En 1926, Agatha Christie se encontraba al borde de la desesperación. A los treinta y cinco años, lidiaba con el profundo dolor de perder a su adorada madre, un golpe emocional que pronto se vio agravado por la devastadora revelación de que su esposo, Archie Christie, se había enamorado de otra mujer y buscaba el divorcio. El doble impacto sumió a Agatha en una profunda depresión, haciéndole sentir como si lo mejor de la vida se le hubiera escapado. Lo único que la mantenía a flote de sus más oscuros pensamientos era su hija de siete años, Rosalind, cuya presencia era un faro de esperanza.
Agatha Miller había sido un talento prodigioso desde una edad temprana. Nacida en una acomodada familia inglesa en 1890, aprendió a leer por sí misma a los cuatro años, un indicio del extraordinario futuro que le esperaba. A los veintidós años, conoció y se casó con Archie Christie, un apuesto piloto, en la Nochebuena de 1914. Su matrimonio resistió las pruebas de la Primera Guerra Mundial, y finalmente se establecieron en Londres, donde nació su hija Rosalind en 1919. Para el momento en que su matrimonio comenzó a desmoronarse, Agatha ya se había hecho un nombre con cinco exitosas novelas policiacas, aunque difícilmente podría haber predicho el inmenso éxito que le aguardaba.
A medida que salía lentamente de la sombra de su fallido matrimonio, Agatha encontró consuelo en la escritura y buscó nuevas experiencias para reanimar su espíritu. Un viaje en el Expreso de Oriente levantó su ánimo, pero fue una invitación a una excavación arqueológica en Irak en 1930 lo que cambiaría su vida para siempre. Allí conoció a Max Mallowan, un distinguido arqueólogo trece años más joven que ella. Su amor floreció y se casaron más tarde ese mismo año. Este nuevo capítulo marcó el comienzo de una alegre y duradera asociación que se prolongaría hasta la muerte de Agatha.
El año 1926, que alguna vez pareció el fin del mundo de Agatha Christie, resultó ser solo el comienzo. En las décadas siguientes, alcanzaría un éxito sin precedentes. Sus novelas cautivaron a lectores de todo el mundo, convirtiéndola en la autora más querida de la Tierra con más de 70 superventas y la creadora de la obra de teatro con la trayectoria más larga de la historia. Su segundo matrimonio con Max Mallowan fue una fuente de gran felicidad, y ambos recibieron honores por sus contribuciones a sus respectivos campos: Max fue nombrado caballero en 1968, y Agatha fue nombrada Dama del Imperio Británico en 1971.
Agatha Mary Clarissa Miller Christie Mallowan falleció el 12 de enero de 1976, a la edad de 85 años. Con más de dos mil millones de copias vendidas, se erige como la novelista más exitosa de la historia, dejando un legado que es un testimonio de una vida redefinida por la resiliencia y la brillantez literaria.
Fuente: Del sitio de facebook de Edi Libedinsky.
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