Ya el año pasado nos habían admirado con su presentación en la misma sala, que es el altar de la más hermosa de nuestras Iglesias, nuestra Catedral de la esquina de Rivadavia y Mitre. Emblemático lugar tan lleno de significado para todos los quilmeños, la Iglesia descansa sobre el que fuera Cementerio de Pueblos Originarios de la época colonial. Algo de esa energía se transmite cuando uno entra, cuando camina sus pasillos, cuando visita sus atrios, cuando reza a los Santos que desde sus mármoles nos contemplan. Allí, los Pueblos Originarios hablan a través de las estatuas, se expresan a través de los vitrauxs, nos tocan el alma a través de las luces de su altar admirable.
Se dice incluso que la Catedral de Quilmes es una de los tres lugares “energéticos” de la Provincia de Buenos Aires. El trío se completa con la Basílica de Luján, la Catedral de San Isidro, y luego, nuestra Catedral. Es entrar en ella y percibir una energía diferente, una energía que se expresa en Alabanza y en Adoración. Creemos que Jesús abraza allí a nuestros Pueblos Originarios, los Kilme que fueron traídos a través del desierto, encadenados, en ese desierto donde tantos perecieron, porque los Kilme se negaron a ser doblegados. Quizá Él, a quien ni la muerte doblegó, los estaba esperando aquí, y creemos que los ampara allí, y los expresa. Saludamos entonces la obra inmensa que hace la Catedral dándole lugar a estas presentaciones, abiertas a todo público, donde todas las músicas están representadas.
Pero para dar gracias a Dios, no hay tiempos, ni lugares, ni espacios diferentes cuando las almas se unen en una sola para alabar al Señor y darle gracias. Con un repertorio que pertenece a la obra “Vespro Della Beata Vergine”, del compositor Claudio Monteverdi , y un precioso acabado musical, dado el profesionalismo de ambos grupos, el público pudo disfrutar de una obra muy sentida, sabiamente acompañada por una pantalla que nos traducía punto por punto el idioma cantado. Recordemos que el compositor Monteverdi vivió entre los años 1567 y 1643 y que esta obra fue compuesta para la Catedral de Venecia en el año 1610.
Los maestros Pablo Cánavez (izq) y Federico Ciancio (der) |
El público disfrutó el sonido profundo de la Tiorba |
Y si todos estábamos unidos en la unción, creemos que, sin duda, podemos asegurar que son ciertas las palabras del escritor Rabindranath Tagore, el gran escritor y filósofo bengalí, que bien se aplican aquí, por donde Jesús caminaba entre nosotros: “Dios me respeta cuando trabajo, pero me ama cuando canto”.
Amén.
Conjunto Vocal de Cámara de la Municipalidad de Quilmes
Dirección: Pablo Cánaves
Sopranos
Patricia Campos
Patricia Deleo
Mabel Ingegnieri
Soledad Molina
Rosana Risé
Tenores
José María Ávila
Sergio Ganza
Enrique Lelli
Miguel Martiarena
Contraltos
Marcela Bianchi
Ximena Biondo
Gabriela Fabre
Cecilia Pastorino
Bajos
Johnatan Favilla
Gastón García
Fabián Neira
David Net
Juan Peltzer
Ensamble barroco con instrumentos originales "Cappella Seicento"
Espineta y Dirección general: Federico Ciancio
Violines: Paula Weihmuller y Manlio Paris
Violoncello: Maria Jesús Olóndriz
Órgano: Silvina Sadoly
Tiorba: Hernán Vives
Fotos de la conductora del ciclo, Adriana Sylvia Narvaja, docente y periodista de Quilmes
Imagen de portada del afiche de la presentación - Del muro de facebook del Conjunto Vocal de Cámara de Quilmes.
Frase de Rabindranath Tagore – Del muro Akifrase.com
http://akifrases.com/frase/152285
Gracias Adriana por tus palabras, el apoyo y la difusión. CVCQ
ResponderEliminarMuchas gracias por el hermoso momento vivido, el mejor de los éxitos para ustedes!!! Gracias, Adriana.
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