Los de abajo, el dramático relato de la Revolución Mexicana

por Mariano Azuela,

escritor mexicano (1873-1952)

-¡Que viene Villa!

        La noticia se propagó con la velocidad del relámpago.

-¡Ah, Villa! … La palabra mágica. El gran hombre que se esboza; el guerrero invicto que ejerce a distancia ya su gran fascinación de boa.

-¡Nuestro Napoleón mexicano! - exclama Luis Cervantes (“El Curro”). 

-¡Sí, “el Águila Azteca, que ha clavado su pico de acero sobre la cabeza de la víbora Victoriano Huerta”… Así dije en un discurso en Ciudad Juárez - habló en un tono un tanto irónico Alberto Solís, el ayudante de Natera. 

        Los dos, sentados en el mostrador de una cantina, apuraban sendos vasos de cerveza. 

        Y los gorrudos de bufandas al cuello, de gruesos zapatones de vaqueta y encallecidas manos de vaquero, comiendo y bebiendo sin cesar, sólo hablaban de Villa y sus tropas. 

        Los de Natera hacían abrir tamaña boca de admiración a los de Macías. 

        ¡Oh, Villa!… ¡Los combates de Ciudad Juárez, Tierra Blanca, Chihuahua, Torreón!

        Pero los hechos vistos y vividos no valían nada. Había que oír la narración de sus proezas portentosas, donde, a renglón seguido de un acto de sorprendente magnanimidad, venía la hazaña más bestial. Villa es el indomable señor de la sierra, la eterna víctima de todos los gobiernos, que lo persiguen como una fiera; Villa es la reencarnación de la vieja leyenda: el bandido-providencia, que pasa por el mundo con la antorcha luminosa de un ideal: ¡robar a los ricos para hacer ricos a los pobres! Y los pobres le forjan una leyenda que el tiempo se encargará de embellecer para que viva de generación en generación. 

- Pero sí sé decirle, amigo Montañés - dijo uno de los de Natera – que si usted le cae bien a mi general Villa, le regala una hacienda; pero si le choca...¡no más lo manda fusilar!…

        ¡Ah, las tropas de Villa! Puros hombres norteños, muy bien puestos, de sombrero tejano, traje de kaki nuevecito y calzado de los Estados Unidos de a cuatro dólares. 

        Y cuando esto decían los hombres de Natera, se miraban entre sí desconsolados, dándose cuenta cabal de sus sombrerazos de soyate*  podridos por el sol y la humedad y de las garras de calzones y camisas que medio cubrían sus cuerpos sucios y empiojados. 

- Porque ahí no hay hambre...Traen sus carros apretados de bueyes, carneros, vacas. Furgones de ropa; trenes enteros de parque* y armamentos, y comestibles para que reviente el que quiera.

        Luego se hablaba de los aeroplanos de Villa. 

-¡Ah, los airoplanos! Bajo, así de cerquita, no sabe usted qué son; parecen canoas, parecen chalupas; pero que comienzan a subir, amigo, y es un ruidazo que lo aturde. Luego algo como un automóvil que va muy recio. Y haga usté de cuenta un pájaro grande, muy grande, que parece de repente que ni se bulle siquiera. Y aquí va lo mero bueno: adentro de ese pájaro, un gringo lleva miles de granadas. ¡Afigúrese lo que será eso! Llega la hora de pelear, y como quien les riega maíz a las gallinas, allí van puños y puños de plomo pa’l enemigo… Y aquello se vuelve un camposanto: muertos por aquí, muertos por allí, y ¡muertos por todas partes!

        Y como Anastasio Montañés preguntara a su interlocutor si la gente de Natera había peleado ya junto con la de Villa, se vino a cuenta de que todo lo que con tanto entusiasmo estaban platicando sólo de oídas lo sabían, pues que nadie de ellos le había visto jamás la cara a Villa.

-¡Hum…, pos se me hace que de hombre a hombre todos semos iguales!… Lo que es pa’ mí naiden es más hombre que otro. Pa’ peliar, lo que uno necesita es no más tantita vergüenza. ¡Yo, qué soldado ni qué nada había de ser! Pero, oiga, ai donde me mira tan desgarrao...¿Voy que no me lo cree?… Pero, de veras, yo no tengo necesidá…

- ¡Tengo mis diez yuntas de bueyes!… ¿A que no me lo cree? - dijo la Codorniz a espaldas de Anastasio, remedándolo y dando grandes risotadas. 

* soyate: hoja de palma de baja calidad con la que se tejen sombreros.

* parque: municiones. 

Mariano Azuela,

"Los de abajo",

Proyectos Ánfora,

Biblioteca 100x100,

Buenos Aires,

abril de 1995

Biografía de Mariano Azuela

Mariano Azuela González (Lagos de Moreno, Jalisco, 1 de enero de 1873 - Ciudad de México, 1 de marzo de 1952) fue un médico y escritor mexicano. Opositor al porfiriato, trabajó como médico en un campamento de Pancho Villa, experiencia que reflejó en su novela más popular, "Los de abajo", y en otros de sus trabajos ambientados durante la Revolución mexicana de 1910. Está considerado uno de los fundadores de la literatura de la Revolución Mexicana

Fuente: Del sitio Wikipedia - Mariano Azuela.

https://es.wikipedia.org/wiki/Mariano_Azuela

Afiche de la película, del sitio Pinterest

Vean en Youtube la película que se filmó sobre la base de esta excelente novela 

Con la dirección de Chano Urueta y la producción de Luis Manrique,  "Los de abajo" se estrenó en el año 1939 en su país natal, México. Se destacan las grandes actuaciones de Mangel Ferriz  (Demetrio Macías), Esther Fernández (Camila), Domingo Soler (Anastasio Montañés), Isabella Corona (La Pintada), y Carlos López Moctezuma (El Curro), entre otros. La música es de Silvestre Revueltas.

Fuente: Del sitio de información cinematográfica FilmAffinity.

https://www.filmaffinity.com/ar/film858240.html

https://www.youtube.com/watch?v=k62zWaX_BSw

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