Apuestas, o jugar a la carta más alta

“-Porque estoy completamente convencido de que, 
en cuanto empiece a jugar por mi cuenta,
ganaré de seguro – dije. 
- ¿Por qué está tan convencido?-preguntó Polina.
-Si quiere que le diga la verdad, no lo sé. Lo único que sé 
es que necesito ganar, que ésta también
es mi única salida. Acaso por eso se me figura
que debo ganar forzosamente- le respondí.
-O sea que también usted tiene muchísima 
necesidad, dado que está tan fanáticamente convencido- dijo ella
Fedor Dostoievsky,
escritor ruso (1821-1881)
del libro“El jugador”
        No juegue, amigo lector, si no puede resignarse a perder. Es la máxima de todos los jugadores, de esa gran adicción que es el juego y cuánto más, las apuestas. Pero apostar se apuesta siempre, a cada paso de nuestra vida. Lo importante es a qué apostamos.
        Es el tema de la puesta en escena, como estreno, de la obra “Apuestas” que disfrutamos el pasado 22 de diciembre, en la Sociedad Coral Italiana Giuseppe Verdi  de Villa Crámer, de la que hablamos hace muy poquitos días. En esta oportunidad, y bajo la amenaza de una posible tormenta que se preparaba para volarlo todo, se presentaron dos obras, dirigidas por la Profesora de Teatro  Natalia Hermoso y sonido a cargo de Carlos Fazio. Por las ventanas, los rayos iluminaban el cielo, y acompañaban con su luz el drama que se vivía sobre el escenario, muy bien montado y completo, bien armonizado con un buen aprovechamiento del espacio. Y en este espacio se mueven las luces y la música, muy adecuadas para las dos obras.
Dos amigos juegan a las cartas mientras esperan las cenizas de su amigo 
        En las tablas encontramos a los actores María Caronzo, Adriana Togneri, Matías del Valle, Pablo Franganillo y Mónica Fernández, estupendos todos en sus papeles. Las obras: “Apuestas” la primera, del autor Jorge Guerberof, y “El Anillo”, la segunda, de Adriana Genta. ¿Pero por qué empezamos nuestra nota diciendo que todos apostamos a algo? ¿A qué juegan estos actores, a qué apuestan?
        Vamos por partes. En “Apuestas” se apuesta, y se apuesta fuerte. Dos amigos se encuentran en una poco envidiable situación: deben esperar que cremen a su amigo Aníbal, y llegan en mal momento, porque la empleada no está muy convencida de atenderlos, ya que ellos no trajeron la autorización firmada por el hoy difunto para realizar tal operación. Tres amigos fueron en su vida, serán tres, también, a la hora de la muerte. Pero cuando entre los amigos se cuela una mujer, tal vez los tres ya no lo sean.
Un cuarteto que se lució en la Sociedad Coral Italiana Giuseppe Verdi de Villa Crámer, Bernal 
        Finalmente, mediante el pago de un dinero, la empleada accede, y Aníbal regresa en una urna donde descansará para siempre. Pero los demás, los vivos, no descansarán. Mientras esperan, juegan a distintos juegos, y también a “la carta más alta”. Y la carta más alta será la verdad: Ángela no había engañado a su esposo con Aníbal, como él creía.  Ángela siempre lo había amado a él,  al esposo que nunca había peleado por ella. Apostaron todos al amor, pero la mentira pudo más, durante años. Y recién ahora verán quién ganó y quién perdió en este juego. El amigo ya no lo será: la verdad nos aleja de aquellos a los que queremos. “Siempre apostando, vos”, le dice su amigo, “no es lugar ni momento para apuestas”. “Sí o sí tenía que apostar” le responde el esposo abandonado, “yo quería ganas y ganar”.  Pero no es él quien ganará.
        Muy buen trabajo de Matías del Valle y Pablo Franganillo, en la piel de los dos amigos divididos por la verdad, que como los resultados de la ruleta, se imponen por sí mismos. Y no hay a quién quejarse… Muy bien también María Caronzo, en la piel de Chicha,decidida a no dejarse llevar por la tristeza de su trabajo: si la Muerte es Muerte, la Vida sigue siendo Vida. Y no queda más que vivirla, a como dé lugar.
Junto a la Directora Natalia Hermoso, todos recibieron merecidos aplausos 
        También encontraremos a María Caronzo en la obra siguiente, “El Anillo”, donde una amiga de fuerte carácter, Marga, estupenda Adriana Togneri, se impone sobre la pobre Carmina, su amiga, apocada y sumisa. Ambas se ven obligadas a salir de una fiesta, ya que Carmina no se sentía bien. Su amiga se lo reprocha, y con el correr de los minutos, la hostigará y humillará. La acusará de no ser suficientemente “amable”: “sensual y provocativa tendrías que ser”. Y le ofrece, a modo de amistad, compartir lo que en la casa hay: “lo que es mío es tuyo, es como antes”. Pero  Carmina le responde que no, que nada es como antes, ya que en el país “hubo quilombos, hubo guerras” y nadie vuelve a la juventud, a la inocencia,  y en el caso de ella, y por voluntad propia, al amor.
        “Yo no tengo el espíritu tuyo” dice la apocada amiga, mientras Marga le espeta: “¡Vos no tenés espíritu!”. Pero pronto la situación se revertirá. Carmina va tomando fuerzas y a su vez le dice verdades que Marga no puede soportar, y que la obligan a derrumbarse como un ídolo con pies de barro. Chicha apuesta a la verdad, y al fin, triunfa a su manera, quizá no en la vida, quizá no en el amor. Pero sí frente a la hipocresía y la frivolidad. No es poco.
Palabras de agradecimiento de Natalia Hermoso 
        Por eso preguntábamos, amigo lector, a quién deberemos apostar. A quién apuesta usted, por ejemplo. Porque muchas veces tenemos esa "necesidad de ganar" de la que habla Dostoievsky, sobre todo cuando hemos sido humillados, cuando nos vimos reducidos a la nada, como el personaje de "El Jugador".  Y de ahí, de esa nada que somos, de ese nadie que somos, queremos ganar, a como dé lugar. Si la Vida no nos da revancha, la buscaremos por nosotros mismos.  Tratamos entonces de imponernos sobre el otro. Nos va la vida en ello.
        Finalmente, concluimos que mejor apostar a la verdad, al amor sincero, que la mejor apuesta que podemos hacer. La vanidad y la mentira se caerán por sí solas, como todas las cartas frente a la carta más alta, como todo el castillo de naipes que tantas veces construimos en nuestras vidas.
        ¿Nos engañan o nos engañamos a nosotros mismos? ¿Podremos acusar a alguien mientras el castillo de cartas se mantiene erguido, y escuchamos lo que queremos escuchar?
        Felicitaciones, entonces, a esta puesta de la Directora Natalia Hermoso, y a la Sociedad Coral Italiana Verdi, y más que nada, felicitaciones por apostar a lo que tanto vale: el teatro.
        Que es la mejor forma de apostar a la verdad.
El actor y Profesor de Danza Folklórica Matías del Valle junto a la periodista Adriana Sylvia Narvaja 
Las fotos pertenecen a Adriana Sylvia Narvaja, periodista y docente de Quilmes, para el blog "Algo Especial Protagonista del Presente". 
Las fotos de los afiches pertenecen a la producción de la obra, a cargo de la Directora Natalia Hermoso.
Gracias a la Sociedad Coral Italiana Giuseppe Verdi de Villa Crámer, Bernal.
https://www.facebook.com/Sociedad-Coral-Italiana-Giuseppe-Verdi-360949744254163/

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