La libertad

por Raúl González Tuñón
poeta argentino (1905-1974)
I

De pronto entró la Libertad.

La Libertad no tiene nombre,
no tiene estatua ni parientes.
La Libertad es feroz.
La Libertad es delicada.

La Libertad es simplemente
la Libertad.

Ella se alimenta de muertos.
Los Héroes cayeron por Ella.
Sin angustia no hay Libertad,
sin alegría tampoco.
Entre ambas la Libertad
es el armonioso equilibrio.

Nosotros tenemos vergüenza,
la Libertad no la tiene,
la Libertad anda desnuda.
(Y el señor Jesucristo dijo
que el reino de Dios vendrá
cuando andemos de nuevo desnudos
y no tengamos vergüenza.)

Hermanos, nosotros sabemos,
pero la Libertad no sabe.
II

Hay que ser piedra o pura flor o agua,
conocer el secreto violeta de la pólvora,
haber visto morir delante del relámpago,
conocer la importancia del ajo y el espliego,
haber andado al sol, bajo la lluvia, al frío,
haber visto a un soldado con el fusil ardiente,
cantando, sin embargo, la Libertad querida.

Viva el amor, la vida poderosa,
la muerte creadora de olores penetrantes
y eso porque uno muere y resucita,
la luz sobre los techos de la aurora,
sobre las torres del petróleo,
sobre las azoteas de las parvas,
sobre los mástiles del queso y el vino,
sobre las pirámides del cuero y el pan,
la gente retornando,
una ventana con la bandera en familiar bordado
y la exacta ambulancia, con heridos,
cantando, sin embargo, la Libertad querida.

Hay que ser como el puente necesario,
natural como el lirio, como el toro,
saber llegar al fondo del silencio,
al subsuelo del brote y a la raíz del grito,
hay que haber conocido el miedo y el valor,
haber visto una mano que agita una linterna
de noche, hacia el distante nido de metralla,
hay que haber visto a un muerto cicatrizado y solo
cantando, sin embargo, la Libertad querida.
III

De pronto entró la Libertad.

Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.

De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.

Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.
De pronto entró la Libertad
con una espada en la mano.

Estábamos todos dormidos,
estábamos todos despiertos
y andaban el amor y el odio
más allá de las calaveras.

De pronto entró la Libertad,
no traía nada en la mano.

La Libertad cerró el puño.
¡Ay! Entonces...
Raúl González Tuñón
del libro "La Muerte en Madrid"
Biografía de Raúl González Tuñón
Raúl González Tuñón fue un poeta y periodista nacido en Buenos Aires, Argentina, en el año 1905 y fallecido en 1974. Como escritor, su nombre está íntimamente ligado a la vanguardia de la década del 20. Una de sus facetas prominentes, además de la producción literaria, fue su gusto por viajar y conocer el mundo; residió y trabajó en diversos países del continente europeo, donde también se acercó a grandes personalidades de la literatura, como César Vallejo y Miguel Hernández, entre otros importantes literatos. Con respecto al periodismo, se conoce que colaboró con un periódico denominado Crítica, caracterizado por fusionar una tendencia claramente amarillista con un grupo de redactores de la talla de Borges, y también en Clarín, desempeñando los puestos de crítico de arte y de cronista de viajes. Durante los años 30, vivió un tiempo en Chile, donde compartió vivienda con Pablo Neruda y su mujer; ambos escritores se expresaron abiertamente contra el fascismo y a favor de la promoción de la cultura.

Su obra poética comprende tres decenas de poemarios, entre los que se encuentran "Las puertas de fuego", "La rosa blindada" y "El caballo muerto". Con un título que ciertamente tiene mucho para decir, su poema "De pronto entró la Libertad" encabeza nuestra selección de su obra.
Fuente: Del sitio Poemas del Alma - Raúl González Tuñón.

La foto del poeta pertenece al blog El Placard

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