Educar, una tarea de largo aliento

        Mucho se habla de educar, en una época como ésta, en donde lo que menos hay es educación. Cuando tenemos a nuestro alcance tantas posibilidades, tanta información, tanta tecnología, educar parece casi una misión imposible.
        Y es que se confunde “educar” con “informar”. Entonces muchos dicen: “¿para qué está la educación, si hoy tenemos la información en la Web y al alcance de la mano?”. Confunden. Confunden una acción plena y absolutamente humana, como es educar, y su correlativa aprender, con un simple intercambio de información. Como si fuera simplemente mandar un mail con datos o con adjuntos. Educar es otra cosa.
        Pero como esa “otra cosa” hay pocos que la quieren llevar a cabo, mientras a su vez hay más alumnos que nunca, pero no quieren aprender, se pierde la noción de “educar”. Los alumnos no quieren educarse, quieren simplemente un título que los habilite para trabajar, sin entender que si no aprenden, de poco les servirá un rectángulo de cartón que en realidad no certifica nada. Hoy en la Argentina el nivel de educación ha caído tanto, que prácticamente se sale de la escuela sin saber ni leer ni escribir correctamente. Y de los demás conocimientos ni hablemos…
        Los profesores luchan como pueden, en medio de directivas contradictorias que al fin resuelven de acuerdo con su leal saber y entender. Como dice el chiste, aplican las normas ISO: "Hizo… lo que pudo". Y así, califican como pueden, e intentan sobrevivir a un sistema rígido, anacrónico, que está siendo superado por los cambios de la Historia, mientras la educación bien entendida se supone que comienza en la casa (y lo peor es que no comienza… nunca).
        Frente al desaliento que la actualidad provoca, bien vale recomendar una película que nos haga recordar, y no nos permita olvidar, porqué enseñamos lo que enseñamos. Y esta película, bellísima por cierto, es “Les Choristes”, o como se tradujo en español, “Los chicos del coro”.
Estupenda actuación de Gérard Jugnot como El Profesor Mathieu
        En ella, un docente que se hallaba desocupado luego de finalizada la terrible Segunda Guerra Mundial, consigue una ocupación. Corre el año 1948, y muchos niños quedaron huérfanos o a cargo de uno solo de sus padres, que se ve obligados a afrontar las dificultades económicas de la posguerra francesa. Y de allí que muchos sean destinados a este Internado de Menores, que, cual Reformatorio, intenta “educar” por vía del autoritarismo y de la violencia física. La idea es que con estos chicos “poco se puede hacer”, y se actúa en consecuencia.
        Así, Clément Mathieu (magistralmente interpretado por Gérard Jugnot), ingresa como vigilante, y no entiende bien porqué su antecesor, literalmente, “escapa” de su función.
        Pronto verá porqué. El Director Rachin (François Berléand) intenta disciplinar por medio de la fuerza a sus díscolos discípulos, niños sin amor que viven sin sus padres ni familia, en medio de un sitio anónimo, ignorado por todos, en los que se considera “per se” que ellos…. simplemente no tienen ningún futuro. Sobre el final veremos que el mismo Director odiaba su tarea, mientras que la suerte del profesor Mathieu cambia radicalmente también sobre el final, que no anticiparemos.
         Dirigida por Cristophe Barratier, y estrenada en el año 2004,  con un final que no esperábamos y que nos hizo llorar, vimos cómo florece la tarea del profesor con la creación de un coro (¿un coro en semejante lugar?) que hará las delicias de todos, y cambiará más de un destino.
        Y allí volvemos a la tarea del profesor. Muchos docentes no comprenden que su función es justamente esa: cambiar destinos, apreciar la inteligencia de sus alumnos, cambiar las ideas negativas por positivas, buscar la manera de abrir ventanitas incluso cuando sólo encuentre paredes selladas. Mathieu nos demuestra que se puede (con enormes dosis de paciencia y perseverancia) cambiar la rigidez de una institución y brindar amor aún allí donde sólo hay violencia.
Enorme actuación de Francois Berléand como el Director Rachid
        Claro que la educación verdadera es una tarea de fe. Y si por fe entendemos “la garantía de lo que se espera, la prueba de lo que no se ve” (Heb 11, 1), nada más aplicable a la educación, ya que el profesor da palabras que no sabe cómo repercutirán en la mente de sus niños, cómo influirá en sus vidas, que probablemente no verá, o no llegará a ver. El profesor actúa hoy, pensando en el mañana que no verá. O quizá sí, después de mucho tiempo, como se ve en “Los coristas”, alguien lo recordará con alegría, o con amor, o con agradecimiento. Pero él no lo sabrá…
        Pero de todos modos, él dará de sí lo mejor. Intentará sobreponerse a todos los obstáculos, ponerse de pie frente al descreimiento y al desinterés de los alumnos, directivos, padres, para transmitir una idea que debe ser rectora en nuestra profesión: “el alumno vale más, mi tarea vale más”. Hay que decirle al alumno que Dios lo ama, y que lo ayudará a buscar una vida que sea buena y satisfactoria para él. Y aunque hoy no escuche, sabremos que esa palabra, esa semilla, valdrá por sí misma y florecerá cuando llegue el momento.
        No importa cuál sea la materia, será cuestión de hacer sentir bien al alumno, hacerle sentir que puede, que su opinión es importante, pero a la vez debe respetar tanto la autoridad como las reglas. Y si hay que cambiarlas, saber que se pueden plantear los cambios con el diálogo necesario con los directivos, con los padres, con su entorno. Haremos de él un buen ciudadano, siempre que le enseñemos a respetar al profesor y a sus compañeros, y tengamos la suficiente paciencia y dedicación, como el profesor Mathieu, para darle a un ser humano lo que el ser humano necesita: amor y aprobación.
        Hay que ver “Los coristas”. Para los profesores, es de visión imprescindible, para recuperar ese viejo amor, esa vocación que es una llamita que se  reduce, pero sólo un poco.
        Porque el amor, porque la fe, porque la vocación, no se terminan jamás.

El inolvidable Pepinot
La foto de portada corresponde al afiche de la película:
https://www.youtube.com/watch?v=zbSMg_wLU9M
La foto del profesor Mathieu y la del Director Rachin corresponde al sitio Veladas Paquetas:
https://veladaspaquetas.wordpress.com/2013/11/29/los-coristas-2004/
La foto del profesor Mathieu dirigiendo a su coro pertenece al sitio Imágenes y Frases para Facebook:
 http://imagenesyfrasesparafacebook.com/wp-content/uploads/2014/01/1479540_673630929323947_1543227968_n.jpg
Foto del inolvidable Pepinot, que nos hizo emocionar tanto - Del sitio Pinterest:
https://es.pinterest.com/pin/398076054532727623/

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