La alegría que vuelve de atrás del mar

Tres noches de alegría y castañuelas,  y para terminar, paella. Una velada imperdible que se repite todos los años, y que los connacionales de la Madre Patria disfrutan siempre como si fuera la primera vez. Con la maravillosa actuación de Marita Tuero, el grupo de danzas tradicionales “Lembranzas Da Terra” y la actuación de Horacio Piazzardi, la alegría de España volvió a nuestra localidad. El público cantó y aplaudió. Y comió la paella con gusto…. ¿Faltará mucho para el año que viene’

Pasan los años, y uno hay muchas cosas que ahora sabe. Otras, no. Pero entre las que sabe, sabe que no hubo ni habrá abuela como la mía, que venía de Pontevedra, cerquita, “pasando un puente”, y cantaba todo el día. Cantaba mientras lavaba pesada ropa, cantaba cuando encendía la “cocina económica”, cantaba y no tenía heladera. Cantaba y no dejaba de amasar. Cantaba mientras planchaba, y mientras nos hacía la leche con cascarilla también cantaba. Cantaba “Naveira Do Mar”, y “Pisa Morena”. Cantaba pasodobles y llenaba todo el espacio con su alegría y con su canto. No le faltaban problemas, pero para cada problema ella tenía un canto.  Será como dice el refrán, que “las mujeres verdaderas no cantan canciones tristes”. Tal vez porque la vida, la vida verdadera, es un don y muchas de nuestras abuelas lo entendían así y le rendían culto con su canto, todos los días.

Hoy, muchos tienen muchas cosas, y tal vez sí tengan muchos artículos en su hogar que ella no tenía, pero ya no tienen ningún canto que cantar. Las penas, los problemas económicos, los disgustos, las divisiones familiares, fueron distanciando a la gente y los fueron alejando de los cantos. Hay muchos  artefactos nuevos, pero la alegría se perdió. Somos más complicados, pero somos completamente tristes.

Afortunadamente, al menos para Quilmes, a esa tristeza la derrota la “Noche de España” en la Casa de Arte Doña Rosa. Que no es una sola noche, sino son tres. “Algo Especial Protagonista del Presente” estuvo el sábado 25, en la “Noche de Galicia” y podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la alegría fue unánime y compartida por toda la concurrencia. Y entre gaitas y medianoche, todo el color y la fuerza de la Madre Patria se soltó y todos nos fuimos a casa más que contentos. En el que hoy es un espacio cultural ineludible, como es la Casa de Arte Doña Rosa, tuvimos muñeiras, jotas, maneos, pasodobles, en la maravillosa voz de Marita Tuero, la música de “Lembranzas Da Terra”  y una actuación excelente como es   la del actor Horacio Piazzardi, que emocionó y puso el toque de reflexión, justamente, sobre el paso del tiempo y algunas cosas que hemos perdido.

Y este espectáculo, de “Noche de paella, canto y baile”, tan completo y variado, fue un homenaje a todos aquellos que viajaron en aquellas lejanas épocas buscando un futuro “más allá del mar”.

Así vimos a los músicos de “Lembranzas Da Terra” abrir el espectáculo con el sonido de la gaita, y luego las bailarinas, con sus trajes tradicionales “galegos”, hicieron lo suyo y lo hicieron bien. Imposible sustraerse al ritmo de la muñeira, no lo intente. Esta alegre danza, que fue seguida por el público con palmas, hay que seguirla y seguirla como en las romerías de “allá”, como se define en las casas de abuelos españoles a la misma España. “Allá” es lejos, pero bailando se acerca. Las bailarinas, con sus medias blancas típicas y sus zapatillas de baile acordonadas en los tobillos, nos la traen para nosotros.

Digamos que “Lembranzas Da Terra” es un grupo de música y baile que rescata todos los saberes de los abuelos, y nos regala un estilo de baile de las tradiciones galegas. “Hacemos esta música y estos bailes de haber visto a los abuelos bailar”, nos explican. También habrá, más adelante, maneos con típicos trajes de campo, y más revuelos de polleras, y sones de gaita.

Y se van alternando estas muñeiras y jotas con la impecable actuación de Marita Tuero, quien entonó todos los temas que la platea escuchó con deleite: “Camino Verde”, “Pisa Morena”, “Pasodoble Te quiero”, “Farolero”, “Gitanita Leré Leré”, y cantamos todos juntos, y aplaudimos con fuerza, admirados de su voz, como ya dijimos, maravillosa y su presencia tan bien plantada sobre el escenario.

Vuelve “Lembranzas”, que ahora hará música con un sartén y una lata de pimentón de las que las abuelas tenían para condimentar prácticamente todas las comidas. Los músicos nos cuentan que en el campo se hacía música prácticamente con cualquier elemento, sean instrumentos de labranza o de cocina, o bien caracoles, “ya que el gaitero se contrataba para las romerías”. Llega una muñeira de Ourense, una jota galega, y que siga la música. Que el sonido de la gaita nos hace reverberar las células galegas del cuerpo, y se nos van los pies casi como se nos van las manos para aplaudir.

Llegará luego el monólogo de Horacio Piazzardi, tan emotivo y cierto, llamado “Esperando al de la Coca”, en referencia al repartidor de la gaseosa que retirará, por última vez, los cajones que tantas y tantas veces subieron y bajaron del camión del reparto. Hoy iniciarán el viaje final, y los motivos los podremos conocer una vez que escuchemos el texto que con tanto sentimiento ha escrito Gustavo Castignola. La historia se remonta al padre , que funda un  almacén que fue centro comercial y lugar obligado de la vida cotidiana del barrio, y que el nombre de “La Esperanza” no lo lleva en vano. Pero los años pasan, pasa la Argentina, y hoy los cajones se van para no volver. Impresionante la actuación de Piazzardi, a quien ya habíamos conocido en “Jaque a la Reina” como un impecable Primer Ministro muy difícil de olvidar. Con este monólogo sucederá lo mismo.

Vuelve Marita a emocionarnos con “El Abuelo”, la hermosa canción de Alberto Cortés, y con “Un Canto a Galicia”, que popularizara Julio Iglesias. Pero la concurrencia pedía “Rianxeira”, y la tuvo, claro que después de “Naveira Do Mar”.

Y hubo un emotivo recuerdo para todos los inmigrantes, en la presencia de Tomás González Rodríguez, quien llegó al país en el año 1951 y tenía mucho para contar. Desde ya que lo hace en su programa de radio de los sábados en AM 1140, desde las 13 horas. Le pasamos el avisito, y de paso les decimos el nombre. ¿Cómo se llama? ¿Qué le parece “Galicia Terra Nossa”?

Y para finalizar, todos al patio a comer la exquisita paella que el maestro paellero ya tenía preparada. En fin, gaitas, castañuelas, panderos, pañoletas y zapatillas de baile, sartenes y paelleras. La alegría volvió de más allá del mar, sólo era cuestión de “pasar el puente”.

Y nos preguntamos: ¿Qué más se necesita para estar alegre?.

Por Adriana Sylvia Narvaja
Para “Algo Especial Protagonista del Presente”.

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