Señales de la tierra


Se eleva el dióxido de carbono – Se calientan los océanos – Se derriten los glaciares – Sube el nivel del mar – Adelgaza el hielo marino – Se deshiela el permafrost – Más incendios desvastadores – Encogen los lagos – Colapso en las plataformas de hielo – Sequías prolongadas – Aumentan las precipitaciones – Se secan los arroyos de montaña – La primavera se anticipa – El otoño se retrasa – Las plantas florecen antes – Las aves anidan antes – Blanqueamiento de los arrecifes de coral – Invasión de especies exóticas – Desaparecen los anfibios – Erosión en las costas – Aumento repentino de las temperaturas en latitudes altas...

¿Qué está pasando en el planeta?

El calentamiento global puede parecer un concepto muy remoto o demasiado incierto: información obtenida de proyecciones con las mismas técnicas de computación que no pueden acertar en el pronóstico del estado del tiempo en la próxima semana. Las advertencias sobre el cambio climático pueden sonar incluso a una táctica ambientalista para asustarnos y obligarnos a dejar nuestros autos y fastidiar nuestro estilo de vida, es cierto.

Tales pensamientos quizá sean reconfortantes. Pero la Tierra tiene algunas noticias perturbadoras. Desde Alaska hasta las cumbres nevadas de Los Andes, el mundo se está calentando ahora mismo, y rápido. En todo el mundo, la temperatura es 0.6ºC más elevada que en el siglo XX, pero los lugares más apartados y fríos se han calentado mucho más. Los resultados no son nada alentadores: el hielo se está derritiendo; los ríos se están secando y las costas se están erosionando, lo cual amenaza a las comunidades. También la flora y la fauna están sintiendo el calor. Éstas no son proyecciones, son hechos probados.

Los cambios están ocurriendo muy lejos de nuestra vista, pero deberíamos tenerlos en mente pues son presagios de lo que le espera al resto del planeta.

Espere un momento, dirán los escépticos. El clima es notablemente veleidoso: hace mil años Europa era fragante y en Inglaterra crecían las vides; hace 400 años el clima se había enfriado y el río Támesis se congelaba con frecuencia. ¿No será el calentamiento actual otro capricho natural, algo pasajero? Mejor no asegurarlo, dicen los expertos en el clima. Los ritmos naturales del clima podrían explicar algunas de estas señales de calentamiento, pero algo más está impulsando la fiebre que abarca al planeta. 

“Durante siglos hemos estado acabando con los bosques y quemando carbón, petróleo y gas, arrojando a la atmósfera dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor más rápido de lo que las plantas y los océanos pueden absorberlos”. El nivel actual de dióxido de carbono es el más elevado en cientos de milenios. 

En 2001, un informe histórico del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) declaró que casi con certeza la actividad humana impulsó la mayor parte del calentamiento del siglo pasado. Las temperaturas globales se están disparando con mayor rapidez que en ningún otro momento de los últimos mil años. Los modelos del clima muestran que fuerzas climáticas naturales, como las erupciones volcánicas y los lentos destellos solares, no pueden explicar todo ese calentamiento. 

De acuerdo con las proyecciones del IPCC, en la medida en que el CO2 siga aumentando, lo mismo hará el termómetro entre 1.5ºC y 5.5ºC para el final del milenio. Pero el calentamiento podría no ser gradual. Los registros del clima antiguo sugieren que el termostato del planeta no es muy formal. Algunos expertos temen que el actual aumento en la temperatura podría acelerarse en un desvastador bandazo climático. Seguir jugando con el termostato global, dice George Philander, climatólogo de la Universidad de Princeton, “simplemente no es prudente”.

Ya hemos emitido suficientes gases de efecto invernadero como para calentar el planeta por varias de las décadas venideras. 

No será fácil limitar las emisiones para un mundo adicto a los combustibles fósiles. En la década pasada, Estados Unidos desdeñó el Protocolo de Kyoto, argumentando un problema de costos. Pero incluso lo acordado en Kyoto retrasaría apenas el aumento de los gases de efecto invernadero. Controlar el incremento “tomaría 40 Kyotos – dice Jerry Mahlman, del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica de Estados Unidos- pero debemos hacerlo”.

Las marcas que está dejando el calentamiento en nuestro planeta, sólo son una muestra de los estragos que podría traer el próximo siglo. ¿Podemos actuar a tiempo para evitarlos? La Tierra lo dirá. 

Tim Appenzeller – Editor Senior de Ciencia de NG. 
Dennis R. Dimick – Editor Senior de Medio Ambiente y Tecnología de NG 
Revista National Geographic  

Texto comentado en el programa de radio “Alquimia del Planeta (Voces para el cambio)”.

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