Tan mordido por las balas
que lo humano me es ajeno,
salvo el tiempo al que le falto,
como un soplo, tiempo cálido,
transcurro. La dicha del combate
más allá de mí. Combatir por esa dicha,
el sueño de las puertas derribadas,
todo ante vosotros. Firmes, amigos.
El camino —gris nostalgia—
estalla en sauces llorones.
La madre enviará aún dos, tres
cartas, cuatro escribirá.
Antes de que anulen la distancia
como cometas cansadas,
albergaré en una pequeña herida
el mundo, ese mundo tan grande.
Mal epitafio, poetas,
para llorar la muerte de un héroe.
Vuestro poema lo apenaría
como cualquier muerte ajena.
No era su intención ser héroe,
¡pétreas muchachas!,
cuando con la mano de ayer
entre bromas un beso os mandaba.
"El beso de un soldado desconocido",
Wislawa Szymborska.
Fuente: Del sitio de facebook de Literatura universal.
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