Balada triste


por María Elena Walsh,
poetisa argentina (1930-2011)

Era el otoño y era la llovizna,

la inicial certidumbre del poniente.

Mis pasos desandaban su tristeza

mientras sobre la tierra conmovida

era el otoño y era la llovizna.


En el transcurso de las avenidas

todos los pájaros habían muerto,

y las hojas llovían cautamente

sobre la hierba, cerca de mi sangre,

en el transcurso de las avenidas.


¿Qué llanto conocí, qué desconsuelo

bajo los árboles deshabitados?

Cuando en la fuente se reconocía

un cielo de palomas lejanísimas

qué llanto conocí, qué desconsuelo.

Oh muros de mi sed, aquellos muros

que no sé si existieron a mi lado;

bebí en ellos soledad de siglos,

luz funeraria, fríos alusivos.

Oh muros de mi sed, aquellos muros.


Triste ejercicio el de invadir la niebla

por ámbitos inciertos, declinando.

Atravesé desconocidos puentes

en el amanecer de los faroles.

Triste ejercicio el de invadir la niebla.


Todos los pájaros habían muerto

en el transcurso de las avenidas.

Qué llanto conocí, qué desconsuelo:

era el otoño y era la llovizna,

todos los pájaros habían muerto.


Fuente: Del sitio de facebook de Alberto Romero

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