Los orígenes de mi pueblo, los gauchos

        Investigando en la Biblioteca Digital Universal, la famosa WDL que siempre consultamos en la búsqueda de información sobre temas que puedan interesarnos e interesar a nuestros lectores, encontramos estas tres fotos que muestran las costumbres de nuestro pueblo en sus orígenes, muchas de las cuales se practican en la actualidad, tanto en la gastronomía (como el asado) como en los bailes folklóricos y música autóctona.
        En la primera, “Asado gauchesco al aire libre”, vemos un gaucho vestido con traje tradicional cocinando carne en un asador casero. El sitio nos explica que “Gaucho es un término usado para denominar a los descendientes de los primeros colonos españoles que, tradicionalmente, llevaban una vida semi-nómada en las pampas sudamericanas”. En realidad, no se conoce con exactitud de qué palabra deriva el término “gaucho”, pero se cree que está relacionado con “guacho”, o como lo diríamos hoy, “huérfano”.
        ¿Por qué tan triste mención? La historia es larga, y se remonta a la época de la Conquista de América. Recordemos que hacia América del Norte se desplazaron familias completas, pero a América del Sur llegaron, mayoritariamente, hombres solos, que en muchos casos formaron pareja con mujeres originarias americanas. Algunos volvieron a su hogar, donde tenían a su familia constituida. En España, su esposa siempre iba a ser legalmente reconocida, ya que el matrimonio se había realizado por intermedio de la Iglesia Católica. Sus hijos, obviamente, nacidos dentro del matrimonio, también serían reconocidos. Y serían declarados herederos de los bienes del padre, a la muerte de éste.
        En cambio, los niños nacidos de “parejas naturales” no tenían identidad, eran considerados (hasta hace pocas décadas), simplemente, bastardos. No recibirían nada, y nada tendrían. Las parejas de españoles con mujeres originarias no podían formalizarse, ya que ellas no eran cristianas. La única que pudo hacerlo, fue, justamente, Pocahontas, la princesa, quien se bautizó y pudo contraer matrimonio y no con John Smith. Los niños  no reconocidos por su padre eran huérfanos, “guachos”, de donde provendría el término “gaucho”.

Una rica herencia para los americanos
        Pero Dios no abandona jamás, y su herencia fue y sigue siendo preciosa, aunque no fuera en "contante y sonante"... Por el lado del padre, el criollo heredó el lenguaje, que nos permite a todos los americanos entendernos y comprendernos entre todos los pueblos, desde Río Grande hasta Tierra del Fuego. Por el otro, heredó una fe profunda que no retrocede nunca y no se deja vencer, para afrontar los difíciles problemas que los americanos sufrimos día tras día, tanto económicos, políticos, sociales, educativos, etc. Y además, y a pesar de todo, heredó una forma de dignidad, venida del padre que fue Caballero y peleó en las guerras contra los moros, y que cruzó el inmenso mar, y que no estaba dispuesto a retroceder. No es poco.
        También recibió la herencia de su madre, el amor a la tierra, a la libertad, a los grandes espacios abiertos, a la idea de comunidad. Recibió nuestro gauchito el amor al caballo y a los animales de la Tierra, del cual se considera parte. De una Pachamama que nos permite compartir lo que hay entre todos. Y que no le falte nada a nadie. Heredó la fortaleza física, la adaptación a este ambiente, a los distintos climas, a los trabajos del campo sin alambrados. Y el mejor de los sueños: galopar, galopar hasta el horizonte. Hasta donde el “pingo” nos lleve. Beberse los vientos galopando. Absorber toda la luz del sol galopando. Irse siempre para volver siempre. Porque el llamado de la Tierra es muy fuerte, tanto como el llamado del fogón y del hogar.

El temor de Dios y la palabra empeñada
        Estas dos herencias se amalgamaron en el gaucho. Y se suma una más, decisiva, que es el temor de Dios. No nos olvidemos que nuestro Conquistador venía de una España aún medieval, cargada de temores al Demonio y de amenazas de encontrarlo en todas partes. De Satán, “que siempre quiere apoderarse de nuestras almas”. De los terrores del infierno en el que los pecadores caerían. Y viene a cuento que el Diablo salía de los pozos, de los aljibes, de las grietas del suelo, temor que compartían con los pueblos originarios, que también temían la aparición de fuerzas negativas o “dioses enemigos” que saldrían de estas cavernas. Ese temor reverencial lo leemos en las historias de gauchos que nunca dejaban de llevar su rosario, o bien su escapulario, que seguramente su madre, ahora creyente, le habría regalado como forma de protección. Una espiritualidad que se fue haciendo más profunda con el paso del tiempo…
        Una historia similar a la que estamos narrando es la de la novela “Don Segundo Sombra”, donde el joven Fabián Cáceres convive con los gauchos reseros, los que llevan a los animales desde las estancias a otros terrenos, o que han sido vendidos. Cáceres no es reconocido por su padre, pero al morir éste, hereda sus bienes como único hijo que es. Mientras tanto, ha aprendido con Don Segundo “el más macho de los oficios”, que es el de resero. Llueva, truene, haga un calor de los mil diablos, allí los reseros deben continuar días y días sobre el caballo, para cumplir el trabajo. Y nadie se desdice de la palabra empeñada, si es un gaucho verdadero.
        Su padre Caballero no era vasallo de nadie. El trabajo que importa, es el que se hace a caballo: cazar, guerrear, obtener trofeos en las justas medievales. Los "villanos", o sea los campesinos, van a pie. Él, jamás. La huerta y otros menesteres son trabajos de campesinos, o de mujeres. Él está para otra cosa. No depende de nadie. Ya lo dice el dicho castellano: "Por sobre el Caballero, sólo el Rey". Es decir, sólo se paga tributo al Rey, no hay otro Señor. Y su palabra vale.
        Es otra de las características del hombre de aquí: tener palabra. Ser un hombre de palabra. Hoy pareciera ser que esa condición pasó de moda, pero yo creo que, en el fondo del alma americana, hay un gaucho valiente y solidario que jamás, pero jamás, da un paso atrás.
"Asado gauchesco al aire libre", foto de la WDL 
 Sobre la foto “Asado gauchesco al aire libre”, de 1968  
        Esta fotografía muestra un gaucho vestido con traje tradicional cocinando carne en un asador casero.. La fotografía pertenece a la colección de la Biblioteca Conmemorativa de Colón de la Organización de Estados Americanos (OEA), que incluye 45.000 fotografías ilustrativas de la vida y cultura en las Américas. Muchas de las fotografías fueron tomadas por importantes fotógrafos en misiones de la OEA en los países miembros.
        La OEA se estableció en abril de 1948 por 21 naciones del hemisferio occidental, que adoptaron una carta reafirmando su compromiso con objetivos comunes y el respeto por la soberanía de los demás. Desde entonces, la OEA se ha expandido para incluir a las naciones de habla inglesa del Caribe y a Canadá. La predecesora de la OEA fue la Unión Panamericana, fundada en 1910, que a su vez había surgido de la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, establecida en la Primera Conferencia Internacional de los Estados Americanos en 1889-90.
"Gaucho tomando mate", foto de la WDL 
 Sobre la foto “Gaucho tomando mate” Año 1950
        Una costumbre, una tradición, un vicio. El mate fue catalogado de las más variadas formas, como compañero fiel, como confesor entre amigos, como unidad en la pareja, como símbolo de unión y amistad. Dicen que los pueblos guaraníes lo tomaban frío y con limón, a la manera del “tereré”. Y que fueron los jesuitas de San Ignacio, Misiones, que decidieron cambiarlo: a tomarlo caliente y con azúcar, que es como lo tomamos nosotros en la actualidad. Algo similar a lo que en México pasó con el chocolate, que los aztecas tomaban con sal, y los conquistadores lo cambiaron a dulce. Los tiempos cambian, las costumbres se mixturan… Nosotros aprovechamos hoy esa dulce herencia matera, que refleja esta foto del año 1950.
"Bailando Zamba, Argentina" 
Sobre la foto “Bailando Zamba, Argentina”,  año 1978
        Esta fotografía muestra una pareja en trajes tradicionales y bailando la zamba, una de las formas de danza más populares de Argentina. La danza se originó en el Perú en el género criollo conocido como el zamacueca, que fue adoptado en Chile como la cueca. La zamba es un baile lento en tres cuartos de tiempo que suena principalmente en guitarra y en bombo legüero (el bombo de los pueblos indígenas argentinos). La fotografía pertenece a la colección de la Biblioteca Conmemorativa de Colón de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Fotos de gauchos, del sitio WDL.org 
https://www.wdl.org/es/item/2664/#institution=columbus-memorial-library-organization-of-american-states

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