Un trabajo fotográfico que aún no termina

Hasta el 14 de mayo se puede apreciar la exposición de las fotografías de Italo Nonna, en el Teatro Don Bosco de Bernal. Tomadas hace más de 40 años, no han perdido en nada su frescura y profundidad. El tiempo ha pasado, su actualidad no… 
  Dice la canción de León Gieco que nuestros antepasados originarios han permanecido “Cinco Siglos Igual”. No podemos comprobarlo, pero no dudamos de que así sea. Al menos, viendo la excelente muestra presentada por el fotógrafo Italo Nonna, podríamos decir que, para el pueblo wichi, casi medio siglo ha pasado de la misma manera. Lo cual no quiere decir que sea de la mejor.
  Así queda demostrado viendo la exposición de fotos que Italo Nonna, de larga experiencia como fotógrafo tanto en el país como en el extranjero, pone a nuestra disposición en el Teatro Don Bosco de Bernal. El lugar elegido es el hall del Teatro de la calle Belgrano 280, esquina Don Bosco, con ENTRADA LIBRE Y GRATUITA y la curación del fotógrafo y profesor quilmeño Fernando San Martín.
  Esta muestra, denominada “Al encuentro de los Wichis”, consta de 38 fotografías en blanco y negro, que reflejan la vida cotidiana de este pueblo originario que, medio siglo después, no ha cambiado en nada. Dijo de este trabajo el profesor San Martín: “Para mí es un trabajo iconográfico muy importante, ya que nos muestra cómo se encontraban los Wichis, originarios de aquellas tierras, en contraposición a la realidad que viven hoy. Cómo de a poco fueron perdiendo espacio y vida” (Diario Perspectiva Sur, Suplemento Finde Tu Agenda, jueves 18 de abril de 2013).
La decisión de irse lejos 
  Pero contemos primero cómo nace la historia, cómo fue que el joven Italo Nonna tomó la decisión de viajar a lo que en ese momento era un lugar inhóspito, cuya visita era impensada. En mayo de 1967, el grupo de Voluntarias de Protección al Aborigen le extiende una invitación, donde tiene el agrado de invitarlo “a los actos que se llevarán a cabo el día 8 de junio de ese año en Santa Victoria Este y Santa María, Provincia de Salta”.
  El acto incluía la entrega de elementos de cirugía al Gobierno de la Provincia de Salta para el Puesto Sanitario, en el pueblo de Santa Victoria Este; la bendición de este Puesto Sanitario, a cargo del señor Obispo de Orán, Monseñor Muguerza; el descubrimiento de una placa recordatoria “Gendarme Adolfo Juan Romero” y la inauguración de la Capilla Virgen de los Milagros. También se entregarían elementos didácticos y muebles para la escuela al Gobierno de la Provincia de Salta.
Mujeres valerosas 
  Finalmente, y como lo refleja el Diario Clarín del lunes 15 de mayo de 1967, el grupo de Voluntarias, presidido por la señora Elda Hernández de Riquelme con tres voluntarias más y la presencia del fotógrafo, salieron a las 7 de la mañana en un avión de la Fuerza Aérea hacia la provincia de Salta. El grupo estaba presidido, como dijimos, por la señora de Riquelme, quien estaba acompañada por la señora Alcira Wissman (enfermera), Angélica Medina (aviadora civil), Aída Lisler (empleada) y el fotógrafo Nonna. “El destino –dice Clarín- será el norte argentino, en las proximidades de Tartagal, en una zona de influencia que va hasta la frontera con Bolivia”. 
  “Los ha precedido un camión de la Fuerza Aérea que partió de Buenos Aires el viernes conduciendo cuatro mil kilos de ropa, medicamentos, útiles escolares, víveres y elementos sanitarios” dice la nota. “Asimismo llevan tres mil kilos de parecidos presentes para los aborígenes del norte”. 
  “El grupo de Voluntarias de Protección la Aborigen es portador también de elementos para instalar una capilla en Santa María. Será entronizada allí una imagen de un metro de alto de la Virgen de Fátima, réplica de la que apareció en el lugar que le da nombre y ante la que oró el Padre Santo. Portará el Grupo, además, una bandera de ceremonias para la escuela que levantó en la citada población la Gendarmería Nacional; muebles para la misma, un equipo de fútbol para aborígenes de Santa María (donado por Rácing club) y un completo laboratorio para vacunación masiva, el que se empleará previa autorización del Ministerio de salud Pública de Salta. Entre los principales fines de este operativo, las mujeres del Grupo piensan llevar adelante un programa de catequización que cuenta con el auspicio de la Iglesia Católica” continúa Clarín.
  “El índice de enfermedades entre los aborígenes a los cuales socorren estas damas argentinas es pavoroso. Por ejemplo, en Santa María y Santa Victoria Este las endemias son sífilis y tuberculosis. Este último flagelo, en San Antonio de los Cobres, por ejemplo, arroja el espantoso índice del ciento por ciento. El socorro de estas singulares mujeres tiene por finalidad paliar el dolor de los olvidados aborígenes y rescatarlos para la sociedad” agrega la nota.
  También el Diario La Razón de la misma fecha reflejó este viaje para ayudar a “los indios del norte salteño –tobas, matacos, chorotes y chulupíes- y que mitiguen sus necesidades más apremiantes”. Nadie hablaba por aquel  entonces de “wichis”, ni tampoco se enseñaba esa denominación en las escuelas del país. Clarín también habla de “indios del norte salteño”, que “esperan desde siempre la ayuda del hombre”. Y van las mujeres, para asombro de la sociedad.
 
Las beneméritas acciones 
  Ya el 12 de abril de 1967, el Diario Clarín había reflejado el viaje, en una nota anterior a la que comentamos. El jueves 13 de abril, también de ese año, el Diario El Sol publicó una nota que tituló “ABORIGENES: Benemérita Acción de un Núcleo de Voluntarias”, donde destaca “la voluntad, la perseverancia y la abnegación” de este grupo, “para poner en práctica la obra de repercusión nacional por ellas emprendida”, y  “que constituye un positivo aporte a la difícil solución de los problemas que afectan a la numerosa población indígena del país, diseminada en las más apartadas regiones y prácticamente ignorada por la mayoría de los habitantes de este generoso suelo”.
"Descendientes directos de las indómitas razas que poblaron nuestro territorio, derivada en resignada docilidad su bravura de antaño, asciende aproximadamente a 5.000 la población indígena de la zona norte de nuestro país, integrada por grupos matacos, tobas, churupiés y chorotes que hablan idiomas autóctonos. Transcurre su existencia en las más precarias condiciones, internados en zonas inhóspitas de difícil acceso, constituyendo la pesca la base de su escasa alimentación. Expuestos a su suerte y desprovistos de medios, no practican agricultura ni ganadería. A través de la fabricación de típicas vasijas, arcos,  flechas, se manifiesta su característica artesanía” comenta el Diario El Sol.
  Y en la misma nota se hacía un llamado a “todas aquellas personas e instituciones cuyos sentimientos humanitarios orienten sus posibilidades a colaborar con esta obra”, entregando su aporte en la sede del Club de Planeadores Quilmes, que se encontraba por aquellos años en Lavalle 1219, casi esquina Primera Junta.
Qué significa “ser argentino”
  Con fecha 15 de julio de 1967, el suplemento “El Plata”, del Diario El Sol de Quilmes (por aquel entonces con sede en Rivadavia 281 de nuestra localidad) comenta este viaje y agrega: “La labor del Grupo está orientada no a la ayuda esporádica, a la satisfacción momentánea de alguna necesidades de los aborígenes sino que busca, a través del conocimiento que de estas comunidades tengan las autoridades y el pueblo argentino, su integración total a una sociedad culta y desarrollada, procurándoles la adquisición de los medios económicos y sociales que posibiliten su “despegue”. Una labor ímproba, por cierto, ya que se tropieza con resistencias ancestrales por parte de los nativos, la insensibilidad de la burocracia o la indiferencia de mucha gente.
  “Sin promoción económica no hay progreso real, no se produce el despegue” –expresa Nonna en la nota de “El Plata”. “¿De qué viven matacos y chorotes? ¿Qué incentivos tienen para liberarse de la choza que tejen con ramas o de la “monocultura ictícola” que practican, heredada de su antepasados, que los hace esclavos de las fluctuaciones del régimen del Pilcomayo y de las estaciones climáticas?. Los aborígenes de la costa del Pilcomayo se dedican en su mayoría a la pesca de dorados, sábalos, etc., y éste constituye su alimento esencial. Cuando la pesca disminuye, dedícanse a la caza y algunos siembran, aunque en pequeña escala, maíz,   zapallo y otras hortalizas. Sus métodos de pesca son harto primitivos: unas redes confeccionadas con una fibra vegetal de la cual hacen un hijo fuerte (chaguar). Con este mismo elemento tejen la “yica”, un bolsón que le sirve para llevar el producto de la pesca.”
  “Aunque existen puestos de sanidad el Ministerio de Salud Pública y en casos de gravedad se cuenta con un avión sanitario que permite la evacuación rápida de heridos o infectados, no hay una asistencia integral que rescate del primitivismo que vegetan estos grupos étnicos. Falta la promoción económica que fije al individuo al suelo, para dejar de ser un pescador trashumante; para que consolide la unidad familiar y adquiera conciencia de sus deberes y derechos de ciudadano” continúa la nota. “Hay mucha ignorancia, demasiada mortalidad infantil  y un alarmante consumo de coca, ya característica de la región norteña” continúa la nota del Suplemento El Plata.
  Nos refiere Nonna que existen algunas misiones evangelistas, otras inglesas y suecas que prestan alguna asistencia material y espiritual. Y termina la nota con estas reflexiones: “Pero matacos y chorotes siguen apegados a hábitos primitivos y hay tribus populosas que se debaten aún en la miseria, la promiscuidad y la enfermedad, sin hallar el camino por donde alcanzar su integración económica y social en un núcleo dinámico que transforme en próspera y saludable sociedad de lo que ahora no es más que un heterogéneo y disperso clan tribal. Como se ve, un reto más a la perseverancia, el desinterés y patriotismo del Grupo de Voluntarias Protección al aborigen, que promete volver pronto por aquellos lares”.
Mostrar lo que se filmó 
  En julio de 1967, Italo Nonna presentó una película documental y diapositivas sobre las fotos extraídas de su viaje. Esta presentación se realizó en el Club de Planeadores Quilmes, y que se repitió el 4 de noviembre del mismo año, en la Escuela Nº 30 General Manuel Belgrano.  Más adelante, el 8 de mayo de 1969, se realizaría la misma presentación en los salones del Club Social de nuestra localidad.
  Con los años, el fotógrafo Italo Nonna, nacido el 27 de agosto de 1937 en Quilmes y quilmeño por excelencia, aunque ha vivido tanto en Italia como en el sur argentino, ha presentado esta colección de fotos en la Universidad Nacional de Quilmes como lo está haciendo hoy en el Teatro Don Bosco. “En la actualidad, Italo es parte de la Asociación Amigos de la Fotografía Antigua quilmeña, realizando exposiciones y trabajos de investigación fotográfica y en especial sobre la aviación quilmeña, su otra pasión, los cuales formaron parte de las  ponencias desarrolladas en las Jornadas Históricas Fotográficas realizadas en el Colegio de Abogados de Quilmes” agrega en el Suplemento Finde del Diario  Perspectiva Sur el profesor San Martín.
  En esta oportunidad, y con ENTRADA LIBRE Y GRATUITA permanecerá abierta hasta el 14 de mayo  esta muestra sobre los Wichis en el Teatro Don Bosco, en el  horario de 14 a 20 durante la semana, y de 9 a 21 durante los sábados y domingos. Vale la pena observar la realidad de aquel entonces de este pueblo originario, y cómo, lamentablemente, no sólo no mejoró, sino que ha ido empeorando, siempre con las mismas condiciones de pobreza y abandono.
  En un mundo que dice que avanza, los pueblos originarios son vistos a lo largo de las épocas, a lo largo de los cinco siglos, de distintas maneras, pero nunca escuchados, nunca atendidos, nunca reivindicados ni les fueron devueltas sus tierras, donde están enterrados sus antepasados que se remontan a varios milenios atrás. El hombre blanco terminó con su historia, y no hay tenido el don de gentes de extender una mano hacia estos pueblos que han quedado a la vera del camino.
La muestra de Italo nos muestra a seres humanos abandonados a su suerte, y es triste comprobar cómo hoy, cuando vemos los documentales del Canal Encuentro, por ejemplo, vemos las mismas imágenes.
Medio siglo después, la obra de Italo Nonna tiene más vigencia que nunca.
Lo que dicen los diarios de la época 
Lo que nos negamos a ver
Con este título arranca la nota del martes 1ero. de agosto de 1967 en el entonces era el DIARIO EL MUNDO. “Reivindicamos a menudo los derechos de los negros norteamericanos, pero nos olvidamos demasiado frecuentemente de que en la Argentina hay un grupo de hombres que viven marginados dentro del país, cuyas tierras, cuyo aire, cuyo sol y cuyas nubes fueron un día de ellos, sólo de ellos”.
“Nos referimos, por supuesto, a los indios, a esos 150.000 indios que para los turistas constituyen un pintoresco atractivo, que los folkloristas y los político s cultivan diversamente, que los editorialistas no dejan de sacar de sus archivos de vez en cuando, que los escolares aprenden a clasificar y que ya sería hora, en fin, de ingresar a una civilización que los dejó atrás luego de desposeerlos, luego de vencer los últimos malones”.
“Sin embargo, nos acostumbramos demasiados fácilmente a pensar que no hay entre nosotros un problema indio. ¿Qué quiere decir? Pues seguramente que el indio no es problema para quienes impusieron ante ellos un terrorismo que ya había sublevado la conciencia de algunos españoles, como el del Padre Las Casas. Claro que no hay, para los que no lo son, un problema indio”.
“¿Cómo lo habría? Presas de la ignorancia, el alcoholismo, las enfermedades y las migraciones impuestas a sangre y fuego, los indios argentinos parecen condenados a extinguirse irremediablemente. El hombre, la ebriedad y la incultura contribuyen al roceso, más de una vez, los indios se matan entre ellos. Son una rémora, hay que dejarlos que semueran dicen a veces sus vecinos blancos o mestizos. Otros los explotan, otros encuentran motivo para piadosas frases. Realmente, no hay un problema indio, concluyen quienes creen que problema es lo que le molesta a uno”.
“Mientras tanto, hombres tan racionales como los que vinieron de Europa a desplazarlos soportan en su depresión las iniquidades de que siguen siendo objeto. Ya ha cesado la defensa; ya no hay potros retumbantes ni lanzas que puedan revivir la gloria de los grandes imperios que un día fueron suyos. Extranjeros en la tierra de sus mayores virtualmente encerrados en diversas reducciones, verdaderos ghettos frecuentados por tratantes de mujeres o sospechosos buscadores de mano de obra barata, han aprendido a resignarse”.
“Si, se resignan. ¿Qué otra cosa pueden hacer? Por otra parte, así se lo aconsejan muchos de los representantes de los varios cultos religiosos que tratan de convertirlos. Que tratan y que consiguen hacerlo. Por los  indios aceptan los cultos que se les proponen, sobre todo si el cacique correspondiente ya lo ha aceptado y nadie les impide que a las misas cristinas mezclen los jadeos, las contorsiones y los gritos del primitivo culto en alucinantes ceremonias. Tal lo que sucede, por ejemplo, en el Chaco, donde la mayoría de la población indígena adhirió al evangelismo, más precisamente al dogma de los discípulos de Jehová, sin por tanto dejar de reverenciar a sus hechiceros locales”.
“A ellos, por otra parte, y no a los médicos recurrirá el indio en caso de enfermedad. El hechicero, ni lerdo ni perezoso, saltará ágilmente en torno del paciente, compitiendo con los mejores ululadores, para luego acercarse a la zona en que se localiza el mal y succionarla fuertemente hasta liberar al paciente de los espíritus malignos”.
“La terapia mencionada no es costosa, pero su eficacia parece cuestionable a partir de las estadísticas: la viruela, el mal de Chagas, la diarrea estival y la tuberculosis no disminuyen pesa a los abnegados succionadores”.
“Pero la ignorancia y el alcohol no son el destino ineluctable de una raza que ha sabido en otros tiempos construir templos e imperios cuyas ruinas aún hoy se admiran. Cuando  se eleva el nivel de cultura de un indígena, cuando su integración a la cultura no es mera explotación, al   depresivo alcoholista sucede un hombre cabal.”
Continúa haciendo referencia al operativo que organizan las Voluntarias, y continúa:
“Sin embargo, el desaliento cunde a veces, cuando la abnegación no basta. Y a las siete mujeres sienten llegado el momento de disolver el grupo: sienten que no pueden ir más lejos en su tarea”.
“Quizá haga falta, en efecto, un operativo más vasto y más orgánico, un esfuerzo de toda la sociedad y sus representantes  para rescatar a los indios, para salvar de la enfermedad y la muerte definitiva a quienes deben aprender a decir con orgullo –y justicia- que son tan argentinos como el que más. Quizá, por otro aparte, el problema de los aborígenes sea en realidad el problema del subdesarrollo de algunas zonas visto en un espejo de aumento. El director de la Asociación Amigos del Aborigen, René James Sotelo, decía hace poco a un periodista que el problema no era de “razas, sino de status cultural y económico: familias santiagueñas o correntinas que van a trabajar a los obrajes resultan tan explotadas como los indios. De lo cual resultaría que no hay un problema indio, sino un problema argentino. Si así fuera, la tarea no sería menos difícil, ni menos urgente”.
POEMA WICHÍ
Tokwaj cayó del pájaro
y quedó muerto en un palo,
hasta que estuvo muchos días
y se secó.
Hubo un hombre llamado picaflor
que pasó a su lado,
y lo vio y dijo:
“¡Ay mi amigo pobrecito!
Aquí había estado,
con razón no lo veía”.
Y revoloteó varias veces a su alrededor.
Voló por encima
y le dio poder bueno que transforma.
Y entonces se levantó Tokwaj
como si despertara de un sueño.
Traducido por el padre Francisco Nazar, a quien los wichí llaman Pälé, y está publicado en el libro”la Buena Voluntad Wichí: Una espiritualidad indígena”, de John H. Palmer, editado por un grupo de instituciones que integran el Grupo de Trabajo Ruta 81. (Esta ruta cruza las provincias de Formosa y Salta, uniendo las ciudades de Formosa (capital) y Embarcación.
Fuente y foto: Artesanías Argentinas - Wichis.
Foto de Artesanía - Pájaro: sitio de Arte Popular en Salta.
Foto de Italo Nonna de la visita que realizó con él el equipo de "Algo Especial Protagonista del Presente" al Árbol de Cristal del Parque Pereyra Iraola en marzo del 2013.

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