Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola,
tristes de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares,
gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.
El hombre quiere ser pez y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.
No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Del artista plástico Mirko Hanák (Czech 1921-1971) |
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas de la noche.
Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquista sin par de la casa,
insignia
indolente del reino
de los cielos,
el sigiloso vino
de la noche
en tu merodeo
discretísimo pasa
entre las sombras y a ti solamente
se te oyen los pasos
que sin huella golpean
el suelo desierto.
Eres dueño del
mundo,
secreto
y abundante,
como en el garaje
disminuido de un coche
tremenda máquina sigilosa
rueda,
rueda
el gato,
patrón de la casa,
empequeñecido por el espacio
de la naturaleza,
lleno de marinos antepasados,
tal vez hay
un marino
en su pecho
vuelto a la tierra firme
del sueño,
que vuelve
a soñar la fuga de un mundo
triste donde nunca
más vivirá.
Fuente: Del sitio del facebook de Esperanza Jover Marcoa.
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