La tierra peligra

Nuestro planeta es un lugar maravilloso para vivir. La prueba de eso es la enorme cantidad y variedad de especies que han podido adaptarse a todo tipo de condiciones ambientales durante millones de años. Sin embargo, el ser humano, el más evolucionado de los animales, está rompiendo el equilibrio de la biosfera, poniendo en peligro la existencia de todos los que formamos parte de ella. ¿Qué hacer? Sólo podrá salvarnos la acción consciente de todos para revertir los daños cometidos.

El aire que respiramos
La contaminación ambiental no es un mal de este siglo. Aparece con las primeras chimeneas, allá por el siglo XVIII, en plena revolución industrial. Pero en ese tiempo, la contaminación estaba localizada. Actualmente, el problema se ha generalizado y extendido. La mayor parte de la gente vive en ciudades rodadas de industrias que arrojan gases tóxicos a la atmósfera. A esto se le agrega el humo de los transportes terrestres y aéreos.

¿Cómo se produce la contaminación?
La combustión de petróleo y carbón (fuentes de energía de las máquinas) libera metales pesados que llevan cientos de años fijados a la corteza terrestre. El azufre, por ejemplo, arrojado como ácido sulfúrico, dióxido de azufre o ácido sulfuroso, corre metales, daña la piedras de los edificios y, fundamentalmente, provoca enfermedades en el aparato respiratorio de las personas.

El viento lleva los ácidos hasta regiones muy distintas. Cuando cae con la lluvia perjudica el crecimiento de los bosques debilitando a los árboles, que se vuelven menos resistentes a los parásitos. Es la famosa “lluvia ácida”, que está acabando incluso con los monumentos históricos de toda Europa.

El aumento del dióxido de carbono
Toda combustión elimina dióxido de carbono. Pensemos en todas las combustiones que se producen en nuestras ciudades, y en los efectos perjudiciales para los seres vivos cuando hay más dióxido de carbono que oxígeno. Además, la presencia de este gas en forma desmesurada podría llegar a alterar el equilibrio de las radiaciones del planeta, modificando el clima. Es lo que hoy se conoce como “calentamiento global”.

Un problema nuevo: el ozono
En la atmósfera hay una capa de ozono (oxígeno triatómico) que protege a los seres vivos de los rayos ultravioletas del sol. El deterioro de esta capa provoca grandes daños a la vegetación y cáncer en los seres humanos. En estos momentos, la utilización de aerosoles y los acondicionadores de aire que utilizan freón están haciendo que la capa de ozono sea cada vez más delgada. A esto se le llama “agujero de ozono”. Y sin embargo se siguen usando.

El agua que bebemos
Aunque el volumen de agua supera largamente al de las tierras, el agua potable, el agua que sirve para beber, es escasísima. Grandes masas humanas carecen de ella: más de 1.000 millones de personas no tienen agua potable para beber. Esto, que de por sí es un problema, se agrava porque muchos establecimientos industriales arrojan residuos tóxicos en los cursos de agua dulce, que son los que proveen el preciado líquido. Muchos ríos son ríos muertos a causa de esto. Es decir, los productos químicos vertidos matan a los peces y vegetales, que son los que oxigenan el agua. Quedan solamente bacterias anaeróbicas que no necesitan oxígeno para desarrollarse. No hay más vida.

Las terribles manchas de petróleo
Aunque en muchas aguas territoriales está prohibido verter agua de lastre con petróleo, muchas embarcaciones lo siguen haciendo, matando poblaciones de animales y vegetales. A esto se agrega el hundimiento de buques de petróleo con su carga letal. Al llegar a las costas, las terribles manchas de petróleo arrastran aves muertas cubiertas de combustible. La limpieza de esas costas es muy costosa y lleva mucho tiempo. Pero, además, el daño es mucho mayor, porque esas manchas afectan al plancton, alimento de los peces.

Especies amenazadas
Se estima que las especies de animales, vegetales, bacterias, hongos e insectos que viven en la Tierra son de 8 a 100 millones, de las cuales sólo un millón están clasificadas. A causa de la polución que ha desatado el hombre con su accionar irracional, los científicos consideran que se producen 50 mil extinciones por año. Una especie animal y una vegetal se extinguen cada semana. A este paso, se calcula que el 10% de las especies vivas habrán desaparecido durante la primera década del siglo XXI y el 33% para el año 2020.

Rompiendo el equilibrio ecológico
Este proceso de destrucción se acelera porque, como nos enseña la Ecología, una especie se relaciona con la otra. Por ejemplo, cuando se extinguió en el siglo XVII un pájaro llamado “dronte” en la costa occidental de África, desapareció también una especie de árboles que dependía de esta ave para la diseminación de sus semillas.

La biodiversidad
Cada especie vegetal tiene innumerables variedades. De esa manera se protege de plagas y enfermedades. Es por eso que muchos países hablan de proteger la biodiversidad genética. Especialmente los países del sur que todavía conservan grandes regiones naturales. Algunos países han comenzado a crear bancos de variedades de especies vegetales.

¿Qué especies están en peligro?
Muchas especies animales están amenazadas por la extinción, ya sólo la lista de vertebrados en peligro es escalofriante. La naturaleza de estas amenazas es diversa: Las aves rapaces europeas están amenazadas por los coleccionistas de huevos, mientras que la jungla del tigre está siendo destruida. Algunas especies no tienen ya posibilidad de salvación, mientras que otras pueden sobrevivir con la protección adecuada. El número de plantas y de animales inferiores amenazados es aún mayor, pero a pesar de las graves consecuencias que su extinción puede tener para el hombre, no se presta mucha atención a su destino.
Así, en el continente americano observamos la escasa presencia de animales como la grulla, el caimán, la vicuña, el mono tití.

En el Ártico se hallan en peligro el oso polar, la morsa y el lobo. En Europa, la gran lechuza cornuda, la nutria y el lince. En Asia, el orangután, el rinoceronte de Java y el orix. En Oceanía, el periquito, el kakapo y el bandicut. En África, el gorila de las montañas, el hipopótamo pigmeo y el lémur. En los océanos, el dugongo, la ballena azul y la tortuga verde.


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