Somos puentes hacia el futuro

        Reconozcámoslo de una vez: los docentes somos puentes.
        Porque por los puentes pasan cosas, se conectan pueblos, se transportan mercaderías valiosas, se encuentran los amigos, se pasan antorchas.
        Puede haber lluvias, y los puentes siguen ahí.
        Puede haber nieve, y los puentes siguen ahí.
        Puede el sol bañar el puente, y el puente se despereza y se decide a ser más puente que nunca.
        Y como todos los puentes, tenemos un alma de hierro, un alma que no se doblega. Aunque los años pasen, y el hierro se oxide un poco (sólo un poco), no nos doblegamos ante nada. Si no, no podríamos ejercer nuestra función.
        ¿Por qué somos puentes? Porque unimos. Unimos lo que la Humanidad sabe, con aquellos que en el futuro revisarán ese saber, y lo fortalecerán con nuevas investigaciones que nos hagan más humanos, más sabios, más profundos. O cambien ese saber por otro mejor, más completo, más exacto. En ambos casos, somos los docentes los que transmitimos ese saber que será revisado o confirmado.
        Somos puentes porque unimos el pasado con el futuro. En el pasado, alguien se tomó el trabajo de enseñarnos a leer y a escribir, porque nadie aprende a leer y a escribir en soledad. Todos necesitamos un maestro. Y los que vienen, también lo precisan. Y allí estaremos nosotros, firmes como un puente.
        Unimos culturas, contamos qué hacen los demás, en otros pueblos.
        Unimos espacios, mostrando cuál es la producción del conocimiento de otros pueblos.
        Unimos posibilidades, cuando informamos de algún lugar donde se puede estudiar, sea una universidad, sea un curso, sea una especialización.
        Unimos en afecto a un grupo de alumnos que vienen de familias diferentes, que no tienen una infancia compartida y de repente pasan a tenerla, y no es fácil aunar en un aula un grupo que siempre parece disperso, hasta que el docente lo pone en marcha. No es fácil.
        Unimos nuestras vidas a un compromiso, el de hacer de este mundo un mundo mejor: somos el puente entre un conocimiento vivo y aquellos que van a recibirlo.
        Alertando sobre los peligros de un mundo en problemas.
         Insistiendo en que todos debemos cuidarnos entre todos.
        Uniendo como puentes, de lado a lado del río, ayudando a cruzarlo para encontrar una realidad mejor, más cercana a nosotros, gracias a lo que enseñamos.
        Comienza el año, y los alumnos están de un lado del río. Cruzarán con nosotros, y será gracias a nosotros. Y llegarán, el día de mañana, a aquel lugar precioso, tan personal, adonde quieren llegar: la meta que cada uno tiene para su vida.
         Por eso somos un puente con manos. Los agarramos de la mano, fuerte, y los impulsamos a cruzar. A pesar de los miedos. Derrotando obstáculos. Para que no haya muros. Dándoles todas las cosas que necesitarán para vencer en esta vida.
        Para que lleguen adonde quieren llegar. Y que un día, quizá, nos recuerden y piensen “qué bueno fue que estuviera esta profesora o este profesor en ese momento en que debía elegir adónde iba”.
        Nosotros, además de manos, tenemos las señales para ayudar a ver adónde ir.
        Damos aliento. Empujamos.
        Por eso somos raros, como puentes que somos. No nos conformamos con que los alumnos pasen. Los llevamos. Les hablamos y aconsejamos. Les decimos el “dale” y el “siempre adelante”.   Para que no aparten la vista de sus objetivos. Para que enfilen hacia el horizonte, derechito, lejos de nosotros, que los vemos partir.
        Así ha sido siempre. Así será. La antorcha seguirá pasando, de mano a mano, de generación en generación.
        Seremos puentes siempre, porque somos puentes hoy.
Estas palabras pertenecen a Adriana Sylvia Narvaja,y fueron escritas para la entrega de diplomas del Tramo Docente Enseñanza Media, que la autora cursara en el Instituto "Almirante Brown" N°104 de Quilmes, y finalizara en diciembre del año 2015. El pasado 19 de noviembre del 2016 se entregaron los correspondientes diplomas, y la autora fue elegida para escribir las palabras de despedida. Con visible emoción, la autora leyó este texto que reproducimos aquí en nuestro blog. Gracias por siempre al "104", que con tanto amor nos ayudó a capacitarnos y estuvo siempre presente junto a nuestro esfuerzo, que fue el de los Directivos y Personal Docente también. Mil veces gracias!

La foto de portada pertenece al sitio Pinterest
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