una de las cuales podría incluir el uso de la estimulación magnética transcraneal. Se trata de un procedimiento no invasivo que utiliza campos magnéticos para estimular las células nerviosas y que actualmente se emplea para tratar a pacientes con depresión en los que los tratamientos típicos no han resultado eficaces.

        “Si definimos las regiones cerebrales específicas que son críticas para una respuesta concreta tras el estrés, o durante el sueño o el ejercicio, como beneficiosas o perjudiciales, entonces podemos imaginar la estimulación o inhibición de ese tipo de actividad para terapias de todo tipo de afecciones”, anticipó Swirski

        Manipulando regiones muy concretas del cerebro se podría generar el resultado deseado. “Puede parecer un poco de ciencia ficción, pero es probable que algo de esto no esté tan lejos en el futuro”, finalizó."

Fuente: Del sitio informativo del diario La Prensa, República Argentina

https://www.laprensa.com.ar/Esto-es-lo-que-el-miedo-agudo-hace-con-nuestro-sistema-inmune-550811.note.aspx

Ponerse de pie, siempre

Luis Hernández, un hombre de 55 años, había sido el dueño orgulloso de "La Casa de Sabores", un restaurante famoso en su pequeña ciudad en el sur de España. Durante años, su negocio prosperó, atrayendo a turistas y locales por igual. 

Sin embargo, con el tiempo, la economía se desplomó, la competencia creció, y Luis empezó a perder clientes. Las deudas se acumularon, y tras meses de lucha, tuvo que tomar la dolorosa decisión de cerrar el restaurante. 

Puso el lugar en venta y, en el proceso, dejó de preocuparse por su pasión de toda la vida.

Desesperado y abatido, Luis dejó de frecuentar el restaurante, limitándose a visitarlo de vez en cuando para asegurarse de que todo estuviera en orden. Sin embargo, un día, en una de esas visitas, se encontró con una escena que cambió su vida para siempre.

Afuera del restaurante, en una noche fría y lluviosa, vio a un hombre desaliñado, un mendigo de unos 40 años, sentado bajo un pequeño techo junto con su hija, una niña de apenas 8 años. Sus rostros reflejaban hambre y desesperación. Luis se detuvo un momento, observando la escena. Algo en él lo hizo actuar de manera impulsiva.

"¿Qué hacen aquí?" preguntó, conmovido por la visión de la niña acurrucada junto a su padre.

El hombre, de nombre Tomás, le explicó que había perdido su hogar y su trabajo. Había estado buscando un lugar para refugiarse con su hija, pero no había tenido suerte. Luis, aunque atravesaba su propio infierno financiero, no pudo ignorar la súplica silenciosa en los ojos de la pequeña.

"Está bien", dijo Luis, abriendo la puerta del restaurante. "Pueden quedarse aquí por el momento. El lugar está vacío y a la venta, pero pueden usarlo para refugiarse hasta que encuentren algo mejor."

Tomás no podía creer lo que oía. Agradecido, entró con su hija y se instalaron en la cocina, un lugar que les ofrecía techo y algo de calor. Los días pasaron, y Luis, absorto en sus problemas, no regresó al restaurante por un tiempo. Hasta que una tarde, sintiendo una extraña inquietud, decidió ir a ver cómo estaban las cosas.

Cuando llegó al restaurante y abrió la puerta, algo en el aire lo sorprendió: un aroma delicioso lo envolvió de inmediato. Incrédulo, Luis caminó hacia la cocina. Lo que vio allí lo dejó sin palabras.

Tomás, el mendigo que había acogido, estaba en medio de la cocina, cocinando con una habilidad sorprendente. En la encimera había platos perfectamente preparados: guisos exquisitos, salsas delicadamente sazonadas, y una serie de postres que rivalizaban con los mejores chefs que Luis había conocido.

"¿Cómo...?", fue todo lo que pudo articular.

Tomás sonrió con humildad. "Antes de perderlo todo, trabajaba como chef en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. La vida me dio un giro inesperado, y terminé en la calle. Pero nunca olvidé mi pasión por la cocina."

Luis se quedó atónito. No solo por el talento que había descubierto en Tomás, sino porque se dio cuenta de algo más. El restaurante, aunque en bancarrota, aún tenía potencial. Había olvidado lo que hacía que "La Casa de Sabores" fuera especial: el amor y el arte de la cocina. Y aquí estaba Tomás, un chef escondido bajo la apariencia de un mendigo, quien tenía las habilidades necesarias para devolverle la vida al lugar.

"¿Me ayudarías a reabrir el restaurante?", preguntó Luis con una esperanza renovada en sus ojos.

Tomás, conmovido, aceptó sin dudarlo. Juntos comenzaron a trabajar en un nuevo menú, fusionando las recetas tradicionales de Luis con la creatividad moderna de Tomás. El rumor de que "La Casa de Sabores" iba a reabrir con un chef misterioso comenzó a correr por el pueblo, y la gente se mostró intrigada.

El día de la reapertura, el restaurante estaba lleno. Luis y Tomás cocinaron codo a codo, mientras la hija de Tomás ayudaba a los camareros con pequeñas tareas. La magia de "La Casa de Sabores" había vuelto, pero esta vez con una historia de redención y segundas oportunidades que le dio aún más valor.

El restaurante se convirtió en un éxito rotundo. Luis, quien había perdido toda esperanza, se dio cuenta de que, al abrir su corazón a aquellos en necesidad, había recibido mucho más de lo que jamás imaginó. Y Tomás, el mendigo que una vez cocinaba solo para sobrevivir, recuperó su dignidad y su pasión.

"La Casa de Sabores" no solo fue salvada, sino que se convirtió en un símbolo de generosidad, gratitud y segundas oportunidades para todos los que cruzaban sus puertas.

Fuente: Del sitio de facebook de Carlo Deras

Olas gigantes que os rompéis bramando...

por Gustavo Adolfo Bécquer,

poeta y escritor español (1836-1870)


Olas gigantes que os rompéis bramando 

en las playas desiertas y remotas, 

envuelto entre la sábana de espumas, 

¡llevadme con vosotras! 


Ráfagas de huracán que arrebatáis 

del alto bosque las marchitas hojas, 

arrastrado en el ciego torbellino, 

¡llevadme con vosotras! 

Nube de tempestad que rompe el rayo 

y en fuego ornáis las sangrientas orlas, 

arrebatado entre la niebla oscura, 

¡llevadme con vosotras!. 


Llevadme, por piedad, a donde el vértigo 

con la razón me arranque la memoria. 

¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme 

con mi dolor a solas!."

 

Fuente: Del sitio de facebook de Charo Baglietto para HISTORIA Y ARTE, SIN MÁS.

Los bienes que Dios nos dio, según Martín Fierro



Dios formó lindas las flores,

delicadas como son,

les dio toda perfección

y cuanto él era capaz,

pero al hombre le dio más

cuando le dio el corazón. 


Le dio claridá a la luz,

juerza en su carrera al viento,

le dio vida y movimiento

dende el águila al gusano,

pero más le dio al cristiano

al darle el entendimiento.

Y aunque a las aves les dio,

con otras cosas que inoro,

esos piquitos como oro

y un plumaje como tabla,

le dio al hambre más tesoro

al darle una lengua que habla. 


Y dende que dio a las fieras

esa juria tan inmensa,

que no hay poder que las venza

ni nada que las asombre,

¿qué menos le daría al hombre

que el valor pa su defensa?


Pero tantos bienes juntos

al darle, malicio yo

que en sus adentros pensó

que el hombre los precisaba,

que los bienes igualaba

con las penas que le dio. 


La imagen de portada pertenece a Wikipedia y corresponde a la primera edición de 1872. 

Sociedades fracasadas

 

        Cuando se le preguntó al escritor ruso Anton Chéjov acerca de la naturaleza de las sociedades fallidas, él respondió:

        En las sociedades fallidas, hay mil tontos para cada mente débil, y mil palabras podridas para cada palabra consciente. La mayoría es siempre la idiota, y sobre la inteligente prevalece constantemente. Así que si ves temas triviales liderando discusiones en una comunidad, y temas triviales encabezando la escena, estás hablando de una sociedad muy fallida.

        Por ejemplo, canciones y palabras sin sentido encuentran a millones de personas bailando y cantando, y el dueño de la canción se hace famoso, conocido y amado. Incluso la gente tiene sus opiniones en asuntos de sociedad y vida.

        En cuanto a científicos, escritores y autores, nadie los conoce y nadie les da valor ni peso. La mayoría de la gente ama las tonterías y la intoxicación. Alguien que nos adormece para hacernos perder la mente, y alguien que nos hace reír con tonterías, es mejor que alguien que nos despierta ante la realidad y nos lastima diciendo la verdad. Por eso la democracia no es buena para las comunidades ignorantes, porque la mayoría ignorante decidirá tu destino.


Fuente: Del sitio de facebook de Anthony De León.

Muchos amigos vinieron


por Horacio Guarany,
cantautor argentino (1925-2017) 

Muchos amigos vinieron 

otros amores también, 

y por mi mal o mi bien 

como vinieron se fueron.

Muchas penas me trajeron 

y mi ser ensombreció, 

mas la suerte tuve yo 

de ver que todos pasaron 

y solito me dejaron 

pero mi perro quedó. 

   

Fuente: Del sitio de facebook de Sergio Luna para CANTORES DEL PUEBLO.

Bodas de sangre

 por Federico García Lorca,

dramaturgo español (1898-1936)

¡ Qué vidrios se me clavan en la lengua !

Porque yo quise olvidar

y puse un muro de piedra

entre tu casa y la mía.

Es verdad. ¿ No lo recuerdas ?

Y cuando te vi de lejos

me eché en los ojos arena.

Pero montaba a caballo

Y el caballo iba a tu puerta.

Con alfileres de plata

mi sangre se puso negra,

y el sueño me fue llenando

las carnes de mala hierba.

Que yo no tengo la culpa,

que la culpa es de la tierra

y de ese olor que te sale

de los pechos y las trenzas..


Fuente: Del sitio de facebook de Pakita Cv para Fragmentos de Libros y Arte.

Científicos mapearon lo que realmente le hace el embarazo al cerebro de una madre

  
"Nuevas investigaciones demuestran cómo las hormonas influencian la estructura cerebral, preparandolo para los desafíos de la maternidad" nos dice la periodista  Carolyn Y. Johnson en una nota del pasado 16 de septiembre de 2024 para el sitio informativo Infobae. Veamos un poquito más de lo que no conocemos y de la enorme obra de Dios en nosotros para favorecer nuestra vida. Sepámoslo aprovechar y darle gracias! 

        "Científicos han capturado la evolución cognitiva de una mujer hacia la maternidad, realizando repetidas escaneos cerebrales durante tres años para revelar la imagen más detallada hasta ahora de los cambios cerebrales dinámicos que se desarrollan a lo largo del embarazo.

        La evidencia emergente sugiere que el “cerebro de mamá” podría ser una realidad, pero nada parecido a la concepción popular de las madres jóvenes volviéndose cognitivamente confusas y distraídas. En cambio, apenas se está comenzando a documentar cómo las hormonas impulsan un conjunto intrincado y coreografiado de cambios que pueden preparar y afinar el cerebro para la crianza.

        Liz Chrastil, neurocientífica, y su esposo estuvieron listos para comenzar su familia, ella no pudo dejar pasar la oportunidad de estudiarse a sí misma. Con un equipo de colaboradores que también han estudiado el cerebro durante la menopausia y el ciclo menstrual, se sometió al escáner 26 veces, antes, durante y después de su embarazo, proporcionando una vista sin precedentes de un evento transformador en la biología humana que ha sido ignorado por la ciencia durante mucho tiempo.

        Áreas clave de su corteza, la capa externa arrugada de su cerebro, se encogieron y adelgazaron y permanecieron así a largo plazo, mientras que las autopistas que conectan las regiones del cerebro mejoraron durante el embarazo, y luego regresaron a su estado original después de que naciera su hijo. El experimento de prueba de concepto, publicado el lunes en la revista Nature Neuroscience, reveló cuán maleable era el cerebro de Chrastil de un mes a otro.

        La experiencia de convertirse en madre afecta "la biología, la cognición, su sentido de sí misma y su lugar en la sociedad”, e incluso su riesgo de deterioro cerebral en la vejez”, dijo Sharna Jamadar, neurocientífica de la Universidad de Monash en Australia que no participó en el estudio, por correo electrónico. “A pesar de estos cambios masivos que ocurren durante el embarazo, tenemos un entendimiento muy pobre de exactamente qué cambios ocurren en el cerebro durante este tiempo”.

        Un proyecto expandido para escanear los cerebros de más futuras madres ya ha comenzado, para probar cuán universales son estos cambios y para ayudar a desentrañar la pregunta más profunda de cómo los cambios en la estructura cerebral influyen en el comportamiento o en el pensamiento. La esperanza es que tales estudios puedan finalmente identificar pistas sobre por qué algunas mujeres desarrollan depresión posparto o elucidar cómo el embarazo prepara el cerebro para el envejecimiento.

El estudio documenta por primera vez cómo las hormonas durante el embarazo afinan y preparan el cerebro para la crianza. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El “cerebro de mamá” no es lo que piensas

        El embarazo es un eje central de la existencia humana, pero el cerebro maternal ha sido poco estudiado y poco apreciado. La mayor parte de lo que los investigadores saben al respecto proviene de instantáneas tomadas antes y después del embarazo.

        El nuevo estudio coincidió bien con lo que se conocía de esa investigación. Hubo una reducción generalizada y duradera en el volumen de materia gris, donde se concentran las células cerebrales y se arraigan los pensamientos, sensaciones y recuerdos. Esos cambios permanecieron dos años después de que naciera el hijo de Chrastil, y se ha documentado en otros estudios que cambios similares persisten a largo plazo.

        Pero porque este equipo miró el cerebro durante el embarazo en sí, vieron algo nuevo: La integridad de las conexiones entre las regiones del cerebro, la sustancia blanca, se fortaleció durante el primer y segundo trimestre, y luego volvió a su estado original después del nacimiento.

        Un cerebro que se encoge puede sonar como algo que no puede ser bueno, pero Susana Carmona, neurocientífica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón en Madrid, que no participó en el estudio, ha encontrado que la disminución en el volumen de la materia gris durante el embarazo puede estar vinculada a niveles incrementados de apego maternal, lo que sugiere que el cerebro se está adaptando para el desafío que se avecina.

        Emily Jacobs, neurocientífica de la Universidad de California en Santa Bárbara y una de las líderes del estudio, compara este proceso con la obra maestra de Miguel Ángel, “David”.

        “Comienzas con este bloque de mármol, y al esculpirlo puedes revelar la belleza subyacente”, dijo Jacobs.

"Dulces Sueños" de Firmin Baes, artista plástico

        Chrastil dijo que ella no experimentó el “cerebro de mamá”, aunque tiene la rara habilidad de cuantificar con precisión exactamente cuánto se redujo su materia gris, alrededor del 4 por ciento. Señaló que la mayoría de las nuevas madres están privadas de sueño, lo que podría jugar un papel en cómo sienten que está funcionando su cerebro.

        Margaret McCarthy, neuroendocrinóloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, dijo que según lo que se sabe sobre los cerebros de otros animales durante el embarazo, los cambios probablemente representan una refinación y no una pérdida. En los ratones, las hormonas desencadenan la remodelación de los circuitos cerebrales que los hacen receptivos a las crías, por ejemplo.

        “Sabemos por la investigación en animales que el entorno hormonal del embarazo cambia el cerebro para prepararlo para la maternidad”, dijo McCarthy.

La corteza cerebral de Chrastil se encogió y adelgazó mientras las conexiones entre las regiones cerebrales mejoraron durante el embarazo.  (Imagen Ilustrativa Infobae)

El cerebro siempre cambiante

        El nuevo trabajo es parte de una ola de estudios que demuestra cuán fluido es el cerebro, lo que los neurocientíficos llaman “plasticidad”.

        Es fácil conceptualizar el cerebro como un órgano estático, pero la investigación ha demostrado que su capacidad para cambiar y adaptarse es clave para su función. Durante la adolescencia, las células cerebrales se podan en un proceso que mejora su eficiencia. Pero incluso en la adultez, e incluso en escalas de tiempo cortas, el cerebro cambia.

        Una de las líderes del nuevo estudio, Laura Pritschet, investigadora postdoctoral en psiquiatría en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, se puso en el escáner todos los días durante un mes durante su ciclo menstrual, revelando que las redes del cerebro se remodelan a lo largo de un mes.

"Madre e Hijo"   

        Y no son sólo las mujeres. Los cerebros de los padres primerizos también se remodelaron después del nacimiento de su hijo, han encontrado los investigadores. Las hormonas sexuales también fluctúan a lo largo del día, y cuando los investigadores escanearon el cerebro de un hombre a las 7 a.m. y a las 8 p.m. durante un mes, también encontraron evidencia de cambios rítmicos en la conectividad cerebral.

        Aún así, hay algo especialmente interesante que ocurre durante el embarazo, donde la magnitud del cambio en un corto periodo de tiempo es especialmente dramática.

        “En general, esto apoya la reconceptualización de la maternidad como uno de los períodos de mayor neuroplasticidad en la vida adulta”, dijo Carmona."

Fuente: Del sitio informativo de Infobae

https://www.infobae.com/wapo/2024/09/17/cientificos-mapearon-lo-que-realmente-le-hace-el-embarazo-al-cerebro-de-una-madre/

La imagen de portada pertenece a Infobae y lleva el siguiente epígrafe: "Científicos realizaron 26 escaneos cerebrales a Liz Chrastil antes, durante y después del embarazo, revelando cambios dinámicos en su cerebro. (Jeff Liang for The Washington Post)". 

Deja

Deja que se queden con lo que te quitaron.

Si les diste amor y se alejaron, deja que se lo queden...

Si les diste tiempo y se alejaron, deja que se queden con los recuerdos...

Si les diste días, meses e incluso años de tu vida, deja que se queden con todo el amor que les diste durante ese tiempo...

No pelees por ello, no digas "Me lo debes", ¿Para qué lo quieres de vuelta? Si tú tienes la capacidad de producir más de ello...

Deja que se lo quede a quién le hace falta.

Tenemos que entender que el valor de nuestro amor no depende de lo que otros hagan con ese amor. Déjalos quedarse con lo que te quitaron, probablemente lo necesitaban, probablemente cambió sus vidas, no puedes quitarles eso.

¿Qué hermoso no?

Incluso cuando ellos o ellas solo te dieron dolor a cambio, aún así tu los dejaste con nada más que amor.


Fuente: Del sitio de facebook del Psicólogo Alexander Paz.