El Gato

por Charles Baudelaire,
poeta francés (1821-1867) 

 Poema "El Gato"

I
En mi cabeza se pasea,
como en su propio aposento,
un bello gato fuerte, suave y encantador.
Cuando maúlla, apenas se le oye,
de tan tierno y discreto que es su timbre;
pero su voz, ya se apacigüe o gruña,
es siempre rica y profunda.
Ahí está su atractivo y su secreto.
Esta voz, que gotea y se filtra
en mi interior más tenebroso,
me invade como un verso cadencioso
y me refocila como un bebedizo.
Ella adormece los dolores más crueles
y contiene todos los éxtasis;
para decir las frases más largas
no necesita palabras.
No, no hay arco que rasque
mi corazón, instrumento perfecto,
y que haga con más majestad
cantar su cuerda más vibrante,
que tu voz, gato misterioso,
gato seráfico, gato extraño,
en quien todo, como en un ángel,
es tan sutil como armonioso.

II
De su pelaje rubio y moreno
sale un perfume tan suave, que una noche
me impregné de él porque una vez
lo acaricié, solo una.
Es el espíritu familiar de la casa;
él juzga, él preside, él inspira
cualquier cosa en sus dominios;
¿es quizá un hada, es un dios?

Cuando mis ojos, hacia ese gato que amo
atraídos como por un imán,
se vuelven dócilmente
y miro entonces en mí mismo,
veo con sorpresa
el fuego de sus pupilas pálidas,
claros fanales, vivientes ópalos,
que me contemplan fijamente.


Biografía de Charles Baudelaire

        Su vida estuvo marcada por la soledad, a la sombra de la austera rigidez de su madre y su padrastro, el coronel Aupick. Sentía que el desamparo y el aislamiento eran algo así como un destino, al que él se rebeló por medio de la Literatura.

Charles Baudelaire nació un 9 de abril de 1821 en una  familia de clase social acomodada, no obstante, se negó rotundamente a asistir a la universidad y a comprometerse en cualquier profesión, oficio o trabajo.

Contra su voluntad, su padrastro lo envío a Calcuta en Junio de 1841 para que siga una carrera diplomática, pero no completa el viaje, desembarca en la Isla de Mauricio, y vuelve a París, donde conoce a su gran amor, la actriz y bailarina haitiana Jeanne Duval.

Jeanne inspiró gran parte de su obra, y es también un reflejo de su complejidad emocional.

Unas contradicciones donde su vida osciló entre el cielo claro de la poesía y los abismos más oscuros de la existencia.

Así retorna a una vida de excesos en el Barrio Latino, frecuentando burdeles, ambientes sórdidos y cayendo en adicciones, que lo llevaron a una espiral de autodestrucción, y lo deterioraron física y mentalmente.

Tradujo e hizo conocer a Poe, otro gran solitario.

En 1845, publicó Le Salón, unas críticas artísticas, donde elogia a Courbet, Delacroix y Manet, entonces tres desconocidos.

Tuvo un activo papel en la Revolución de 1848.

Admirador de Marat y Robespierre y lector de Michelet, frecuentó círculos socialistas y periódicos de vanguardia, asistió a reuniones políticas, dirigía cartas a Proudhon y se inscribió en la Sociedad Republicana de Auguste Blanqui

Durante la insurrección, fundó un periódico revolucionario, Le Salut Publique, que vendía por las calles vestido de obrero.

Colaboró en revistas sobre crítica Literaria y Musical, en especial sobre la obra de Wagner.

En 1857 aparece Las flores del mal. El libro escandalizó la conservadora Sociedad del II Imperio. Baudelaire fue denunciado por obscenidad y procesado, y su editor multado.

Coincidió ese juicio con el de Flaubert, por Madame Bovary.

Del artista YuanXing Liang,
escultor chino

Curiosamente, eso generó una amistad epistolar entre ambos, con una correspondencia de más de 14 cartas.

Flaubert le escribe:

"Acabo de enterarme de que está siendo usted demandado a causa de su libro. 

¿Por qué? ¿Contra qué ha atentado usted? ¿Contra la religión? ¿Contra las buenas costumbres? 

¿Ha pasado usted ya por los tribunales? ¿Cuándo será eso? Esto sí que es nuevo: 

¡demandar un libro de versos! Hasta el momento, 

la magistratura dejaba a la poesía en paz!"

En "Las flores...", aunque el poema en prosa sigue los pasos de Aloysius Bertrand, de esa unión entre el Romanticismo y el Parnasianismo, nace el Simbolismo como género literario.

Una evocación dolorosa y sincera, una búsqueda de la Belleza en los mismos límites de la propia Condición Humana, una desesperación que a veces calma el recuerdo lejano e imposible del Paraíso perdido de la infancia.

A fines de abril de 1864 llega a Bruselas, dejando en Francia muchas deudas,  y escapando de toda la polémica que había suscitado su libro.

La idea era dar un ciclo de conferencias que, al modo de Víctor Hugo, que le permita nuevas perspectivas literarias.

Pero nada salió como pensaba.

Solo tuvo éxito con la primera sobre su admirado Eugène Delacroix, en la segunda sus inconvenientes de salud se fueron haciendo evidentes, y la serie fue cancelada.

Al año siguiente, a la sífilis que padece se le suma un problema de dicción.

De regreso a París, hemipléjico pero completamente lúcido, pasa unos meses en una clínica.

A principios de 1867 dejó de hablar. Murió el 31 de agosto de 1867, a los 46 años en brazos de su madre.

Dos días después, una pequeña comitiva de 70 personas asistió a su entierro en el cementerio de Montparnasse.

Poeta Maldito por excelencia, incomprendido en su tiempo, solitario, eterno insatisfecho, y angustiado a cada instante por la sed no saciada del hastío, es uno de los referentes más importantes de la Literatura Universal.

Clarividente, su heterodoxia estética pasó casi inadvertida en su época.

Descendió como Dante, sin Virgilio, a todos los círculos del Infierno, el spleen de París.

Su obra influyó profundamente en poetas posteriores como Rimbaud y Verlaine, así como en movimientos literarios como el simbolismo y el decadentismo. Baudelaire desafió las normas literarias y poéticas de su tiempo, allanando el camino para la experimentación y la exploración de la psicología humana que caracterizaría el arte del siglo XX.

Fue uno de los derrotados de la vida, que como Tristán Corbière, se confesaría  “Siempre solo, pero siempre Libre..."

Fuente: Del sitio de divulgación HISTORIA, ARTE, CULTURA Y MÚSICA, compartido por Stephanie Ducasse.

El poema pertenece al libro "Las flores del Mal", traducido por Pedro Provencio 

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