Jane Eyre, la mujer que lucha hasta el final

por Charlotte Brontë,

novelista inglesa (1816-1855)

-Tú no tienes derecho a tomar ninguno de nuestros libros,

porque, según dice mamá, tú no eres nadie aquí;

no tienes dinero porque tu padre no te dejó nada;

tendrás que ir a mendigar, porque no puedes seguir viviendo aquí con nosotros,

que somos los hijos de un caballero rico;

no queremos que comas lo mismo que comemos,

ni que te vistas por cuenta de mamá. 

Ahora te enseñaré a volver otra vez a meterte con mis libros, 

porque son míos;

toda la casa me pertenece o me pertenecerá dentro de unos cuantos años.

Márchate y procura no ponerte delante de los cristales de la ventana

ni de ningún espejo".

Señorito John,

"Jane Eyre"

        El primer trimestre que pasé en Lowood (asilo para niñas pobres) me pareció una eternidad, aunque no de delicias precisamente, porque fue una dura lucha continua contra las dificultades interminables que se me presentaban sin cesar, al intentar acostumbrarme a las ordenanzas y trabajos desconocidos para mí hasta entonces. Más que las fatigas y privaciones físicas que había de soportar, lo que más me atormentaba era el contino temor de caer en alguna falta involuntaria. Durante los meses de enero, febrero y marzo, las continuas nevadas que dejaban los caminos intransitables nos impidieron salir más allá de las paredes del jardín, a menos que no fuera para ir a la iglesia; sin embargo, no pasó un solo día sin que saliéramos al aire libre, por lo menos durante una hora.

        Pero nuestras ropas eran insuficientes para protegernos contra el frío crudísimo de la estación; no llevábamos botas de nieve, por lo que ésta se nos metía en los zapatos, humedeciéndonos los pies y llenándonos los dedos de sabañones. Recuerdo perfectamente lo irritante que se me hacía la picazón cuando, cada tarde, llegaba la hora de inflamarse aquéllos, y por las mañanas, al levantarme de la cama, el tormento que suponía colocarme los endurecidos y helados zapatos en los pies. Por si todo esto no fuera bastante, nos daban de comer una miseria, pues, a pesar de tratarse de muchachas que estaban en pleno crecimiento, nos daban de comer lo que apenas hubiera sido suficiente para un convaleciente. Con esta escasez alimenticia sucedía que las mayores, impulsadas por el hambre, se atrevían a violentar o a amenazar a las más pequeñas, con objeto de que les dieran su porción o parte de ella. Muchas veces tuve que defender de dos grandullonas hambrientas el precioso pedacito de pan moreno que nos daban a la hora de merendar, para acabar cediendo la mitad de mi taza de café a otra, y bebiéndome lo que quedaba, junto con las lágrimas que se me saltaban a impulsos del hambre.  

        En aquella estación invernal los domingos resultaban el día más triste de la semana. Habíamos de andar un par de millas para trasladarnos a Brocklebridge Church, donde oficiaba nuestro director. Cuando salíamos de casa sentíamos mucho frío, y al llegar a la iglesia, estábamos heladas; durante los servicios matinales yo casi me quedaba yerta de frío. Como habría sido una cosa penosísima tener que volver al pensionado para comer, allí mismo nos distribuían una ración de carne-fiambre y pan, siempre en la raquítica proporción que nos daban en la escuela. Después de asistir a los servicios de la tarde, volvíamos, a través de la calle llena de baches, subidas y bajadas, exponiéndonos al frío de un viento tan crudo que  casi a todas nos cortaba la piel del rostro.

        Recuerdo a Miss Temple, andando con su paso ligero, a un lado de nuestras tristes filas, bien envuelta en su abrigo escocés que hacía ondear el viento helado, procurando darnos ánimo con su ejemplo, a fin de que anduviésemos “como intrépidos soldados”, según ella decía. Las otras profesoras, ¡pobrecillas! Estaban demasiado abatidas para intentar siquiera dar ánimos a las demás. Cuando por fin entrábamos en el pensionado, ¡cuánto tiempo nos hacían esperar para calentarnos y estar cerca de la lumbre! Sin embargo, a las más pequeñas, ese consuelo nos era negado. Frente a cada chimenea se formaba un estrecho círculo de muchachas mayores, disputándose el calor del hogar, y detrás de ellas nos amontonábamos las menores, envolviéndonos los bracitos en los delantales con el fin de sentirnos un poco más calientes.

        A la hora del té nos alegraba un poquito la contemplación, primero, y luego la degustación de una ración completa de pan -en lugar de la media ración diaria – untada con un poquitín de mantequilla, que era lo que más nos hacía soñar de lunes a sábado. Por lo general conseguía quedarme con la mitad de esta generosa merienda, porque la otra media me veía obligada a regalársela a alguna grandullona que me lo exigía."

Charlotte Brontë,

"Jane Eyre"

Editorial Bruguera

Primera edición febrero 1954,

Barcelona,

España

Película basada en esta novela, que se puede disfrutar en Youtube 

El film Jane Eyre, del Director Robert Stevenson, fue estrenado en el año 1943. Filmado en los Estados Unidos, su guión fue realizado por John Houseman, Aldous Huxley, Robert Stevenson, Henry Koster, basado en la novela de Charlotte Brontë). Actores, quizá, los mejores de su tiempo: Orson Welles, Joan Fontaine, Margaret O'Brien, Peggy Ann Garner, John Sutton, Sara Allgood, Henry Daniell, Agnes Moorehead, Mae Marsh, Elizabeth Taylor, Hillary Brooke, para la Twenty Century Fox

Fuente: Del sitio FilmAffinity.

https://www.filmaffinity.com/ar/film663953.html

https://www.youtube.com/watch?v=kcwjm_qF5QU&feature=youtu.be

Biografía de Charlotte Brontë

Charlotte Brontë (Thornton, Yorkshire; 21 de abril de 1816-Haworth, Yorkshire; 31 de marzo de 1855) fue una novelista inglesa, hermana de las también escritoras Anne y Emily Brontë. Charlotte Brontë nació en Reino Unido, hija de Patrick Brontë, un clérigo de origen irlandés también escritor, inteligente, austero, maniático, de fuerte carácter, conservador y profundamente enamorado de su mujer, María Branwell y sus hijos. Charlotte tuvo cinco hermanos: Emily Brontë, Anne Brontë, María, Elizabeth y Branwell. En 1820, su padre fue nombrado rector del hoy famoso Haworth, pueblo de los páramos de Yorkshire, donde la familia se trasladó a vivir.

La madre de Charlotte murió el 23 de septiembre de 1821 y, en agosto de 1824, Charlotte y Emily fueron enviadas con sus hermanas mayores, María y Elizabeth, al colegio de Clergy Daughters, en Cowan Bridge (Lancashire), donde cayeron enfermas de tuberculosis. En este colegio se inspiró Charlotte Brönte para describir la siniestra Lowood que aparece en su novela Jane Eyre. María y Elizabeth volvieron enfermas a Haworth y murieron de tuberculosis en 1825. Por este motivo y por las pésimas condiciones del colegio, la familia sacó a Charlotte y a Emily del internado. Desde entonces su tía Elizabeth Branwell se encargó de cuidarlas. Estimuladas por la lectura del Blackwood's Magazine (que publicaba los textos de Lord Byron)  que recibía su padre, desde 1827 las hermanas y el hermano empezaron a imaginar la fantástica confederación de Glass Town, un mundo imaginario para el que continuamente fraguaban historias de los reinos imaginarios de Angria, de Charlotte y Branwell, y Gondal, propiedad de Emily y Anne. De las crónicas de Angria se conservan muchos cuadernos, pero de Gondal ninguno.

En 1853 publicó su tercera novela, Villette, y se casó en 1854 con Arthur Bell Nicholls, el cuarto hombre que le propuso matrimonio y coadjutor de su padre. El 31 de marzo de 1855, estando embarazada, enfermó y murió de tuberculosis como sus hermanas. Está enterrada en el cementerio de la iglesia de San Miguel y Todos Los Ángeles, de Haworth.

Fuente: Del sitio Wikipedia - Charlotte Brontë.

https://es.wikipedia.org/wiki/Charlotte_Bront%C3%AB

El afiche de la película pertenece al sitio FilmAffinity. 

La imagen de la escritora Brontë pertenece a la publicación de Wikipedia

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