Oh Capitán, mi capitán!!
Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo que entre vítores,
con la mirada sigue la nao soberana.
Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
cómo los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?
Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.
Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.
Es probable que haya una secreta conexión entre soñar y navegar. Quizá nacer sea una forma de partir en un viaje azaroso, un viaje de vida cuyo destino final (y el momento del arribo) se desconoce. Morir también, a su manera, es otra forma de emprender otro viaje, un viaje diferente. Quién sabe...
Y es probable que navegar se le parezca. Partir, dejar atrás lo conocido, los familiares que saludan, los que lloran nuestro alejamiento, sea parte inescindible de un sueño que implica alejarnos de lo que conocemos. Y poner proa a todo aquello que queremos ver, queremos tocar, queremos conocer. Y que está tan lejos...
Un barco a punto de zarpar para descubrir Europa |
Y por eso el Grupo Arteatro de Quilmes presentó la última función de este año de “Dos navegantes tras el mascarón de proa”, del dramaturgo Rafael Bruza, en nuestro querido teatro Polaridades de Quilmes Oeste, con la Dirección de Alejandro Casagrande, y en la piel de Héctor Varveri, Patricia Santi y Jorge Graffigna, a quienes seguimos en su periplo dramático llenos de emoción y de admiración por el trabajo de este grupo que suscita tantos sentimientos y tantas vivencias profundas. Pero vayamos a la obra, no nos perdamos en este proceloso mar.
Un navegante, Carlos Méndez Colono (Jorge Graffigna) quiere conquistar Europa, es decir, realizar la hazaña de Colón pero al revés. Piensa llevar alimentos para mostrar a los Reyes Católicos, y pisar firmemente suelo español para llevar nuestra cultura y marcar un profundo hito histórico como su heroico “antepasado”.
Un segundo navegante, que lee en el diario el aviso donde se busca un acompañante para este viaje singular, es Leonardo Mendizábal (Héctor Varveri). Viene desde su Colombia natal buscando cumplir su promesa a la Virgen de Guadalupe y podría cumplirla... si encontrara a la mencionada Virgen, lo cual recién consigue hacer en la ciudad de Santa Fe de la República Argentina.
Los excelentes actores Patricia Santi y Héctor Varveri, galardonado con el Premio al Mejor Actor de Reparto en el Festival de Teatro de Saladillo, XXXIII Temporada |
Y esta obra, quizá la más poética de Rafael Bruza, es la más difícil para representar. Porque nadie deja de nacer, ni nadie deja de morir. Pero (y aquí lo más humano, y por ende lo más difícil) nadie deja de soñar. Ser humano es estar obligado a soñar, y a buscar la concreción de sus sueños, y a tener éxito, y a fracasar. Es estar obligado a juzgarse y a ser juzgado, tanto en el éxito como en el fracaso. Es escuchar, dicho por nosotros mismos o dicho por otros, “lo conseguiste, te felicito”. O el temido “no lo conseguirás jamás”.
De allí lo difícil de instalar esta obra en el escenario. Porque la obra es hermosa, y el Grupo Arteatro la recrea a la perfección, con la Dirección de Casagrande, la Asistencia y Sonido de Mónica Dargains, y la Escenografía de Héctor Varveri. Y aquí vamos a empezar la historia, en la Escenografía de la obra que aún no empezó: un barco sin mascarón, un salvavidas, una veleta, velas para impulsar la nave, redes para pescar, cuerdas, una jaula con un pájaro (que no se ve muy animado), una bolsa con verdura y varias canastas.
Allí, en este escenario, Carlos Méndez Colono quiere partir “en busca de los sueños para buscar una nueva realidad” y por eso llama para ir a bordo. Leonardo Mendizábal Mendizábal acepta el desafío que Colono le propone, para que "¡la Naturaleza no doblegue los sueños del descubridor!”.
Claro, como dijimos, partir no es fácil, y Mendizábal no siempre está de acuerdo con las ideas de Colono, y por eso el Descubridor se enoja con él, y lo tilda de “pedestre”. “¡Usted es peor que el Diablo!¡Usted es la realidad!” le dice, hasta que descubre que justamente lo que falta es el mascarón de proa. Y lo pone a Mendizábal.
Todos a bordo, ya tenemos mascarón de proa |
“Es lo mismo, el fracasado y el soñador son la misma cosa. Y usted también es un fracasado, si no fuésemos dos fracasados no estaríamos aquí” dice Colono. “¿Y el mundo, dónde está el mundo?” pregunta Mendizábal. “Detrás está el horizonte, entre dos azules, detrás está el mundo, nuestro mundo” dice Colono, y proclama: “¡Vamos a toda vela, que seguro este buen viento de Dios nos llevará a destino!”.
Pero cuando Mendizábal (o la realidad) busca imponerse, Colono lo corre por la cubierta al grito de “¡amotinado! ¡insurrecto! ¡sedicioso!, ¡lo voy a matar!, ¡lo voy a hacer caminar por la planchada!”. “Si me mata, mata la realidad” le contesta sabiamente su timonel Mendizábal, “y queda prisionero en su propio mundo”, cosa terrible que a cualquiera le puede pasar, y que nos asegura el fracaso completo. Quedar navegando dentro de nuestra mente, a merced de las olas, sin logros visibles, ni éxitos aparentes. Quedar loco para siempre. No ver la realidad.
Y mientras tanto, la imagen siempre presente de Leonora, de Nicanora. Los mascarones de proa siempre son mujeres, quizá porque para el hombre sea más fácil seguir este mascarón buscando la Mujer que salir solo sin un objetivo claro. Quizá seamos, cada una de nosotras, alguna efigie de un barco que no sabemos que habitamos.
“A Nicanora no la encontré” dice el colombiano, “encontré a una mujer pero no era la de mis sueños”. “Pero existe, Nicanora existe, sólo que la que encontré no era ella” reflexiona, “pero Nicanora tiene que estar”.
Y para Colono, la efigie es Leonora. “¿Sabrá Leonora lo que hago por ella? No lo hago por ella, lo hago por mí y no pido nada a cambio. Si la encuentro a Leonora, mejor, sino seguiré buscando” dice Colono. “Adiós, tengo que ir hacia el futuro, allí me espera Leonora” dice entusiasmado. “¿Puedo ir con usted? Allí me espera Nicanora...” pide Mendizábal. “¡Suba!” le dice Colono invitándolo. La travesía continúa.
Y la Mujer y su ilusión permanente de que vuelva el hombre Hombre y se quede para siempre. Y seguramente cuando él vuelva, no la verá tan bella, ni tan joven. ¡Ah, qué difícil para una mujer estar a la altura de los sueños de su hombre!. Pero al fin, ella aguardará que el Hombre vuelva, como esperó Penélope mientras tejía y destejía, esperando a Ulises que tardó veinte años en venir. Y por eso Leonora dice: “¿Alguien me creerá si le digo que lo amaba? Y porque lo amaba lo quería en mi mundo. Era un marino que vivía en tierra, por eso lo amaba. Pero no volvió. Hay quienes creen que todavía sigue navegando, intentando la proeza de Magallanes. Soy la Musa del poema pero no el destino...” piensa en voz alta. Pero le desea lo mejor, sabiendo que ya no volverá: “¡Que su barco no se detenga nunca!”. Qué mejor deseo del que no puede acompañarte, y te despide sin rencor.
Nicanora, por su parte, dirá que talló una Virgen de Guadalupe. “La tengo junto a mí, para que no tengas que viajar tanto” piensa en voz alta. “Te escucho a veces. Al final no era a mí a quien buscabas. Yo estoy aquí, no estoy en el mar. En el mar no hay nada, tan sólo mar”. “Tal vez más allá de la línea del horizonte estén ellos dos, despidiéndose de Cartagena de Indias".
Pero la promesa sigue en pie, la esperanza y los sueños siguen en pie, se cumplan en esta vida, o se cumplan después de nuestra muerte: “¡Voy a volver, Nicanora! ¡Voy a volver, Leonora! ¡Para que vivamos juntos para para siempre!”.
Pedido de mano una vez finalizada la función |
Algunos deciden quedarse en tierra.
A otros los estamos esperando, para darles nuestro Amor.
Algunos hombres vuelven. Otros no.
Los mascarones siguen delante, y los navegantes irán detrás.
Como desde el principio de la Historia, sea a América, sea a la Luna.
Los mascarones siguen delante, y los navegantes seguirán detrás.
Hermoso cuadro de un barco, presentado en la Exposición de Cuadros de Teatro Polaridades |
Oh Capitán, ¡mi Padre amado!
Voy mi brazo a poner sobre tu cuello.
Es sólo una ilusión que en este puente
te encuentres extendido, helado y muerto.
Mi padre no responde.
Sus labios no se mueven.
Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte.
No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte.
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto,
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto.
Walt Whitman
Poema escrito en memoria de Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos
Mascarón de proa El uso del Mascarón de proa, es una costumbre pagana y de origen incierto. Es una figura decorativa generalmente tallada en madera y ornamentada o pintada según la jerarquía de la embarcación que engalana.
Tenía el doble objeto de decorar y servir como identificación a una sociedad marinera, en aquellas épocas no alfabetizada en su conjunto.
En nuestra Armada lo tuvieron el bergantín goleta Río Bamba (1857) y el buque escuela corbeta La Argentina (1884).
La fragata escuela sarmiento lució en su proa un mascaron representando a la República Argentina, con su mano izquierda sobre el pecho y sosteniendo en su flanco derecho el Escudo Nacional, el que actualmente se conserva en el Museo Naval de la Nación de Tigre.
Su sucesora, la Fragata ARA "Libertad" tiene un mascarón que representa la imagen de la República Argentina y su sentimiento arraigado de la libertad. La mujer mira el horizonte custodiando la proa durante su derrota por los mares del mundo.
La historia de su creador y de Úrsula, la dama que vemos y que representa la República Argentina se puede leer aquí:
http://www.clarin.com/politica/historia-Ursula-mascaron-proa-Fragata_0_844115769.html
Biografía del presidente de Abraham Lincoln
Abraham Lincoln (Hodgenville, Kentucky, 12 de febrero de 1809-Washington D. C., 15 de abril de 1865) fue un político estadounidense, decimosexto presidente de los Estados Unidos y primero por el Partido Republicano.
Como un fuerte oponente de la expansión de la esclavitud en los Estados Unidos, Lincoln ganó la nominación del Partido Republicano en 1860 y fue elegido presidente a finales de ese año. Durante su período, ayudó a preservar los Estados Unidos por la derrota de los secesionistas Estados Confederados de América en la Guerra Civil estadounidense. Introdujo medidas que dieron como resultado la abolición de la esclavitud, con la emisión de su Proclamación de Emancipación en 1863 y la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución en 1865.
Lincoln supervisó estrechamente el resultado de la guerra hasta que llegó a su fin, en particular la selección de los mejores generales, incluyendo a Ulysses S. Grant. Lincoln movilizó con éxito a la opinión pública a través de su retórica y discursos; su discurso de Gettysburg es sólo un ejemplo de ello. Al finalizar la guerra, Lincoln estableció la reconstrucción, tratando de reunir rápidamente al país a través de una generosa política de reconciliación. Su asesinato en 1865 fue el primer magnicidio en Estados Unidos.
http://entremontonesdelibros.blogspot.com.ar/2012/09/oh-capitan-mi-capitan-walt-withman.html
Abraham Lincoln – Del sitio Wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Abraham_Lincoln
Poema de Walt Witman – Del sitio Ciudad Poesía.
http://unarmacargadadefuturo.blogspot.com.ar/2007/09/walt-whitman-oh-capitn-mi-capitn.html
Mascarón de Proa - Del sitio Armada Argentina
http://www.ara.mil.ar/pag.asp?idItem=29
Mascarones de Proa - Del sitio Foque Uno.
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