Aguafuertes Porteñas: "He visto morir...", la muerte de Severino Di Giovanni

por Roberto Arlt,

escritor y periodista argentino (1900-1942)

        "Las 5 menos 3 minutos. Rostros afanosos tras de las rejas. Cinco menos 2. Rechina el cerrojo y la puerta de hierro se abre. Hombres que se precipitan como si corrieran a tomar el tranvía. Sombras que dan grandes saltos por los corredores iluminados. Ruidos de culatas. Más sombras que galopan.

        Todos vamos en busca de Severino Di Giovanni para verlo morir.

        La letanía.

        Espacio de cielo azul. Adoquinado rústico. Prado verde. Una como silla de comedor en medio del prado. Tropa. Máuseres. Lámparas cuya luz castiga la obscuridad. Un rectángulo. Parece un ring. El ring de la muerte. Un oficial.

        “..de acuerdo a las disposiciones… por violación del bando… ley número…”

        El oficial bajo la pantalla enlozada. Frente a él, una cabeza. Un rostro que parece embadurnado en aceite rojo. Unos ojos terribles y fijos, barnizados de fiebre. Negro círculo de cabezas.

        Es Severino Di Giovanni. Mandíbula prominente. Frente huída hacia las sienes como la de las panteras. Labios finos y extraordinariamente rojos. Frente roja. Mejillas rojas. Ojos renegridos por el efecto de luz. Grueso cuello desnudo. Pecho ribeteado por las solapas azules de la blusa. Los labios parecen llagas pulimentadas. Se entreabren lentamente y la lengua, más roja que un pimiento, lame los labios, los humedece. Ese cuerpo arde en temperatura. Paladea la muerte.

        “..artículo número…ley de estado de sitio… superior tribunal… visto… pásese al superior tribunal… de guerra, tropa y suboficiales…”

        Di Giovanni mira el rostro del oficial. Proyecta sobre ese rostro la fuerza tremenda de su mirada y de la voluntad que lo mantiene sereno.

        “..estamos probando… apercíbase al teniente… Rizzo Patrón, vocales… tenientes coroneles… bando… dése copia… fija número…”

        Di Giovanni se humedece los labios con la lengua. Escucha con atención, parece que analizara las cláusulas de un contrato cuyas estipulaciones son importantísimas. Mueve la cabeza con asentimiento, frente a la propiedad de los términos con que está redactada la sentencia.

        “..Dése vista al ministro de Guerra… sea fusilado… firmado, secretario…”

        Habla el Reo.

El sentenciado Severino Di Giovanni 

        -Quisiera pedirle perdón al teniente defensor…

        Una voz: -No puede hablar. Llévenlo.

        El condenado camina como un pato. Los pies aherrojados con una barra de hierro a las esposas que amarran las manos. Atraviesa la franja de adoquinado rústico. Algunos espectadores se ríen. ¿Zoncera? ¿Nerviosidad? ¡Quien sabe!.

        El reo se sienta reposadamente en el banquillo. Apoya la espalda y saca pecho. Mira arriba. Luego se inclina y parece, con las manos abandonadas entre las rodillas abiertas, un hombre que cuida el fuego mientras se calienta agua para tomar el mate.

        Permanece así cuatro segundos. Un suboficial le cruza una soga al pecho, para que cuando los proyectiles lo maten no ruede por tierra. Di Giovanni gira la cabeza de derecha a izquierda y se deja amarrar.

        Ha formado el blanco pelotón de fusilero. El suboficial quiere vendar al condenado. Éste grita:

        -Venda no.

        Mira tiesamente a los ejecutores. Emana voluntad. Si sufre o no, es un secreto. Pero permanece así, tieso, orgulloso.

        Surge una dificultad. El temor al rebote de las balas hace que se ordena a la tropa, perpendicular al pelotón fusilero, retirarse unos pasos.

        Di Giovanni permanece recto, apoyada la espalda en el respaldar. Sobre su cabeza, en una franja de muralla gris, se mueven piernas de soldados. Saca pecho. ¿Será para recibir las balas?

        -Pelotón, firme. Apunten.

        La voz del reo estalla metálica, vibrante:

        -¡Viva la anarquía!

        -¡Fuego!

        Resplandor subitáneo. Un cuerpo recio se ha convertido en una doblada lámina de papel. Las balas rompen la soga. El cuerpo cae de cabeza y queda en el pasto verde con las manos tocando las rodillas.

        Fogonazo del tiro de gracia.

        Las balas han escrito la última palabra en el cuerpo del reo. El rostro permanece sereno. Pálido. Los ojos entreabiertos. Un herrero a los pies del cadáver. Quita los remaches del grillete y de la barra de hierro. Un médico lo observa. Certifica que el condenado ha muerto. Un señor, que ha venido de frac y zapatos de baile, se retira con la galera en la coronilla. Parece que saliera del cabaret. Otro dice una mala palabra.

        Veo cuatro muchachos pálidos como muertos y desfigurados que se muerden los labios; son: Gauna, de La Razón, Álvarez de Última hora, Enrique Gonzáles Tuñón, de Crítica y Gómez, de El Mundo. Yo estoy como borracho. Pienso en los que se reían. Pienso que a la entrada de la penitenciaría debería ponerse un cartel que rezara:

-Está prohibido reírse.

-Está prohibido concurrir con zapatos de baile."

de Roberto Arlt,

de "Aguafuertes Porteñas",

diario "El Mundo",

Buenos Aires, República Argentina

Fuente: Del sitio informativo del Centro de Documentación «Juan C. Garat» de la CISPREN - Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de la provincia de Córdoba, República Argentina

http://centrodocumentacion.com.ar/efemerides-he-visto-morir-roberto-arlt-sobre-el-fusilamiento-de-severino-di-giovanni/

El escritor argentino Roberto Arlt
Aguafuertes Porteñas, qué son 

        "Aguafuertes porteñas"es un conjunto de artículos literarios escritos por Roberto Arlt y publicados periódicamente entre 1928 y 1933 en la prensa de Buenos Aires. En el año 1933, la editorial Victoria publicó una selección de estos artículos bajo este mismo nombre. Algunos fueron publicados en la revista Proa. 

        Roberto Arlt ingresó como redactor en el recién creado diario "El Mundo", en 1928. En agosto de ese año, comenzó a escribir una sección denominada "Aguafuertes porteñas". Las Aguafuertes no llevaron al principio, la firma de su autor. Estas estampas de la ciudad de Buenos Aires despertaron pronto el interés de muchos lectores. 

Idea del Aguafuerte

        El origen del título tiene parentesco pictórico y se refiere a las pequeñas estampas grabadas que alcanzaron ya gran difusión en la época de Durero y Rembrandt, en la de Goya y en la de los expresionistas alemanes. Arlt tiene la intención de mostrar una realidad fragmentada y de reproducir, a modo fotográfico, un momento concreto.

Género

        Arlt retoma el artículo o cuadro de costumbres, de amplia trayectoria, en el periodismo argentino, al que le agrega el aporte original de su escritura. Otros críticos señalan además la influencia en estas crónicas de los maestros españoles del género, como Mariano José de Larra.

Temática

        La intención principal de Aguafuertes Porteñas es el análisis y comentario de los cambios que va sufriendo Buenos Aires. Constantemente pone en cuestión la idea de progreso con un componente existencialista. Por ejemplo, en uno de estos Aguafuertes trata la generalización de la luz eléctrica en la ciudad y duda de su utilidad por no ayudar directamente al entendimiento. Otros tópicos abordados son la crítica social ("Padres negreros", "Aristocracia de barrio"), la lengua ("El idioma de los argentinos") y hasta las dificultades para escribir.

Fuente: Del sitio Wikipedia - Aguafuertes Porteñas

https://es.wikipedia.org/wiki/Aguafuertes_porte%C3%B1as

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