Un hongo transforma la radioactividad en energía renovable

En el suplemento del diario argentino Crónica, Fenómenos Paranormales, se informa sobre un extraño fenómeno que podría ayudar a resolver el tema de Chernobyl. "Un extraño fenómeno podría reactivar la zona vedada tras la tremenda explosión de la planta nuclear ucraniana de Chernobyl en 1986, cuando aún era parte de la Unión Soviética". "Expertos creen que la energía producida por este hongo podría utilizarse para crear escudos contra la radiación ". La nota, del día 8 de marzo de 2020, pertenece a la periodista Karina Limura.
        "El 26 de abril de 1986 ocurrió en la planta de Chernobyl, en el norte de Ucrania -por entonces parte de la Unión Soviética-, un accidente nuclear considerado como uno de los mayores desastres medioambientales de la historia de la humanidad, hasta el punto de que tres décadas después sigue dando de qué hablar. Pero ahora en razón de un fenómeno extraño, inexplicable, enigmático, que tiene lugar allí.
        Años atrás, científicos que estudiaban la región para ver la cantidad de contaminación existente descubrieron un hongo que habita en las antiguas instalaciones de lo que fuera la planta nuclear, que había sido bautizada “Vladímir Ilich Lenin”. Dicho hongo podría estar consumiendo radiación para luego convertirla en energía renovable. Tras analizar este fenómeno -por demás sorprendente-, los expertos creen que la energía producida por este organismo vegetal podría utilizarse para crear escudos contra la radiación, mediante un mecanismo similar al de los paneles solares.
¿Rompe los moldes?
        La variedad de hongos que se encontró en las tierras tenebrosas y deshabitadas de Chernobyl se llama Cryptococcus neoformans y tiene la capacidad de descomponer material radiactivo, como el grafito caliente de los restos del reactor de la central nuclear, atrayendo así este tipo de radiación. ¿Qué es lo que diferencia a este tipo de hongos de otros de características parecidas? Su secreto está en la cantidad de melanina que posee. Se trata del mismo pigmento que está presente en la mayoría de los seres humanos (a excepción de los albinos).
        Los científicos creen que, de ser extraída la sustancia que garantiza la característica del hongo, esta se podría utilizar para bloquear la penetración de la radiación y convertirla en una fuente de energía renovable. Según señalaron los investigadores abocados al estudio, las propiedades del hongo Cryptococcus neoformans podrían ser varias, además de la capacidad de generación de energía natural.
"Visita a la escuela", del fotógrafo británico Adrian Bliss,
Premio Fauna Urbana 2018
         También se podría utilizar para aliviar los dolores de los pacientes de cáncer sometidos a sesiones de radioterapia. Además, permitiría que los ingenieros de las centrales nucleares y los pilotos de aviones (y naves espaciales) operaran sin temor a absorber una dosis mortal de radiación.
        El organismo fue enviado años atrás a la Estación Espacial Internacional (ISS) para ser estudiado por un equipo de científicos. La radiación fuera de la Tierra es mucho más alta de la que estamos acostumbrados, y es por este motivo que los expertos utilizan este tipo de hongos para averiguar cómo es su comportamiento en el espacio. Los investigadores señalaron que esperaban que el Cryptococcus sirviera para proteger a los astronautas de los rayos mortíferos del Sol, que constituyen el principal peligro en el espacio.
Superpoderosos
        Luego del experimento que se efectuó en la Estación Espacial Internacional (ISS) el año pasado, se examinó el fenómeno con ayuda de más de ocho especies de hongos procedentes de la zona de exclusión de Chernobyl. Las muestras de estas cepas fueron remitidas por un equipo dirigido por Kasthuri Venkateswaran, científico investigador principal en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA.
        Principalmente, el objetivo de esta investigación es desarrollar un “bloqueador solar” para la radiación del espacio exterior basado en hongos, que podría ser utilizado para proteger a los seres humanos de los efectos nocivos a largo plazo de la exposición a los rayos UV. A lo largo de los estudios en el organismo, los investigadores se dieron cuenta de que, además, puede ayudar a los seres humanos a ser más resistentes a la radiación que se encuentra fuera de la Tierra, especialmente en mundos altamente irradiados, como Júpiter.
        En ese contexto, y según los resultados, la zona de exclusión de Chernobyl es significativamente más radiactiva que el interior de una nave espacial de larga distancia, lo que la convierte en una mala analogía directa con el espacio ultraterrestre. No sólo eso, sino que las maneras en que los cultivos desarrollan tolerancia a ambientes contaminados son ricas en pistas para sobrevivir a dosis sostenidas de radiación cósmica.

Malformaciones y enfermedades
        El accidente nuclear más grande de la historia liberó una cantidad de radiación equivalente a 400 bombas de Hiroshima, la primera bomba atómica que explotó en Japón el 6 de agosto de 1945, y que significó el fin de la Segunda Guerra Mundial. Sus sobrevivientes (se estima que hubo más de 200.000 muertos), al igual que en lo acontecido en Chernobyl, en su gran mayoría padecieron serios daños físicos (como tumores y diversas fallas orgánicas). La diferencia fue que los sobrevivientes de la central ucraniana resultaron además víctimas del silencio, la desinformación y el terror.
        No sólo el cáncer afectó a la población que se encontraba cerca de Chernobyl durante el accidente, sino que también hubo un incremento notable en el número de casos de mutación genética.
Un técnico mide la radiación con un contador Geiger, en la zona de exclusión de Pripyat, en Chernobyl,
al norte de Ucrania. Foto: Shutterstock 
A qué puede llegar...        
        El pez de tres ojos de “Los Simpsons” es la imagen que nos suele venir a la memoria cuando oímos hablar sobre mutaciones genéticas y radiación nuclear. Este pez representa los daños que puede causar la radiación. En el caso específico de Chernobyl, los gases emitidos durante la explosión fueron mayoritariamente cesio y yodo en sus formas radiactivas. ¿Qué significa esto? Las emisiones de estos dos gases son de las llamadas “uniones ionizantes”, es decir, que son capaces de alterar el material genético (ADN) de nuestras células y, por lo mismo, causar diferentes tipos de mutaciones, entre otras, el cáncer.
        Sin embargo, las mutaciones pueden ser de otro tipo también, no sólo terminan formando tumores, sino que pueden producir malformaciones o enfermedades congénitas, muchas irrecuperables. Ahora, y a pesar de que una serie estrenada en 2019 trató de desenmascarar los secretos de un accidente que tuvo mucho de imprudencia (y exceso de confianza) por parte de quienes manejaban la planta nuclear, un organismo viviente, un simple hongo, y un fenómeno por ahora poco comprensible podrían reformular todo aquel desastre en algo productivo.
        Aunque, por supuesto, aquellas víctimas fatales y las que han sufrido mutaciones increíbles no podrán jamás recuperar la vida apacible que alguna vez tuvieron".
Fuente: Del sitio del diario Crónica, Sección Fenómenos Paranormales.
https://www.cronica.com.ar/suplementos/Un-hongo-transforma-la-radioactividad-en-energia-renovable-20200305-0070.html

La imagen de portada pertenece al sitio Wikipedia y muestra una fotografía aérea del reactor 4 al día siguiente de la explosión.
Fuente: Del sitio de Wikipedia - Accidente de Chernobyl.
https://es.wikipedia.org/wiki/Accidente_de_Chern%C3%B3bil

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