Libertad de vientres, los textos de nuestra nacionalidad

Transcribimos este texto del historiador argentino Adolfo Saldías, escrito el 25 de mayo de 1910, con motivo del Centenario de nuestra Revolución de Mayo, y que fuera publicado por la Revista Caras y Caretas, dedicado "a la fecha que hoy solemniza toda la República". Corresponde al Año XIII, Número 607, Buenos Aires, 25 de Mayo de 1910.
El tema que nos convoca es la "libertad de vientres" que estableció la Asamblea General Constituyente del año 1813, cuyo facsímil fuera digitalizado por el Archivo General de la Nación y compartido en las redes sociales. Veamos el análisis que hace el historiador Saldías:

        "La revolución del 12 de octubre de 1812 llevó al gobierno al elemento radical y reformista que hizo la Revolución de Mayo. Afirmados en el gobierno estos hombres esforzados se propusieron quemar las naves en frente de las escuadras de la Península que ocupaban el Plata e interceptaban los ríos Paraná y Uruguay; cuando el ejército realista victorioso marchaba sobre Tucumán y fuerzas numerosas aumentaban el ejército de la plaza de Montevideo. Al efecto convocaron a las provincias a la reunión de un congreso que debía dar la constitución al país. Esta fue la famosa Asamblea General Constituyente del año de 1813, la cual, si no dio  una constitución para ser muy luego rechazada u olvidada como la que dieron los congresos subsiguientes, en cambio sancionó una larga serie de leyes orgánicas iniciales que posteriormente fueron incorporadas a la constitución vigente hoy en la República. 
        De todo ello ha dejado interesantísima memoria en su periódico Redactor de la Asamblea, fray Cayetano Rodríguez, rector jubilado del convento de San Francisco y quien desde el claustro, en la tribuna y en estrofas inspiradas alentó el movimiento revolucionario que operó la emancipación Sud-Americana. Los doctores Bernardo de Monteagudo y Pedro José Agrelo fueron las personalidades salientes de esa memorable Asamblea, por el valor cívico y la elocuencia con que iniciaron e hicieron prevalecer principios de ciencia política que por entonces no practicaban las naciones más civilizadas de Europa imbuidas en los que prevalecieron en la Santa Alianza, y que ilustraron el espíritu, condujeron las miras  y encendieron los nobles estímulos del naciente pueblo argentino.
        Desde luego la Asamblea asumió franca y solemnemente la soberanía de la nación, hecho inicial que dejó oficialmente consignado el voto por la emancipación de la corona de España, cuyos derechos a estos territorios habían caducado; y el nuevo poder ejecutivo actuó en nombre de tal soberanía, en vez de hacerlo en nombre del rey don Fernando VII como hasta entonces. En seguida la Asamblea abolió y mandó bajar de todos los edificios públicos el escudo de armas de los reyes de España, y sancionó el nuevo escudo nacional formado por el gorro frigio en una pica sostenida por dos manos entrelazadas, sobre campo blanco y azul celeste. Y entre el asombro que estas radicales reformas producían, la Asamblea por una serie de leyes que llevaban nueva vida y nuevas luces a los últimos confines del país, abolía las vinculaciones, los mayorazgos, los títulos de nobleza y otros resabios del feudalismo; extinguió todos los recursos ante las autoridades de la metrópoli; modificó fundamentalmente la constitución de la Iglesia Católica en las Provincias Unidas, atribuyendo a los obispos de las mismas toda la plenitud de facultades que les correspondía por derecho, y que los regulares no dependerían en lo sucesivo del Comisario de Indias que residía en Madrid sino del Comisionado que nombraría el Poder Ejecutivo; abolió la inquisición y el tormento, mandando quemar en la plaza los instrumentos de que se servían para consumar esa barbarie; declaró la libertad de vientres, prohibiendo la introducción de nuevos esclavos; sancionó el Himno Nacional que era como el sello épico de la emancipación; ratificó y amplió el decreto sobre libertad de imprenta. Véase, según el doctor Pedro José Agrelo, el origen de la célebre ley de la Asamblea sobre acuñación de nueva moneda de oro y plata; "se quitó la efigie de los reyes de España de la moneda, mandándole acuñar bajo un nuevo tipo patriótico por un decreto eminentemente soberano que me cupo la suerte de redactar y firmar, en el mes de mi presidencia, después de haberlo yo mismo dispuesto, presentado y hecho adoptar por moción mía especial" (1) 
 Facsímil de la declaración de libertad de vientres
de la Asamblea General Constituyente
Archivo General de la Nación 
        Desde el año de 1814 hasta el de 1819 o sea bajo los directorios monarquistas desvinculados políticamente del elemento popular, la prensa periodística, si se exceptúa La Crónica, de Dorrego, permanece estacionaria, contemporizadora, anodina en Buenos Aires, no obstante que a este centro guerrero y legislador comenzaban a  concurrir las influencias benéficas de Inglaterra, de Portugal, de Estados Unidos y de Francia. Fue necesario que se produjese el tremendo sacudimiento del Año XX que dio en tierra con el directorio y el congreso; que el Cabildo y las fracciones federales llenasen la escena política con el clamoreo de sus soberbias intuiciones convertidas después en hechos irrevocables, para que la prensa cobrase proporciones que no fueron superadas en razón de la población, de los recursos y de las prácticas del gobierno propio durante épocas posteriores. Veinticinco periódicos se publicaban en Buenos Aires en los años de 1820 y prinipios del 21; este número aumentó durante los años 1826 a 1828 y alcanzó la mayor cifra en los años de 1831 a 1833, esto es, 49 periódicos. 
        El Buenos Aires de hoy 1910 no ha excedido esta cifra en proporción de sus cuantiosos recursos y de su millón y y medio de habitantes. En cambio, la modestísima imprenta de Niños Expósitos que hizo funcionar Vértiz, por una serie de evoluciones progresistas, ha llegado a crear en esta ciudad colosos cuyos únicos similares se encuentran en Inglaterra y Estados Unidos, y que conducen el pensamiento por más de cien mil hojas diarias. Si bien no se puede afirmar que Vértiz previese este milagro de la civilización, su esforzada iniciativa muestra que gran de virtud les asignaba al poder de la palabra escrita, aunque fuese en sus secretas querellas con el atraso a cuyas conservación concurría el gobierno de quien dependía. Por eso cualquiera de esos grandes conductores del pensamiento celebraría dignamente el Centenario de 1810 erigiendo en su frente un busto en mármol al introductor de la primera imprenta en Buenos Aires". 
Adolfo Saldías
25 de Mayo de 1910
(1) Esta ley de 13 de abril de 1813 establece que la Casa de Moneda de Potosí, bajo la misma ley y peso que tuvo la moneda de oro y plata en los reinados de don Carlos IV y don Fernando VII, esculpa nuevos sellos en el orden siguiente: "La moneda de plata que de aquí en adelante debe acuñarse tendrá, por una parte, el sello  (las armas) de la Asamblea General, con todo el sol que lo encabeza y con un letrero alrededor que diga: PROVINCIAS DEL RÍO DE LA PLATA. En el reverso un sol que ocupe  todo el centro y alrededor la inscripción siguiente: EN UNIÓN Y LIBERTAD".
La moneda de oro era igual a la plata con la diferencia de que al pie de la pica y bajo de las manos que la sujetaban se esculpieron trofeos militares consistentes en dos banderas de cada lado, dos cañones cruzados y un tambor al pie. -Autobiografía del doctor don Pedro José Agrelo. - Redactor del Congreso".
Fuente: Del sitio Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004331103&page=153&search=libertad+de+vientres&lang=es
La imagen de portada pertenece al artista plástico Mauricio Rugendas, representando el interior de un barco de esclavos.  "Johann Moritz Rugendas, más conocido como Mauricio Rugendas (Augsburgo, Alemania, 29 de marzo de 1802-Weilheim an der Teck, Alemania, 29 de mayo de 1858) fue un pintor y dibujante alemán, conocido por sus registros de paisajes y gentes de varios países latinoamericanos en la primera mitad del siglo XIX".
Fuente: Del sitio Wikipedia - Mauricio Rugendas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Mauricio_Rugendas

Las imágenes de las esculturas sobre el tema de la esclavitud pertenecen al artista plástico Kwame Akoto Bamfo, y se encuentran en el Memorial Nacional de Paz y Justicia de Montgomery, Alamaba, EEUU. Fueron publicadas por el sitio de facebook Bellas Artes y Cultura, al cual le agradecemos.

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