El Mercader de Venecia, o el precio de la discriminación

        "¿Y por qué razón? Porque soy judío. ¿No tiene un judío ojos?
¿No tiene un judío manos, órganos, cuerpo, sentidos, afectos, pasiones?
¿No lo mantiene el mismo alimento? ¿No lo hieren las mismas armas? 
¿No padece las mismas enfermedades?
¿No se cura de la misma manera?
¿No se calienta y se enfría en el mismo verano y en el mismo invierno,
como el cristiano?
Si nos herís, ¿no damos sangre?
Si nos hacéis cosquillas, ¿no reímos?
Si nos envenenáis, ¿no morimos?
Si nos ofendéis, ¿no hemos de vengarnos?
Puesto que nos parecemos en todo lo demás,
debemos parecernos también en eso."
Shylock,
"El Mercader de Venecia"
        Inmortales como dioses del Olimpo, los personajes de William Shakespeare, el gran dramaturgo inglés, vuelve siempre y viven siempre. Otelo, el Rey Lear, Hamlet, no morirán jamás, lo aseguramos, aunque pasen miles de años. Lo mismo sucede con el prestamista Shylock, que tan magistralmente interpreta Al Pacino en esta versión 2004, dirigida por Michael Radford.
        En una versión fiel a la obra original, Al Pacino encarna a un judío que se dedica a dar préstamos de dinero a nobles y acaudalados, pero sufre, a su vez, todo el peso de la discriminación de la época (siglo XVI) sobre sí y sus compatriotas. Recordemos que por aquel entonces los judíos habían sido expulsados de España, en 1492, y muchos se vieron obligados a abandonar sus casas, dejarlo todo y emprender, una vez más, el camino del exilio.
        Impedidos de vivir en la misma ciudad, eran obligados a residir en ghettos, de donde salían para trabajar y volvían a la puesta del sol, y eran encerrados allí. No tenían permiso de ejercer ninguna profesión ni actividad, y de allí que sólo les quedara el comercio y el préstamo de dinero. Los católicos tenían prohibido por la Iglesia tanto sumar ganancias a la venta de productos manufacturados, y también sumar intereses al préstamo de dinero, ambas cosas éticamente reprobables. Los judíos, imposibilitados de realizar ningún trabajo, tomaron como propias estas actividades.
        En España, los que se quedaron fueron obligados a convertirse al catolicismo, con lo cual eran considerados y llamados "conversos", objeto de sospecha del Santo Oficio y repudiados por los miembros de su propia comunidad judía. Claro que al convertirse debían entregar sus dineros a la Iglesia Católica, pero la discriminación no terminaba allí. Allí recién empezaba. Ya desde tiempos antiguos, cuando alguna peste se cernía sobre la ciudad, no era infrecuente que alguien les echara la culpa y fueran a asesinarlos a todos. Incluso sabemos de la llamada "bofetada pascual", cuando en épocas de Pascua cualquier católico podía abofetear a algún judío que se cruzara en su camino, "por haber asesinado a Nuestro Señor Jesucristo". Nuestro Señor, el Dios del perdón, no perdonaba en las manos de sus supuestos "seguidores". Cosas de este mundo que hay que ver...
        En la calle, los insultos eran frecuentes, los empujones, las amenazas. En la película está muy claro. Y finalmente, ante la oportunidad, Shylock otorga el préstamo solicitado, pero pide a cambio que se le dé una libra de carne de su deudor. Y no diremos más, para no adelantar el final a quienes no la han visto.
        En el medio, como siempre, hay intrigas, amores, odios, pasiones, cartas que van y vienen, traiciones, naufragios. Shakespeare lo maneja todo con mano maestra, y Al Pacino hace el resto. Qué más se puede decir...Acompañan al gran actor Jeremy Irons, Joseph Fiennes y Lynn Collins, entre otros.
        Hoy, en pleno siglo XXI, cuando vemos que el antisemitismo y otros prejuicios y discriminaciones no terminan, quizá muchos seres humanos deberían plantearse cuál es el fruto de su pensamiento, si está acertado, si está errado. Si dividir a la gente tiene alguna utilidad. Si despreciar al otro puede llevarnos por buen camino. Si sólo los "nuestros" tienen la razón, cuando hay tantas formas de pensar diferentes en el mundo. ¿Acaso cuando "gana" el discriminador, no se habla de "justicia", y cuando gana el discriminado, no se lo acusa de "venganza"?
        La discriminación y el oprobio deben ser cosas del pasado. Cosas horribles que jamás, pero jamás deben volver. Porque todos somos seres humanos, iguales, como dice el memorable parlamento de Shylock sobre la igualdad de las personas.
        Y porque el ser humano fue dotado de un cerebro y un alma, que debería, de una vez por todas, aprender a usar.

https://www.youtube.com/watch?v=02YAWMsv5OM

El mercader de Venecia (película)
Dice sobre este film el sitio Wikipedia:
        "El mercader de Venecia es una película romántica-dramática de 2004 basada en la obra homónima de William Shakespeare. El filme está protagonizado por Jeremy Irons como el mercader Antonio y Al Pacino como Shylock, un usurero judío.​ Es el primer largometraje en la era del sonido basado en esta obra de Shakespeare;​ otras versiones son producciones filmadas con videocámara para la televisión, incluyendo la versión de 1973 y la versión de 1980 realizada por Jack Gold. La producción fue realizada entre Estados Unidos, Italia, Luxemburgo y Reino Unido.
La película se estrenó el 4 de septiembre de 2004 en el marco del Festival Internacional de Cine de Venecia. En España, Argentina y México se estrenó a finales del año siguiente, y en los demás países de habla hispana no se pudo ver hasta el año 2006. Fue nominada como mejor película de la Unión Europea en los premios David de Donatello. También Sammy Sheldon fue nominada en los Premios BAFTA por su vestuario".
Fuente: Del sitio Wikipedia - El Mercader de Venecia.
https://es.wikipedia.org/wiki/El_mercader_de_Venecia_(pel%C3%ADcula) 

La imagen de portada fue publicada por el sitio de noticias español ABC y es el afiche de la película.
https://www.abc.es/play/pelicula/el-mercader-de-venecia-22627/

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