por Rudyard Kipling,
escritor británico nacido en Bombay, (1845-1936)
Por el vado cruzó un día
la corriente una doncella
cuando el sol ya se ponía,
y a besar su mano bella
fue una ola enamorada,
fue y hablóle de esta suerte:
-Quédate, niña, parada,
y aguarda, que soy la Muerte.
-Adonde el amor me invita
voy y no quiero que aguarde;
pez que en el agua se agita,
no espera, si llego tarde.
-Pie ligero, pecho hermoso,
cruza el río de otra suerte,
cruza en barco y con reposo,
mira que yo soy la Muerte.
-Amor me llama y no espero,
que el Desdén nunca se casa...
Mas a su talle ligero
llega ya el agua que pasa.
¡Ah, fiel y hermosa loquilla!...
Ya la onda rueda lejos...
Nunca tocará la orilla...
Sangrientos son sus reflejos...
Rudyard Kipling,
"La foca blanca",
Biblioteca 100x100,
Ediciones Nuevo Siglo S.A.,
Buenos Aires,
año 1997
Vientre de una ola en Hawaii |
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