Las ecoaldeas, una forma de vida con la naturaleza
El déficit habitacional, la necesidad de un mayor contacto con la naturaleza y potenciar el trabajo con la tierra, entre otros, son los factores que reunió a un grupo de personas y familias del Alto Valle a llevar adelante un proyecto productivo agroecológico conocido con el nombre de “Ecoaldea” o “villas agroecológicas”.
Una ecoaldea es una comunidad intencional de pequeña escala que persigue la sustentabilidad social, ecológica y económica, señalan quienes estudian este fenómeno que se despliega en todo el mundo y se ha replicado en algunas localidades de la Provincia de Buenos Aires como también en Córdoba. Sus principios, agregan, se basan en el respeto por la naturaleza, en el uso de las energías renovables, la sustentabilidad tanto alimenticia, como económica, el reciclaje y la utilización de materiales de construcción ecológicos basados en la bioconstrucción.
El objetivo consiste en el desarrollo de comunidades rururbanas sustentables en zonas abandonadas o de baja productividad para que esos espacios que antes eran territorios totalmente rurales sean habitados de forma armónica con el ambiente, donde también se produzcan alimentos saludables y se acceda a servicios de calidad.
“Una ecoaldea es un modo de vivir, de organizar a la comunidad revinculándola con la naturaleza y también con los otros”, resumió a LMNeuquén Simón Ingouville, quien desde hace varios años desarrolla emprendimientos vinculados a la permacultura, al compostaje y la producción vegetal. Ingouville integra la consultora Liquen conformada por un equipo interdisciplinario que se dedica a proyectos regenerativos y desarrollos agroecológicos en pos de la generación y el fortalecimiento de redes comunitarias, institucionales y territoriales.
El concepto de ecoaldea, explicó Antonio Urdiales Cano, especialista en permacultura, irrumpió en los años '70 cuando se crearon las primeras comunidades y se desarrolló el concepto de permacultura con la finalidad de combinar la sustentabilidad económica y el respeto por la naturaleza. La idea es tener una casa autosustentable que no genere emisiones a partir de la luz, el gas y el agua; contar con una huerta para que las personas que la habiten puedan consumir lo producido y llevar adelante emprendimientos agrícolas. En Argentina, la primera ecoaldea data de comienzos de los años '90 en Navarro, provincia de Buenos Aires. Fue impulsada por un matrimonio que restauraron unas construcciones de una fábrica láctea que estaban abandonadas y crearon sus propias casas hechas, en su mayoría, de tierra.
Precisó que el interés por esta forma de vida se acrecentó durante la pandemia por coronavirus “donde millones de personas quedaron atrapadas en un departamento y esa desconexión con la naturaleza generó mucha angustia en la sociedad”. Agregó que “el reciente auge de la agroecología, de la producción de alimentos, entre otras cuestiones permiten vivir de esta manera y al mismo tiempo poder estar conectado. Cualquier profesional de cualquier rubro puede vivir en un lugar donde se vive mucho mejor”.
“La agroecología de algún modo propone la posibilidad de rururbanizar de cara a potenciar la capacidad de producción de alimentos y de actividad ecológica o de cuidado ambiental en zonas que hoy prácticamente están abandonadas o fuera del circuito productivo y evitar que se asfalten o se conviertan en barrio cerrados”, aportó Pablo Lumerman, integrante de la mencionada consultora y politólogo especializado en desarrollo local.
Ingouville aclara que el 70 por ciento de las ecoaldeas o villas agroecológicas se destina a usos productivos y a tecnologías limpias que los sustentan; en tanto el 30 por ciento restante se aprovecha para vivienda, equipamiento social y emprendimientos sustentables. “Cada familia tiene su lote, pero hay muchísimo espacio en común porque la idea es compartir espacios productivos y recreativos con otras personas, con otras familias. Se puede compartir desde una biopiscina hasta un salón de fiesta o un anfiteatro. Y a su vez están los emprendimientos productivos, desde un restaurante hasta un espacio de terapias alternativas”, describió.
Basado en ese espíritu colectivo, la construcción de las viviendas también apunta a ese propósito como también al uso de materiales sustentables y biodegradables. Las viviendas son bioclimáticas, ya que aprovechan el calor para calefaccionarse en invierno y mantienen temperaturas agradables en el verano. No están conectadas a la red de energía eléctrica por lo que desarrollan la energía solar.
La participación en lo que respecta a la edificación involucra a las familias que van a habitar la vivienda. “El concepto de ecovilla, de la permacultura apunta al diseño participativo, a saber cómo les gustaría vivir, cuántos hijos tienen y cuántos piensan tener, porque una vivienda no es una cosa quieta, también evoluciona en el tiempo. Y también les permite participar en la edificación a través de las tecnologías de bioconstrucción, con tecnologías que no son tóxicas”.
"Neuquén tiene un potencial enorme para la agroecología"
Para Pablo Lumerman, Neuquén presenta un potencial “enorme” para estas iniciativas agroecológicas porque tiene capacidad fiscal para fomentarlas. “Para formar parte de un tejido promotor de este tipo de iniciativas no sólo hay que armar una villa agroecológica per se sino este tipo de proyectos están buenos por el hábitat y al mismo tiempo activan territorios que están de alguna manera sujetos a la especulación inmobiliaria”, explicó el politólogo magister en desarrollo local.
Señaló que existen varios proyectos y otros que recién se están empezando a organizar. Puso como ejemplo una sociedad de fomento rural de Senillosa conformada por productores que están en una situación de poca capitalización “porque no pueden desarrollar proyectos a escala porque no tienen con qué y aparecería esta alternativa para darle un dinamismo a sus chacras para que éstas devengan en otra cosa asociativa y con una mirada más actual”."
Fuente: Del sitio informativo de Lmneuquén, provincia de Neuquén, República Argentina.
https://www.lmneuquen.com/las-ecoaldeas-una-forma-vida-la-naturaleza-n999801
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