Sacar la tristeza de un alpargatazo

Casa de Arte Doña Rosa.

Así como se espantan las moscas, así se espantan las tristezas y las malas ondas, a los alpargatazos. En un ciclo de  sentido homenaje a los Clubes de Barrio que nos vieron crecer, los vecinos de Quilmes Oeste se lucieron, cantaron, bailaron y participaron. Habrá más recuerdos para los clubes con “Sportivo Murga” que se viene dentro de poco. El que se queda en casa, ¡pierde!

Gente testaruda la de Quilmes Oeste: se les metió en la cabeza hacer un homenaje a su club de barrio, y lo logró. Bien por ellos. Y encima trajeron a toda la hinchada. Grandes, chiquitos, jóvenes, mayorcitos, el barrio habrá quedado despoblado, porque estaban todos juntitos en Colón 279, que no necesitamos repetir que, hoy por hoy,  es la sede del teatro de Quilmes. Casa de Arte Doña Rosa, claro.

Quedó entonces la cronista de “Algo Especial (Protagonista del Presente)”, solita ella como representante firme de Quilmes Centro, en medio de una multitud de gente del Oeste. Una contra un montón, no podía ni siquiera desafiarlos a cabecear con la pelota. Por suerte   encontró que, a más gente, más corazones encendidos: gente macanuda del Oeste con ganas de participar, actuar y dejar una señal de su paso por esta historia que nos toca vivir a todos juntos en nuestra localidad. Así que todo estuvo más que bien.

Y así arrancó “El Alpargatazo”, con alegría y la mejor onda. Esta obra es parte de un terceto de textos que se presentarán en la mencionada  Casa de Arte, y del cual esperamos con gusto “Sportivo Murga”, que forma parte también de este homenaje a los Clubes de Barrio que vieron nacer, crecer y vivir a los vecinos de tantos barrios, y que lucharon codo a codo para levantarlos y, frente a las vicisitudes económicas de un país que a veces pierde el camino, evitaron su naufragio.

Naufragio que sí sufrieron muchas instituciones, a veces por problemas económicos, a veces por la indiferencia de aquellos que ya no lo consideraron importante, que ya no lo apoyaron o no lo defendieron de los avatares de los tiempos. Afortunadamente, hoy se está recapacitando y defendiendo lo que es de todos, y se entiende que el Club de barrio es el lugar de encuentro de los vecinos, desde donde se cultiva el sentimiento y la pertenencia al lugar de donde se es. Una cuestión de identidad.

Hoy, Casa de Arte Doña Rosa les hace un homenaje, de la mano de dos grandes directores de Talleres Barriales de Teatro: Graciela Schtutman y Alejandro Casagrande. Y detrás de ellos, todos los vecinos, a cual más divertido.

La cosa empieza así, con el inicio de la historia del barrio, con sus personajes venidos muchas veces “de más allá del mar”,  que dialogan en su media lengua castellana y quién sabe cuál será la otra,  medio española, medio italiana, y que logra unirlos a pesar de las diferencias. Y dio como fruto un Club denominado “Loma Alegre”. Hasta aquí vamos bien.

Pero con el tiempo, la gente al parecer, descubrió algunos problemas de relación, de socialización, de personalización. En fin, les falta  un tornillo. Y  como piden ayuda a la Municipalidad, les envían a una psicóloga, la doctora Trastornelli, que huye despavorida frente a las actitudes risueñas y dislocadas de estos vecinos divertidos y con ganas de participar, que incluye tanto a grandes como a chiquitos, al recitador que se traba “porque quedó así después del corralito” y a los jóvenes rebeldes que no quieren nada y están en contra de todo… y son los que más bailan y participan.

Luego de la huída de la psicóloga, quien pide ayuda para resolver este problema tan social como psiquiátrico de los vecinos de Loma Alegre, y que según ella “tienen muchas necesidades artísticas”,  viene la solución. O lo que aparenta serlo. Llega un profesor de música, el señor Sordelli, quien se ve enfrentado a todo tipo de cantores improvisados, desde un imitador de Sandro a una imitadora de Gigliola Cinquetti cantando “Volare”. El resultado: profesor apabullado, vecinos que festejan, risas a granel.

Y ante este “panorama desalentador”, como dice Sordelli, que pide que “manden a otro en mi lugar”, llegó la profesora de Taller de Teatro, que, claro está, no pasa mucho tiempo sin sentir unas irrefrenables ganas de renunciar. Pero al fin, el Club Loma Alegre tuvo su Taller Teatral, y la música siguió adelante, a toda máquina. Se bailó tango, con “Melodía de Arrabal”, que fue coreada por toda la platea, con enorme sentimiento. Bien porque lo compartimos todos, en un mismo espíritu. El objetivo está logrado.

Entre risas y aplausos, cantos y bailes, termina “El Alpargatazo”, con una hermosa canción final, donde “Romeo anda en camiseta, y Julieta en camisón”, ya que no estamos en Verona, y sí en Quilmes. Esta cronista jura que lo vio pasar a Shakespeare bailando, pero no tiene pruebas periodísticas para demostrarlo.

Sobre el final, un sentido homenaje a los participantes, dirigidos por Graciela Schtutman, quien fuera también felicitada junto a Gustavo Castignola, promotor y director general del evento, (y guitarrista, además), y a Alejandro Casagrande, director. Fue  distinguido  también César Longueira, Director de Talleres Barriales del distrito, y hubo un sentido llamado a defender la participación de los vecinos por medio de la expresión. “Es bueno que el Estado asegure que la gente se pueda expresar porque es un derecho” explicó con acierto Casagrande. “Mientras contamos la historia, mantenemos viva nuestra identidad. Y así la calle la ganamos nosotros” sentenció.

Por su parte, la profesora Schtutman se remontó a los orígenes del grupo, recordando que “hace quince años nos llamaron para realizar una actividad artística que ayudara a reparar el tejido social”. “Pero cuando el tejido social se daña tanto, lleva muchas generaciones repararlo” sostuvo. “El Club Loma Alegre se sostiene desde el trabajo y solidaridad, y es en este trabajo que hacemos en donde se están recuperando los valores”, reflexionó.

Por su parte, el profesor Castignola hizo extensiva la invitación a todos los vecinos, para que formen grupos y entusiasmen a otros, a la vez que indicó que “allí adonde nos inviten vamos a ir, adonde las instituciones nos llamen iremos”. “Somos un grupo de Teatro Comunitario y con este trabajo recuperamos la memoria, porque somos más fuertes cuando recordamos de dónde venimos y así tenemos claro adónde vamos”, indicó.

Finale presto ¡(con tutti)!: risas, alegría, la canción del “Alpargatazo” se escuchó también en la calle, a la salida, donde la fiesta continuaba. Y la fiesta no se terminará nunca mientras los vecinos se unan para hacer una obra tan divertida como ésta.

Y al “mala onda” que no quiera participar, ¡alpargatazo!

¡Y a otra cosa mariposa!

Casa de Arte Doña Rosa

Por Adriana Sylvia Narvaja,
Para “Algo Especial (Protagonista del Presente)”.

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