Tiene 15 años y creó un fertilizante orgánico para revolucionar la fruticultura

"Mateo Fernández, estudiante de Allen, creó un producto para evitar el uso de agroquímicos. Universidades, multinacionales y el INTA se interesaron por su proyecto" dice la periodista Silvana Salinas en una nota para LM Neuquén del pasado 17 de diciembre de 2022. Esta nota nos da esperanza de lograr alimentos sin el uso de los agrotóxicos que conocemos (y consumimos, para nuestro mal). Pero el mundo busca cambiar, y nosotros queremos difundir para apoyar estos emprendimientos. Difundan ustedes también! 

        "Decir que Mateo la tiene clara, a esta altura del partido, le queda cortísimo. El pibe sueña, imagina, proyecta, pone manos a la obra y empuja a todos a su alrededor. Sueña con las chacras, con su entorno rodeado de manzanas y peras, con los sueños de su abuelo, de su bisabuelo, de su padre. Sueña con revolucionar la fruticultura, la producción en el Alto Valle, con erradicar el uso de químicos en los alimentos y poner un nuevo granito de arena “verde” en la forma de producir alimentos.

        Cuando habla, Mateo parece un “señor ingeniero” de varias décadas de estudio, trayectoria y experiencia. Cuenta con soltura y precisión sus ideas, sus proyectos, que está trabajando “con formulaciones novedosas que combinan microorganismos”, que está desarrollando “un plan de inversiones”, que tiene que combinar la escuela “con reuniones técnicas” y “firma de convenios”, ¡a sus 15 años!

        Mateo Fernández es un adolescente de la región que empuja, que emprende y que no empezó ayer, aunque parezca mentira. Empezó poco antes de soplar su torta con 10 velitas, y ya creó un producto novedoso: un fertilizante orgánico que él mismo ensayó en el campo. Todavía conserva las viejas libretitas donde iba anotando, uno a uno, los resultados obtenidos.

        Su meta es desarrollar e implementar productos ecológicos y así abandonar para siempre los nocivos agroquímicos en el Alto Valle. Por eso, hasta importantes empresas multinacionales han contactado al brillante estudiante de Allen.

        Inventó un fertilizante orgánico, lo desarrolló, lo probó y también lo vende hace un año. Además, es cabeza de una empresa que empezó a rodar y crecer, AgroArg Fertilizantes, firma convenios con el INTA, con organismos de Fruticultura y con la Universidad Nacional del Comahue para estudiar, desarrollar y potenciar sus creaciones y fue reconocido, en Río Negro, por ser el emprendedor más joven.

        Hijo, nieto y bisnieto de chacareros, de hombres que forjaron la tierra en el Alto Valle, Mateo se crió entre frutales y tareas culturales, combatiendo las temidas y amenazantes heladas, viendo las caras “largas” de algunas temporadas, las alegres, de otras y también observando “siempre desde lejos” las curas en las plantaciones. Era su mundo y ahí puso manos a la obra.

        Desde sus 9 o 10, aproximadamente, con un tacho de 20 litros, un palo y debajo de un nogal comenzó a pensar cómo “alimentar” y ayudar a las plantas a crecer fuertes y vigorosas, de forma que fueran tan resistentes y sanas que pudieran hacer frente al embate de cualquier plaga. Fue probando con estiércol de conejo, agregándole cosas, mezclando otros productos, leyendo manuales del INTA, investigando en Internet, hasta que logró su primer fertilizante orgánico.

        “Con mi mejor amigo empezamos esto. Nos metíamos en la chacra y pasábamos horas y horas. Hicimos parcelas especiales con cultivos, con una huerta grande, para probar: una con nuestro producto y la otra no, y los resultados fueron muy buenos, esto nos entusiasmaba más”, contó el estudiante de tercer año del CET 14 agroindustrial.

        Así, de un modo impensado y “siempre jugando” descubrieron su “fórmula mágica” y decidieron, con su familia, ir por más. Hubo ensayos, pruebas y tras un tiempo, una empresa de venta de productos agrícolas que es reconocida en toda la región tomó el desafío y comenzaron a vender el producto.

        AgroArg fertilizantes surgió en 2017. Lo cuenta y se apasiona. Fascina escucharlo.

        “Tenía unos 10 años, hacía biopreparados para la huerta familiar, jugaba con diferentes componentes y mi familia comenzó a ver mi gran interés. Una prima, como regalo, me trajo 5 manuales sobre bioinsumos y me leía un manual por mes. Ahí comencé a saber técnicamente cómo se hacían los procesos. Tomé un tacho de 20 litros de YPF, un palo y arranqué un sueño por cumplir. Lo hacíamos debajo de un nogal, lo embotellábamos y le poníamos la etiqueta. Un amigo, que ahora se dedica a su pasión, las turbinas hidroeléctricas, me ayudaba”, detalló.

        Mateo recuerda que, en una familia de productores, desde su abuelo y bisabuelo, hasta ahora, siempre participó en todos los procesos. Sin embargo, cuando los grandes “curaban”, es decir, pulverizaban con agroquímicos los montes, “me llevaban lejos, no me dejaban estar, yo no entendía y me explicaron que eran productos peligrosos, por esto todos usaban protección. Esa prohibición me generó la curiosidad y cuando fui creciendo vi que gracias a esos productos, la manzana salía hermosa, roja, jugosa, pero soñaba con crear un producto que pudiera hacer eso sin químicos”.

        El brillante estudiante, además de su trabajo en los galpones que montaron en su chacra, estudia doble turno en el colegio agrotécnico y luego inglés en forma particular.

        “Tuve apoyo de mi familia, de mis amigos Héctor y Lautaro, que siempre se ponían las botas y agarraban las palas para ayudar. Siempre lo tomamos como un juego, pero es mi pasión. Mi meta es crecer y por eso me dedico a esto con disciplina, con ganas, siendo responsable, como dice mi abuela Mirta: cuando uno quiere cumplir un sueño tiene que estar comprometido al 100% con el proyecto. Poner todo, ella me remarca los valores éticos, de responsabilidad, disciplina, fortalecer nuestras convicciones, no dejarnos avasallar por nada ni por nadie”, relató.

        La fuerza y el apoyo de su familia jugó un rol fundamental. Su papá Gustavo, que tiene alrededor de medio centenar de hectáreas “ahora con forrajes y ciruelas” y su mamá Vanina Bivanco, policía en la ciudad.

Primer “fertilizante biológico”: ¿en qué consiste?

        “Estamos desarrollando un fertilizante biológico, el cual es una tecnología aplicada a la nutrición de cultivos, combina nutrientes orgánicos derivados de un novedoso proceso de formulación, el cual estamos con intenciones de patentar: incluye ácidos orgánicos, aminoácidos, enzimas PGPR, son enzimas para un motor del crecimiento vegetal, enzimas antiestrés extraídas de otros vegetales y microorganismos vivos, los cuales cumplen funciones ecosistémicas y biológicas específicas en las plantas”, se entusiasmó y resumió Mateo Fernández.

        Algunos de estos microorganismos “previenen del ataque de fitopatógenos en el sistema radicular. Otros estimulan el crecimiento radicular, promoviendo la exploración del suelo, otros inducen el desarrollo de folículos absorbentes, los cuales aumentan la superficie de absorción y captación de agua y nutrientes de la planta, de forma biológica y otros organismos captan nitrógeno atmosférico y lo solubilizan en el nódulo radicular”, detalló con precisión.

        Todos estos componentes formulados en conjunto, de forma simbiótica “hacen a una biotecnología, la cual pretendemos que impacte en la forma de producir alimentos tanto en nuestra región, como en nuestro país y en el mundo”, concluyó el jovencito, que piensa estudiar para convertirse en un futuro ingeniero agrónomo.

A pulmón

        En los comienzos, y también ahora, el emprendimiento es a puro corazón y pulmón. Desde pequeño, Mateo se embarcó en el cuidado del medio ambiente y la necesidad de potenciar el desarrollo productivo. “En 2019-2020 agarramos tanques de agroquímicos, les hicimos una manguera por abajo y una válvula arriba y esa fue nuestra primera máquina. Fuimos produciendo y vendiendo, promocionando, llegando a nuestros conocidos. Cuando uno emprende hace todo”, contó Mateo.

        En 2020 logramos comprar un fermentador y pudimos producir de mejor manera, comprar mejor maquinaria y ahora buscamos seguir creciendo, pero adecuando el producto y vamos a dar un paso más para redoblar la apuesta. Tenemos planes de expansión de la marca, y buscamos inversores para financiar nuestro nuevo proyecto en biotecnología para nutrición de cultivos”.

Fuente: Del sitio informativo del LM Neuquén

https://www.lmneuquen.com/tiene-15-anos-y-creo-un-fertilizante-organico-revolucionar-la-fruticultura-n976726

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