Las famosas 13 Colonias buscan independizarse de Inglaterra (tercera parte)

Continuamos con estos interesantísimos texto sobre la época de la Declaración de la Independencia de las Colonias de los hoy llamados Estados Unidos de Norteamérica, y compartimos con nuestros lectores la tercera parte. Pertenece al Diario Mercurio de Madrid, del año 1777, en este caso el número correspondiente al mes de diciembre,  y fue digitalizado por la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España. Nos interesa encontrar textos históricos y para ello trabajamos con diarios de la época, con información de primera mano, o lo más cercana posible a los hechos. Pensamos que así también hacemos un aporte al estudio de la Historia, desde nuestro humilde lugar. Esperamos que les guste.

Noticias de la Gran Bretaña
Inglaterra

        "Con extraordinaria impaciencia esperábamos la apertura del Parlamento, para inferir del discurso que pronunciase Su Majestad (Jorge III de Inglaterra e Irlanda) el crédito que debíamos dar a las noticias esparcidas aquí de algunos días a esta parte. Abrióse en efecto el Parlamento el día 20 del pasado (noviembre de 1777), y el discurso de S.M. fue el siguiente.

Milores y Caballeros

        'Me sirve de gran satisfacción poder recurrir a la prudencia y al apoyo de mi Parlamento en las presentes circunstancias en que la sublevación de la América Septentrional exige la más seria atención. Se ha usado fielmente de las facultades que me habéis confiado para extinguir aquella sublevación; y tengo fundados motivos de creer que, mediante la conducta y valor de mis Oficiales, el valor e intrepidez de mis Tropas de mar y tierra, y el auxilio de la Divina Providencia, lograremos los más prósperos sucesos; pero estoy persuadido a que conoceréis la necesidad de prepararse para las operaciones ulteriores que pueden ser indispensables por la vicisitud de la suerte de la guerra, y obstinación de los rebeldes, en cuya consecuencia tomo las medidas necesarias para mantener mis fuerzas de tierra en el pie actual, y si necesitare aumentarlas y tomar nuevas providencias, confío en vuestro celo y patriotismo que me proveerá lo necesario para este fin.
        Las potencias extranjeras en dan repetidas seguridades de sus disposiciones pacíficas, y de las más no se puede dudar. Sin embargo, como en varios Puertos de Europa se continúan sin interrupción los armamentos marítimos, he tenido por necesario aumentar considerablemente mis fuerzas navales, ya sea para mantener mis Reinos en estado respetable de seguridad, o para proteger el comercio de mis Vasallos proporcionalmente a su extensión. En lo demás, así como estoy resuelto a no turbar la paz de Europa, lo estoy también a conservar intacto el honor de la Corona de la Gran Bretaña'.

Señores de la Cámara de los Comunes

        'He mandado que se os presente el estado de los gastos que se han juzgado precisos para el servicio del año próximo. Los diversos objetos de que he hecho mención, exigen inevitablemente subsidios cuantiosos; y ninguna cosa pudiera servirme de consuelo en el sentimiento que me causa la consideración del enorme peso que ocasionarán dichos subsidios a mi Pueblo fiel, sino estuviese plenamente convencido de que son necesarios para la felicidad de mis Reinos'.

Milores y Caballeros

        'Estoy determinado a insistir constantemente en las medidas que hemos tomado para restablecer la subordinación constitucional, que, con la ayuda de Dios, mantendré en todas las partes de mis Estados; y no pondré menos cuidado en aprovechar la primera ocasión favorable de poner término a la efusión de sangre de mis Vasallos, y a las calamidades inseparables de la guerra.
        También espero que aquellos Pueblos seducidos se reducirán a la obediencia que la memoria de la felicidad de que han gozado, y el sentimiento de haberla perdido, y de estar padeciendo bajo el yugo arbitrario de sus tiranos, harán revivir en sus corazones la lealtad debida a su Soberano, y el amor a su Metrópoli; y que me veré en estado, con el concurso y apoyo de mi Parlamento, de poner en práctica lo que siempre miraré como la mayor prosperidad de mi vida y suceso más feliz de mi reinado, que es el restablecimiento de la paz, el orden y la confianza en mis Colonias de América.
        Como este discurso, según queda visto, no anuncia ninguna ventaja real, se tiene por cosa indubitable que todas las decantadas victorias con que se nos ha estado alucinando, no son más que triunfos imaginarios inventados con fines políticos'.
        Luego que el Rey salió del Parlamento se retiraron los Comunes, y el Lord Percy propuso a la Cámara Alta que se presentase a S.M. un memorial dándole gracias del discurso emanado del Trono, y asegurándole al mismo tiempo el sincero deseo que tenía la Cámara de concurrir con S.M. a proseguir vigorosamente la guerra contra las Colonias rebeldes. Al principio se extendió el referido Lord sobre el reconocimiento que se debía a la prudencia y moderación de S.M. y después pasó a deplorar la situación de los Oficiales que había puesto al frente de sus Ejércitos, haciendo observar que si el éxito no había correspondido a sus esperanzas, sólo se debía imputar a circunstancias inopinadas, y fuera de los límites de la más consumada prudencia, y que así no se les debía culpar de negligencia ni de incapacidad. 

        'Sé muy bien, Señores, dijo, que se han juzgado precipitadamente sus operaciones, pero no lo extraño, pues la distancia que nos separa de las Colonias no permite formar juicio de los incidentes de la guerra. Calcular las medidas tomadas por los sucesos que de ellas resulten, es apartarse de los principios de la buena fe, que en todas circunstancias, debe ser la regla de un hombre imparcial y juicioso. Lo que únicamente me consuela en esta parte es ver que S.M., los Ministros y la parte más sana de la Nación, juzgan diversamente que el público. 
        En efecto, basta considerar el gran número de obstáculos que han debido vencer los Oficiales encargados del mando en aquella parte del nuevo Mundo, para conocer que, aunque el éxito no haya correspondido enteramente a los deseos de la Nación, se debe estimar en mucho lo que se ha hecho. Yo me lisonjeo, y creo tener fundado motivo para ello, de que las resultas corresponderán a tan felices principios que justificarán haber sido acertados los medios practicados hasta ahora y que cederán en honor de aquellos a cuya capacidad y prudencia se ha confiado su ejecución. 
        No hay duda que es sensible haber de derramar la sangre de sus semejantes, pero la guerra impone esa necesidad; y sean las que fueren las crueldades que se cometan, son inevitables. No consideremos pues la sangre que se ha vertido, ni la que acaso será preciso verter, sino solamente si la guerra que produce estas calamidades es justa. Sabemos los motivos que han tenido los Americanos para sublevarse, y nadie ignora los medios propuestos para terminar aquella fatal rebelión. Su carácter indomable y tenaz los ha inutilizado, por consiguiente, no nos queda más arbitrio que el de las armas para hacer ver a aquellos Pueblos seducidos, que tenemos derechos supremos sobre ellos, y fuerzas suficientes para reducirles a la obediencia'.
        El Conde Chesterfield apoyó la proposición de Lord Percy, y concluido su discurso, se levantó el Lord Coventry, y habló de este modo: 

        'Siempre he vituperado, y todavía vitupero, los medios violentos empleados contra las Colonias; y siento ver en el día que el éxito confirma lo mismo que yo había previsto. No ignoro que el Cuerpo Legislativo debe ejercer la Soberanía sobre todas las partes del Estado; ¿pero esta soberanía, que debe extenderse a todos los distritos que abraza, no debe tener por objeto sino el robar, desolar y destruir sus mismos distritos? ¿ Puede haber cosa más absurda que decir yo robo, talo, destruyo, porque puedo hacerlo? Fue necedad principiar esta guerra, y el querer hoy continuarla es locura. 
        Acordaos, Señores, que cuando se trató de entablar esta infeliz disputa, os pedí que colocaseis en un mismo punto de vista la Inglaterra y la América, que consideraseis la desproporción que había entre una y otra, y que fijaseis particularmente vuestra atención sobre la extensión de los territorios, reflexionando las respectivas poblaciones, situaciones y climas. 
 Escudo de armas de Jorge III desde 1801
        Desde entonces preví que la América, que se mantiene por su frugalidad e industria, pondría la mira en la independencia, y que la Inglaterra, cuya ociosidad y lujo consumen insensiblemente sus fuerzas, iría decayendo cada día hasta que llegase el de ver la silla del Imperio trasladada a la otra parte del Océano. No por esto se entienda que quiero reconocer la independencia de la América, sino la miro como necesaria. No podéis haber olvidado las ventajas efectivas que hemos sacado de aquella parte del nuevo Mundo, mientras permaneció en una dependencia voluntaria; y era interés del Estado conservarla en la misma, procediendo bien con ella. 
        Si los vínculos que nos unían con la América se hubiesen disuelto por un suceso inopinado, deberíamos haber procurado con la posible diligencia volverlos a unir. Si las pretensiones de las Colonias hubiesen sido tales que nos hiciesen temer un rompimiento inevitable, el interés de la Nación exigía entonces un sacrificio, y hubiéramos debido ser los primeros que proclamásemos a la América independiente. 
        A lo menos, de este modo, nos hubiéramos asegurado la amistad y alianza de un pueblo a quien tiene irritado contra nosotros la conducta altiva y despótica con que la hemos tratado, y a quien debemos mirar ya como un enemigo irreconciliable, por el principio de que nunca, o rara vez se extingue el odio que sucede a la amistad.
        Habiéndome explicado siempre en estos términos, ¿Qué es, Señores, podré decir hoy que todas las medidas tomadas destruyen hasta las apariencias de reconciliación? ¿Hoy que aceleramos, como con designio premeditado, el instante en que debíamos perder nuestras Colonias; y hoy por fin en que nuestro mismo país va caminando precipitadamente a su ruina? 
        Fijad la vista, Señores, en el estado actual de la Gran Bretaña, y en la situación crítica de nuestros negocios en América. Considerad las disposiciones de las Potencias extranjeras, la facilidad que las proporcionamos de hacernos daño, y el interés que tienen en hacérnoslo. Tened presente la incertidumbre de los sucesos militares, y sobre todo las innumerables dificultades que encontraréis en dirigir una guerra cuyo teatro está tan distante, y veréis si la solicitud de S.M. en orden a que le ayudéis a continuar esta guerra, no debe haceros temer las más funestas consecuencias. 
        Abrazad en hora buena el partido violento que os ofrece S. M. o por mejor decir, el partido a que os quieren atraer los que le engañan con la esperanza halagüeña de un éxito absolutamente quimérico. Abrazadlo si queréis; pero en tal caso, estad seguros de que es inevitable nuestra ruina. ¿Más qué razón habrá para que acabemos de perdernos por un capricho insensato? Ciñámonos a nuestras pérdidas actuales, olvidemos ventajas imaginarias, aprovechémonos del tiempo que tenemos para conservar lo que nos queda; y, sin multiplicar los peligros de que nos vemos circundados, llamemos nuestras Escuadras y Ejércitos, y dejemos a la América la independencia a que aspira, y de que seguramente no desistirá. 
        Este es el único medio que concibo puede hacernos levantar de nuestras ruinas, y ponernos en estado de hacer frente a nuestros enemigos. Conforme a estos principios, que he seguido constantemente, nadie pensará que puedo votar a favor de la continuación de una guerra que considero tan ruinosa como extravagante y destructiva; y por lo mismo no me he levantado sino para oponerme a la proposición que el Noble Lord Percy ha hecho a favor del memorial, y a la  cual me opongo formalmente'."

Diario Mercurio, Histórico y Político, “Que contiene el estado presente de la Europa, lo sucedido en las Cortes, los intereses de los Príncipes, y generalmente todo lo más curioso, perteneciente al mes de  Diciembre de 1777, con reflexiones políticas sobre cada Estado”,  en Madrid, en la Imprenta Real de la Gazeta.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vmid=0012208089&page=50&search=independencia+de+las+colonias+de+inglaterra&lang=es

La imagen de portada pertenece al cuadro "The Birth of Old Glory" del artista  Percy Moran.
https://www.loc.gov/item/today-in-history/june-14/?loclr=twloc

La imagen del Rey Jorge III y su escudo real pertenecen al sitio Wikipedia.
https://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_III_del_Reino_Unido

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