Crea cuadros de animales autóctonos con maderas que descarta la gente


"Mexi encontró una forma de resignificar lo que para muchas personas es basura y con eso diseña cuadros y figuras que reivindican la fauna autóctona" nos dice la publicación del sitio informativo de LM Neuquén, Sección La Mañana, del pasado 21 de junio de 2024. La nota es de la periodista Cecilia Rayén Guerrero Dewey. Veamos qué nos enseña este artesano que a la vez es un artesano de la vida. Y sus manos son el vehículo que le permiten vivir y ser feliz. Toda una enseñanza de vida!

        "Mexi, Ralph Urbina Bravo, está lijando el marco de una puerta que trajo desde La Boca, para hacer con eso el cuadro de un cóndor que sobrevuela el volcán Lanín. De pronto, debajo de varias capas de pintura, encuentra que alguien alguna vez escribió: “Galdys, te quiero”. No sabe y quizá nunca sepa quienes fueron esas personas, pero tiene la certeza de que muy pronto, esa madera que alguna vez contuvo un amor que quedó muy lejos en el tiempo, va a estar colgada en la pared de alguna casa y cientos de ojos van a detenerse contemplarla.

        Hace más de 10 años que Mexi encontró su pasión en recuperar las maderas que otros descartan para traerlas a la vida, sacándolas desde el fondo de la historia para darles un nuevo significado. No lo hizo solo, sino junto a Mani, Mariana Pastoriza, su compañera de aventuras y de vida, porque como toda gran historia, esta también es una de amor.

        Si, Mexi es mexicano. Tenía 25 años cuando llegó a vivir en 2001 a San Martín de los Andes convocado por un amigo que quería abrir un restaurante. Por entonces, estudiaba gastronomía en Buenos Aires, donde reside parte de su familia materna. Siempre le gustó cocinar, en realidad hacer cosas con las manos, crear. Algunos años le dedicó su tiempo a eso, luego incursionó en el mundo del rafting y durante largos veranos llevó a cientos de personas a sentir adrenalina en los ríos de la cordillera neuquina.

Una historia de amor

        En 2012 conoció a Mani, una diseñadora de interiores que se dedicaba a la restauración de muebles. Además de enamorarse de ella, también lo hizo del noble oficio de trabajar con la madera que le fue enseñando y, él, como es una persona inquieta y muy receptiva, recibiendo hasta hacerlo propio. Empezaron a salir y también a trabajar juntos en El Guatán, el taller que crearon donde recuperan muebles que para la gente ya no sirven, los restauran y les dan una nueva oportunidad. Pero no sólo eso, sino que empezaron a fabricar otros con madera de demolición, es decir, con maderas antiguas de casas que tiraron abajo, de objetos desarmados que fueron a parar a algún volquete.

        “Empezamos a juntar y a comprar esas maderas. Enseguida le vemos un colorcito o una forma y para nosotros cobran vida. Con eso hacemos mesas, sillones, revestimos paredes, entre otras cosas. Son maderas muy valiosas, algunas tienen más de 100 años, traen consigo una historia”, explica Mexi.

        De todo ese proceso, también hay un descarte de material que Mexi iba guardando, hasta que un día, comprendió bien por qué lo hacía y fue cuando nacieron los cuadros de animales autóctonos.

        En un momento, Mexi tenía tantos pequeños trozos de madera de descarte que se dijo: “tengo que hacer algo con esto”. Jugando, explorando, imaginando fue cuando apareció esta idea. Levantaba uno y de pronto le parecía que tenía forma de rana, otro se parecía mucho a un pajarito y así.

        Empezó a plasmar esas imágenes sobre un papel respetando las formas de la madera. Se dio cuenta que una herramienta que le permitía trabajar mejor sobre sus dibujos era geometrizarlos. Después con eso que tenía en el papel, fue también moldeando algunas maderas y ahí estaban sus cuadros.

Cómo surgieron los animales

        “El cuadro es todo una composición desde el marco, el fondo, hasta la figura. Una cosa potencia la otra. En el proceso van surgiendo cambios, nada es estático”, explica sobre su proceso creativo.

        Los animales surgieron naturalmente y si bien a veces hace algunos cuadros de osos, elefantes, le pareció importante trabajar con la fauna autóctona, nutrirse de la riqueza y belleza del entorno. Cóndores, el escarabajo de la estepa, zorritos, guanacos y tanto más. “El otro día tenía muchas ganas de hacer un pajarito, y entonces me puse a investigar y descubrí que colibrí rubí que vemos siempre es de acá, de nuestra Patagonia: esto me está haciendo aprender más de los bichitos de la zona y es muy emocionante”, dice.

        Cuando Mexi termina uno de sus cuadros se emociona porque eso ya lo imaginó, pero sobre todo porque recuerda de donde vinieron esas maderas: ve en esa nueva composición de formas y colores, un collage, una historia, el tiempo y sus significantes. O como él explica: “Mi queridísimo Gustavo Cerati dicía en su canción Sulki: “esa madera necesita un corazón”. Y creo que a una madera que nació para algo y que fue descartada para su muerte, recuperarla hace que le entregues un nuevo corazón. En cada uno de los cuadros que ahora hago, hay una nueva vida”.


Las aventuras del Guatán Rodante

        Dos años antes de la pandemia, Mexi y Mani cerraron el taller que tenían en la casa y lo volvieron itinerante. Guardaron lo importante, armaron sus bolsos, acondicionaron un colectivo y se fueron a viajar por ahí junto a su pequeña hija Charo, que entones tenía sólo 1 año, y con sus dos perras, Auca y Carmela. Mexi cuenta muy feliz que intermitentemente la familia se agrandaba cuando se les unían sus hijos mayores Frida y Mateo.

        De Neuquén a Buenos Aires parando en absolutamente cada pueblo; la infinita costa del mar argentino; Entre Ríos; Uruguay y sus sitios coloniales; Brasil y su territorio inagotable: todos eran lugares para nutrirse, historias que escuchar, paisajes para inspirarse, pero sobre todo maderas que juntar.

        

        “El viaje nos dio muchísimo material. Nosotros estamos entrenados para encontrar grandes cosas: pinoteas, postigos, juntamos de todo. En ese viaje también levantamos alambres, tuercas con las que empezamos a hacer figuras. Si estábamos en el mar, construíamos barcos, ballenas; si estábamos en un pueblo antiguo, alguna casa colonial. Les pusimos Criaturas del Guatán”, recuerda Mexi.

        La pandemia los hizo tirar anclas en San Martín de los Andes una vez más y allí siguen su viaje imaginario, al menos por ahora.

        Además de El Guatán, hace muchos años que Mexi trabaja en el Cerro Chapelco. Empezó en el área de Atención al Cliente, donde descubrió que particularmente le gustaba o lo movilizaba atender a las personas con discapacidad. Por entonces, ahí trabajaba su amigo Pablo Robledo, quien dirigía la escuela de Esquí Adaptado. Pablo había tenido en su adolescencia un accidente que le dejó una discapacidad, sin embargo no sólo se había convertido en un deportista exquisito, sino en inspiración para muchas personas, como para Mexi, quien junto a él fue metiéndose en ese mundo.

Su trabajo en Chapelco

        En un momento, decidió dejar Atención al Cliente, hacer el curso de esquí adaptado y hoy ayuda a esquiar a decenas de personas con discapacidad que llegan a Chapelco cada invierno. “Me apasiona la sensación de mostrar que todos pueden hacer todo, porque la realidad es que llevamos a esquiar a personas que tienen una discapacidad muy severa y los disfrutan. Eso es una sensación y una emoción que no tiene igual, ver como alguien que en su vida cotidiana quizá no puede moverse, está esquiando en la montaña, está en lo más alto y lo vive con alegría. Pero no sólo es eso, es también ver como esas personas pueden compartirlo con sus familias”, explica.

        En la antigüedad, hubo un filósofo llamado Anaxágoras que decía que las manos de los seres humanos contribuían a su capacidad creativa y racional. Para él, las manos no solo permitían realizar trabajos y fabricar herramientas, sino que también facilitaban el desarrollo de la inteligencia y la reflexión. No fue sólo él, en esta misma línea lo sucedieron Aristóteles, Platón, Descartes y Nieztche.

        Mexi siempre supo que le gustaba crear con sus manos, sobre todo transformar y eso le permite hoy construir objetos hermosos, que no sólo son sustentables, que nos hablan de la importancia de reutilizar, de cuidar nuestro ambiente, sino que van más allá y guardan una esencia vital que es la certeza del movimiento, de volver a empezar. En el cóndor construido con maderas de Entre Ríos y retazos de la orilla del Lacar que hoy cuelga de la pared de alguna casa; en la felicidad de un chico que vuelve a sentir la dicha de deslizarse en la nieve, hay un vuelo compartido. Y es que en sus manos, en su hacer Mexi es siempre un optimista, un facilitador de oportunidades."

El Instagram de Mexi es @guatanrodante

Fuente: Del sitio informativo de LMNeuquén de esa provincia argentina. 

https://www.lmneuquen.com/neuquen/crea-cuadros-animales-autoctonos-maderas-que-descarta-la-gente-n1122560 

¡Compártelo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario