Los valores fundamentales del hombre y la mujer están simplificados en su derecho natural a la vida y la libertad.
Vivir, amar, generar vida, proteger la vida, vivir en libertad.
Tener la tierra, levantar la morada, trabajar, tener y pan, amar, formar la familia, cuidar los hijos.
En libertad, con libertad.
Enseñar, aprender, educar, investigar, elevar el espíritu el conocimiento. Crecer.
En libertad.
Preservar la vida contra toda agresión. Defender la tierra, la morada, el agua y el pan.
Recuperar lo perdido, lo quitado, lo despojado. Restituir el derecho natural al alimento.
Tener Dios, ser agnóstico o ateo. Creer o dudar.
En libertad.
Resistir la esclavitud, la opresión, la fuerza, la violencia al cuerpo o la fe.
Defender la dignidad.
En un manojo de verbos está el universo de los valores naturales del ser humano.
Según las costumbres y creencias de cada sociedad variarán los matices.
Convenciones internacionales, mientras tanto, sin otra fuerza que la recomendación, coinciden en la reafirmación axiológica de derechos expresos, como el de elegir y ser elegido, informar y ser informado, dar opinión.
El periodista, por otra parte, reconoce como valores la veracidad, el respeto a la intimidad y la honorabilidad; la solidaridad, el derecho al silencio, así como el derecho a la interpretación justa de las declaraciones.
Valores y disvalores están en el cosmos de hechos y palabras que forman el mundo del periodista.
Identificar unos y otros, separarlos, tomar actitudes éticas y deontológicas, es la tarea diaria del hombre de prensa.
No tendrá a su mano una cartilla consultiva ni una fórmula dogmática.
Estará siempre solo y su diagnosis será la única posible.
Si es el último, en la escala jerárquica, cuando deba tomar una decisión, la soledad será total, pero la decisión será tomada.
En libertad.
Del libro “Pragmática Periodística”, Teódulo Dominguez, Segunda Edición, Editora Nieves, La Plata, República Argentina, mayo de 1994. Primera edición: marzo de 1990.
muy cierto, si amas, haces y vives disfrutando lo que haces es vivir doblemente y las enfermedades se enfrentan a un gran potencial inmunológico, hacer las cosas que uno quiere, siente, es como tomar la mejor de las vitaminas y protectores anticancerígenos, si bien la vida nos pone cosas en el camino que invitablemente tenemos que pasar, el dejarnos un lugar para nuestro rincón de algo que hacemos con placer es como ir a un sitio privado y recobrar esas energías que por el infortunio que estamos pasando no sea tan pesado y no nos resienta tan directamente. Interesante artículo!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarGracias por tus hermosos comentaros, Silvi!! Es un orgullo tener una amiga con comentarios tan interesantes y llenos de sentido y profundidad. Muchas gracias, y te esperamos siempre siempre!
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