Mata Hari, cuando la justicia humana manda fusilar a una mujer

Buceando en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, encontramos este material sobre la cantante y bailarina conocida como Mata Hari, quien fuera acusada de espionaje en Francia en favor de los enemigos alemanes, y que fuera juzgada y fusilada el 15 de octubre de 1917. Hoy todavía se debate la legalidad o ilegalidad del juicio y de las pruebas que se tienen sobre esta acusación. Transcribimos algunos textos de época, a favor y en contra de la acusada, y comentamos sobre la película que filmara la gran Greta Garbo. En el final de esta nota transcribimos la biografía de Mata Hari, cuya vida y destino logra concitar la atención de todos. Desde Amsterdam a Java, desde la pobreza a la riqueza, de los aplausos a las balas, Mata Hari sigue siendo, al fin, un enorme misterio lleno de seducción y dolor. Veamos:

Diario La Acción, Diario de la noche, jueves 26 de julio de 1917, Madrid, Año II, Número 514, Fundador: Manuel Delgado Barreto. “Este periódico, sin relación con los gremios políticos, tiene por único programa decir la verdad”.
MATA HARI 
¿Matar a La Mata-Hari?
        "Un telegrama de la Agencia Radio nos ha producido cierta sensación de estupor y tristeza. La Mata Hari, aquella arrogante bailarina, de esculturales líneas, que, medio vestida de sedas y reluciente de oro, admiramos en un “music hall” madrileño, ha sido condenada  a muerte. ¿Es posible?
        Nuestra imaginación no sospechaba para la hermosa bailarina de danzas indias semejante final. La guerra, que todo lo ha trastornado, ha dado también, en la ocasión presente, al traste con las ilusiones y las fantasías. Para la Mata-Hari predecíamos una fortuna, un escándalo de Prensa, acaso un crimen pasional; pero nunca una ejecución, después de haber comparecido ante un tribunal de señores que la habrán acusado de cosas gravísimas contra la vida de las naciones. 
        ¿Cabe el pensar que la Mata-Hari, nacida para el amor, para el baile, para la alegría, haya tenido la desdichada idea, lejana de un corazón femenino, de inmiscuirse en política, que en la ocasión presente y en las actuales circunstancias es más que la política habitual que se hace en salones y despachos oficiales? ¿Ha conspirado? ¿Ha arrancado algún secreto? ¿Ha servido de espía? No nos lo dice el telegrama, y bien sabe Dios que merecía la pena de saberse detalladamente el acto cometido por la danzarina india, a quien recordamos triunfadora en los escenarios, adorada entre música, luz y carcajadas, jugando con corazones masculinos y paseando triunfante por todos los restaurantes del mundo.
        Mas no era sólo así la Mata-Hari: dentro de ella palpita un amor desconocido, una pasión fuerte, algo que fuera protesta contra la opresión salvaje y brutal de gentes fuertes y dotadas de autoridad suprema. Quizá se haya rebelado contra esa opresión y haya aprendido a despreciar a los que la halagaban, deslizando frases galantes en su oído, mientras sus labios se posaban desdeñosamente en el cristal fino de la copa de Champagne.
        Si su gesto de espía o de conspiradora ha sido un gesto de rebelión, es posible que su paso de mujer amada y sonriente le haya preparado esta tremenda tragedia, que va a poner fin a su vida. Es posible que en la larga paz que antes disfrutó, ella fuera almacenando odios y  rencores que ahora habrá querido vengar, no con el puñal, como sus hermanos los indios, sino con la astucia que aprendió en su trato con europeos.
        Ha perdido la partida y muere.
        Un cronista poeta, seguramente pediría para ella que su fusilamiento sea hecho con rosas. Los señores graves del tribunal no serán poetas y habrán demandado una ejecución vulgar, al uso de espías y criminales. ¡Pobre muchacha! Los que le dieron vida la matan. Su última danza será de amor ¿hacia qué? Ella se llevará el secreto a la tumba. Martin Marton".
Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003495039&page=1&search=mata+hari+esp%C3%ADa&lang=es

Diario El Liberal, Madrid, Año XXXIX, Número 18.847, domingo 14 de octubre de 1917. “Se publica diariamente en Madrid-Barcelona-Bilbao-Murcia y Sevilla”
Mata-Hari, la danzarina fusilada
        "Se ha confirmado la noticia…Mata Hari, la interesante danzarina de los pies desnudos, ha sido fusilada en París. El tribunal que ha condenado a Mata Hari tuvo la comprobación exacta de la culpabilidad de la artista. Desde el Comienzo de la guerra la Hari se había dedicado al espionaje, habiendo vendido a los alemanes distintas veces comprometedores secretos, que valida de su belleza arrancaba casi siempre en la intimidad de su alcoba, hasta donde arrastraba personajes y militares de alta graduación.
        Mata Hari era una mujer misteriosa. El misterio mismo. su vida diabólica era una sombra impenetrable desde el mismo día de su nacimiento. 
        Se le había creído soltera y resultó casada. Todo el mundo la creyó siempre francesa de nacionalidad, y a última hora se descubrió que había nacido en Austria. En sus ojos grandes, negros y dulces parecía reflejarse una amable bondad que le hacía en extremo simpática, y luego resultó que era una mujer capaz de las mayores audacias y más atrevidas traiciones. Una mentira en forma de mujer que hace de su propia vida otra mentira. El engaño se disfraza de las más bellas formas para seducir, como el silbido de la serpiente toma los más gratos sonidos para traer. ..¡Oh, la complicada psicología de esta misteriosa mujer que ha terminado su vida con un fusilamiento en una fría madrugada de París!
        Melancólica y dulce siempre, parecía presentir su final trágico. Quizá bordeó el delito durante su existencia, porque se aburría demasiado. ¿Quién sabe el enigma de estas almas femeninas?" 
***
        "La Artista espía era conocida en España. En Madrid trabajó en Marzo del año 1900, cuando la gran temporada de atracciones del Central Kursaal. Mata Hari vino contratada como “étoile” (estrella) de primer orden con un contrato de diez días, a 400 pesetas diarias de sueldo.
        Su trabajo era una novedad aquí. Nadie había hecho todavía bailes clásicos, desnuda la figura de la danzarina. Se titulaba “La artista de los pies desnudos” porque así interpretaba sus danzas.
Su “debut” fue un acontecimiento. El Central Kursaal se llenó completamente aquella noche, y cuando apareció en escena la artista, desnuda, envuelta en finísima gasa, hubo un murmullo de asombro en la sala. Mata Hari bailaba un poema indio, que terminaba con el sacrificio de la danzarina ante el monstruoso y extraño dios pintado en la decoración. 
        La Hari sentía aquel poema primitivo, llevo de misticismo y sensualidad. Al ritmo caliente de la música india su figura, perfectamente bella, se retorcía, primero, como en una caricia suave y deliciosa; después, como en un momento de fiebre y de angustia; finalmente, como si sintiera los estertores de la muerte. El dios monstruoso aquel la castigaba a morir por bella y por peligrosa, como hace días la castigó un Tribunal de Francia. Al oír la sentencia de sus jueces, ¡no se acordaría ella de la danza que le hizo célebre?...
        Mata Hari no gustó en Madrid hasta el punto de hacerse popular. El público, no iniciado en este arte brujo de la danza, no se atrevió ni a consagrarla ni a protestarla. Se callaba ante su arte como ante su rito indescifrable. Precursora de Tórtola Valencia, sin ella quizá no hubiera gustado nunca Tórtola en España. 
        Mientras permaneció la Hari en Madrid hizo una vida discreta y tranquila. Pareció no preocuparse más que de su arte. Y entonces,  como siempre, la danzarina mentía. Porque recogió de España cosas muy interesantes, tanto, que volvió a Madrid no hace ni seis meses, hospedándose en el Hotel Ritz, en medio de un lujo deslumbrante. 
        En estas mismas columnas publiqué, en ese tiempo, una información titulada “El misterio de la dama de las pieles blancas”, que hizo salir a Mata Hari de España, huyendo al ver que nuestra información la señalaba como espía de los alemanes.
        La Hari debió de cambiar de nombre e internarse nuevamente en Francia, donde al poco tiempo fue detenida.
        A Mata Hari no se la quería matar en París. Les era doloroso llegar a esta resolución trágica. Una mujer, y una mujer bella, por grande que sea su delito, inspira siempre compasión. Pero no ha batido más remedio. Se sospecha que otras artistas se dedican al espionaje como un juego galante o creen que la terrible sentencia influirá en el ánimo de las demás bellas espías para que se anden con cuidado. De creer es que las madamitas que entretienen su neurastenia en estos caprichos atiendan la indicación. Porque morir fusilada es cosa si se quiere muy romántica; pero al fin de la muerte…
        Las artistas españolas, cuando se supo el supremo fallo, intentaron suscribir una demanda al rey para que intercediera en favor de la bailarina francesa. La gentil Favorita fue la iniciadora de la generosa idea. En seguida se le agregaron Lulú y otras artistas de gran cartel. Pero su benemérito rasgo llegaba tarde. Mata Hari caía ante los fusiles de los soldados franceses el mismo día que las artistas españolas iban a suscribir su petición…
        Toda una novela sentimental. Ezequiel Enderiz".
Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0001808679&page=2&search=mata+hari+esp%C3%ADa&lang=es
Diario El día, diario de la noche, Madrid, martes 23 de octubre de 1917, número 13.496, segunda época, 38 años.
La Mata-Hari, un asesinato jurídico
        "No existía la evidencia de que la desventurada Mata-Hari fuera reo de espionaje.
        La bailarina ideal, la mujer hermosa y sugestiva, objeto de tantas adoraciones y aplausos por todos los públicos del mundo, ha sido despiadadamente fusilada, sin que se le probase ni confesara su delito.
        No era francesa y, por lo tanto, aun en el supuesto de que en efecto hubiese sido una espía, no laboraba contra su patria ni había traición a sus conciudadanos.
        Para ella su delito, a este lado del Rin, era motivo de glorificación del lado contrario. Buena amiga para los alemanes, perversa hembra para los franceses. El fallo universal de la conciencia pública no la condenaba a tan terrible pena.
        Hasta se asegura que su delación se debió a pretendientes desairados. No hay pruebas de su culpa. No se le quiso conceder el derecho, que reclamó de hacer su defensa propia. 
Se trata, pues, de un caso de asesinato jurídico cometido en el país donde tantas voces elocuentes y airadas resonaron cuando en España se condenó a Ferrer y en Alemania a miss Cavell, convicta, confesa y reincidente en su delito.
        Había, en favor de miss Cavell, la circunstancia atenuante de que se trataba de una inglesa enemiga de Alemania. La Mata-Hari era una holandesa, una súbdita de país neutral, sin perjuicio de que se siga creyendo que no se le ha probado  su delito. Ambas pobres mujeres no debieron ser condenadas a muerte. El fanatismo patriótico las ha ejecutado.
        Inspira, más que indignación, piedad el considerar cómo Francia, una nación tan culta y avanzada, se entrega semejantes furores sanguinarios, después de las censuras que dirigió a sus enemigos y los indultos de que ha sido objeto España por análogos desafueros. 
        Ahora mismo, no apagado apenas el eco siniestro de la descarga que mata a la desventurada bailarina holandesa, voces irritadas de la Prensa francesa suponen la existencia de una España negra, y relatan los tormentos inquisitoriales de que imaginan han sido víctimas los obreros de la pasada huelga en nuestras cárceles. La Francia roja increpa a la España negra, con la diferencia de que será difícil probar los tormentos españoles, mientras que los cadáveres de las mujeres asesinadas, de Felicia Sfaad y de Mata-Hari y de los españoles recientemente fusilados atestiguan el hecho de que en Francia el régimen del Terror es posible en todos los siglos y que el error judicial de Dreyfus se perpetúa en los anales de su historia penal. No en vano es Francia el país de los Saint Barthelemy, las Dragonadas, el Terror, el Dos de Diciembre, las matanzas de la Commune y de tantos otros crímenes políticos de que no existen similares en nuestra España, infamemente calumniada.
        Mata Hari y los españoles sacrificados, ciudadanos de países tan noblemente neutrales como Holanda y España, no merecían sentencia tan cruel. La voz del Rey de España, pidiendo el indulto de nuestros compatriotas, no debió ser desatendida.
        En el supuesto delito de Mata-Hari había algo pasional, que no supieron apreciar los jueces. Tal vez aquella hermosa mujer, si practicó el espionaje, lo hizo movida, no por la codicia, sino por alguna pasión inspirada por un hombre enemigo de Francia. Las mujeres, cuando aman, son capaces de todos los sacrificios y de todos los heroísmos en servicio del hombre amado. Algunas llegan al crimen. Entregar semejante vida al verdugo es un extremo de rigor que, positivamente, en España no llevaría a cabo ningún Tribunal, ni civil ni militar. 
        En España, los prestigios de la belleza, de la juventud, de la calidad de extranjera, habrían quebrantado la implacable severidad de la justicia. No habremos los españoles llegado a la plenitud de los progresos materiales de la civilización; pero en el orden moral, en la delicadeza de los sentimientos, en la magnanimidad  del carácter nacional, vamos por delante de toda Europa en algunos siglos.
        Y por eso, por haber conservado intactos los resortes de la vida espiritual, España será grande algún día, cuando en las demás naciones del continente no hay más que espectros de hombres vagando entre las ruinas de su antigua prosperidad, devorada por las guerras".
Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003485567&page=3&search=mata+hari+esp%C3%ADa&lang=es

Nuevo Mundo, Revista popular ilustrada, Madrid, 26 de octubre de 1917, año XXIV, número 1242, Director Francisco Verdugo.
Carta a Don Torcuato Luca de Tena
Fusilamiento de una mujer joven y hermosa
        "Ilustre maestro: Usted no conoce a este discípulo humilde, y es posible que jamás haya oído pronunciar mi nombre. He ahí  por qué no me he atrevido a enviar esta carta al ABC, aun cuando se trate de una casa noble y magnífica que aguarda siempre con el pórtico ancho a todos los hombres de buena voluntad.
        He preferido acogerme a esta caliente hospitalidad que me otorgan mis amigos de NUEVO MUNDO, y desde aquí dirigirme a usted, a pesar de que sé que me expongo justificadamente a uno de sus elegantes desdenes de hidalgo preocupado en más altas empresas.
        Hace un mes que volví de las línea de fuego. He asistido, he sentido el orgullo de asistir como uno de los espectadores privilegiados, a esa gran tragedia que está conturbando el alma de Europa. Puedo asegurarle que conozco bien a la Francia que se está batiendo, y que ante mis ojos han pasado visiones que para casi todos son secretas y que no he de revelar, puesto que dí palabra de honor de que procedería como caballero.
        El domingo último, una pluma demasiado inocente escribió en ABC algo que me interesa comentar. Iniciando seguramente una campaña en la que usted pone, sin duda, toda aquella nobleza y toda aquella elevación de alma que siempre le ha caracterizado, se referencia el artículo al fusilamiento de la desdichada Mata-Hari, que cayó hace poco ante los fusiles de un pelotón francés.
        En realidad, había en las líneas a que aludo dos cosas totalmente distintas; tan distanciadas, que toda la habilidad del periodista no sirve para confundirlas: una, el fusilamiento de la Mata Hari; otra, la nueva campaña que ha iniciado con respecto a cierta España el órgano del socialismo Francés, tan mal enterado casi siempre de cosas de España como suele estarlo la Prensa española de las cosas fundamentales de Francia. Dejo para otro día unos comentarios que creo interesantes, acerca de lo que descubre y de lo que se trama por debajo de esos artículos de L’Humanité.
        Hablemos hoy solamente de la Mata–Hari. Y créame, maestro, que cuanto diga y cuanto en adelante escriba acerca de parecidos temas, responde a una lealtad y a una sinceridad poco comunes, por desgracia, en estos tiempos de pasiones sin nobleza. He convivido durante varios meses con esas legiones de bravos que van derramando su sangre por la Patria sin perder jamás su sonrisa graciosa; y cuando se ha estado allí viendo de cerca a los que sufren, se aprende mucho a perdonar y a hacer justicia. Tanto, que hoy, después de cuatro meses de recorrer los campos de ruina, admiro mucho más que antes a esos bávaros y a esos prusianos que resisten entre el ganso y la metralla como tigres en celo.
        Ha dicho ABC, mi distinguido maestro, que una mujer joven y hermosa ha recibido las doce balas de reglamento sin que en el curso de las acusaciones que contra ella se lanzaban se hubiese podido comprobar el delito. Y eso, Sr. Luca de Tena, no es verdad. La Mata-Hari era una espía, y sus crímenes de espionaje se habían determinado con toda claridad ante los jueces. La bailarina de los pies desnudos, que ha muerto también sin dejar de sonreír por un solo instante; la bailarina que en el momento de alinearse el pelotón de fusilamiento enviaba un beso con las puntas de los dedos a ese país que había sido su escenario de glorias, confesó plenamente todo su crimen contra Francia.
        Ese desafío que se lanza hoy desde aquí, tomando pie de una falsedad que alguien ha inventado con propósitos que no le honran. Ya, antes de leer con asombro en ABC el comentario a que aludo, había visto alusiones parecidas en otros diarios madrileños. Y no quise rectificar la especie  hasta que en las columnas levantadas y dignas de su periódico, vi cruzar sinuosa la mentira que días atrás se había echado a volar sin escrúpulo. Hasta usted ha llegado, maestro, esa voz calumniosa, y se le ha filtrado entre las líneas del periódico sabiendo que el motivo sentimental de la mujer joven y hermosa permitiría abusar torpemente de sus sentimientos de recio caballero español.
        Y es lo más curioso que las gentes, al lamentar la muerte de la espía, se fijen con especial cuidado en que era artista, joven, gallarda, hermosa; en que parecía haber nacido para eternizarse en uno de sus gestos de danzarina. Sería interesante ver cómo la Prensa española se alzaba contra el mundo entero –y con mucha justicia- si un día hubiera de fusilar España a una mujer traidora, y el mundo quisiese encontrar un motivo de perdón en la hermosura de aquella mujer.
        Hay muy pocas gentes que hayan podido sentir la guerra en el alma y ver cómo están cubiertos de gotas de sangre aquellos caminos luminosos que se entrecruzan en las líneas de fuego. Día y noche, con un heroísmo que nunca conoció igual, franceses, ingleses y alemanes, ofrecen su vida como quien ofrece una flor. Yo me sentía anonadado, demasiado pequeño ante aquellos hombres que en una hora, en un minuto dan al mundo una impresión  gigantesca de sacrificio, de patriotismo, de abnegación, de humildad y de honor.
        Por eso, cuando un día volvía del frente y supe que la espía de los pies desnudos había confesado su crimen, sentí que el alma se me ensanchaba, porque pensé en seguida en que los bravos del frente que han dejado sus madres, sus esposas, sus hijos y su hogar caliente, exigían una venganza ejemplar.
        Pensé que por muy joven y muy hermosa que fuera la mujer, y  que era traidora, ya que había jugado con la sangre de Francia, estaba bien castigada. Más de trece mil alemanes y austríacos hacen hoy el espionaje en Francia. Una legión bastante numerosa de extranjeros colaboran en la obra criminal; hay ciudades en Francia que son nidos de espías, y París es el nido principal.
        No pocas mujeres, jóvenes y y hermosas también, han podido escapar hasta hoy a la justicia militar. Y se sabe que, como la Mata Hari, han contribuido a que la sangre francesa corra a raudales. El espionaje de la mujer resulta el más peligroso, y  cuando esa mujer es lo que era la Mata Hari, y se encuentra con hombres de alma podrida como la Mata Hari encontraba en París, el espionaje es ya una vasta organización de matanzas por la espalda.
        Pues ¿cuáles serían sus santas indignaciones, maestro, si un día estando España en guerra, resultara que una mujer extranjera entregaba al enemigo planos secretos, órdenes confidenciales, proyectos importantes, y, como consecuencia de todo esto, un solo soldado español caía ametrallado por sorpresa?
        Termino estas líneas, que acaso usted juzgue un poco indiscretas, y me prometo continuarlas en lo que se refiere a la nueva campaña de L'Humanité. Ésa es otra cuestión bien diferente, y en la que, acaso, tenga el honor de coincidir con usted en no pocos extremos. Creo conocer muy bien las interioridades del socialismo parisién, y me creo en condiciones de trata de este asunto.
        Con esta carta no he querido sino aclarar algo que parecía obscuro y vindicar la nobleza de la justicia militar que condenó a la Mata-Hari.
        Usted, que es hombre de gran corazón y alta inteligencia, habrá visto que sólo me ha movido un impulso generoso.
        Soy de usted servidor leal y humilde discípulo. Manuel Aznar de Zubigaray".
Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0001750302&page=11&search=mata+hari+esp%C3%ADa&lang=es
Revista Caras y Caretas, Buenos Aires, 3 de noviembre de 1917, Año XX, N°996.
Fundador José S. Álvarez.
Desde París  
 El ocaso de Mata-Hari
        "Cinco de la mañana. Mata-Hari, la bayadera (bailarina y cantante tradicional hindú) misteriosa, ha sido fusilada por espía... Mata-Hari, «Sol de la mañana» ¡tú ocaso paradógico tuvo un alba sangrienta! Más que «Sol de la mañana», como lo quería su apodo malayo, Mata-Hari era sol de la noche: de aquellas espléndidas noches lejanas: las de «Embajadores», de «La Opera Cómica» y del «Museo Guimet»...   
        ¿Recordáis?... Era muy hermosa, entonces, la enigmática bayadera de cuya autenticidad no se dudó, y cuyo arte indiscutible fué por el mundo sobre un camino triunfal cubierto de oro y de flores, y oreado por el soplo ardiente de la pasión. Y es que tenían encanto irresistible, aquellos ojos de Mata Hari: grandes pupilas negras y profundas como insondables abismos: grandes pupilas en cuyo fondo se ocultaba un alma que nadie conoció jamás... 
        Fueron esos ojos de Mata-Hari los que inspiraron a un poeta aquellas estrofas de amor y de amargura: «Vórtices del alma son tus ojos, cuya atracción es imposible evitar: negros y hondos como el mar, acechan mi corazón para hacerle naufragar...» Naufragaban, sí, los corazones: naufragaba el albedrío de los hombres en el mar sin orillas que fué el capricho de Mata-Hari, cuando Mata Hari era joven, y estaba en el mundo y en la vida, y nos mostraba, vestida tan sólo con el prestigio de la escena y el secreto de la noche bruja, su hermosura de cariátide: un bello y recio cuerpo, todo feminidad y armonía: un cuerpo flexible y fuerte como el bambú: portentosa gala humana de la que un día dijera Jean Lorrain:
¡C'est une grande fleur qui danserait...! ("!Es una gran flor que baila...!)
        Mata-Hari bailó mucho en Berlín; allí tenía, como en Londres y como en Petersburgo, muchos amigos... Y cuando, desde las orillas de la Sprée, dio noticias de su vida a sus admiradores parisienses, la bayadera no ocultó nunca su repulsión hacia aquellas tierras, aquellas costumbres y aquellas gentes ¿Eran sinceras tales cartas?... ¿O era aquella opinión, cien veces escrita y firmada, tan sólo un hábil ardid?... 
        Quizás sepamos a que atenernos más tarde, si los censores militares no arrojan al fuego las memorias que en su celda, escribió dolorida la bailarina trágica. 
        Por ahora, y aún después del consejo de guerra y de su inexorable sentencia, nadie, ni aun los mismos jueces, han podido descifrar el enigma de Mata-Hari... Celebrado a puerta cerrada y envuelto en él más riguroso secreto, el proceso contra la bayadera no ha trascendido al público sino por la breve y vaga conclusión del epílogo: «condenada a muerte por haber facilitado al enemigo informes acerca de la política interior francesa y acerca de la ofensiva de 1916, así como por haber secundado, en país extranjero, las empresas de la citada potencia enemiga.» 
        Se dice, por acá, que Mata-Hari vivía en el Ritz, en Madrid, y que frecuentaba las llamadas «fiestas aristocráticas» del Palace y del Ideal, complaciéndose en el trato de los noctámbulos: señoritos juerguistas y gaceteros «pique-assiettes...» 
        Y parece que hubo, entre éstos, quien recogió, o pretendió recoger, de Mata-Hari, ciertas confidencias altamente comprometedoras, en las que se trataba de una supuesta visita de la bailarina a un submarino alemán, y de víveres comprados por Mata-Hari y enviados destino de Alemania. Resuelva quien pueda, si alguien puede, esto misterio... Lo cierto es que, para ser una espía, Mata-Hari se revistió en Madrid de una teatralidad que era el camino más seguro para el fracaso, allí. 
        Y esa misma teatralidad, así como las indiscreciones cometidas, —si las hubo— eran una letra girada contra la bayadera por la muerte, y cobrable en el instante en que Mata-Hari cruzara la frontera. 
        ¿Cómo, luego de «aquéllo», osó la «dama blanca» entrar en Francia?... ¿Quería, acaso, suicidarse? No; puesto que al escuchar su sentencia de muerte, firmó un recurso de gracia, implorando clemencia... 
        No hace muchos días que uno de los censores encargados del examen de la prensa española, y especialmente, de la apreciación de las crónicas enviadas por los corresponsales de esa prensa en París, me mostraba, sonriendo, un artículo mío acerca de las pasadas huelgas, publicado por «Nuevo Mundo» y remitido a la censura desde Madrid... 
-Lo he recibido — me dijo el censor — bajo sobre certificado y con carta en la que se indica la conveniencia de expulsarle a usted...
Pregunté: — ¿Quién firma la carta?... El censor alzó los hombros, y sin dejar de sonreír, concluyó: —Nadie... ¡Un miserable!... 
        El sentimiento del peligro que acecha a todo instante, el sobresalto y la inquietud de todos los minutos, están aquí poniendo a prueba los nervios más bien templados. Antonio G. de Linares. París, 1917".
Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Digital de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004541190&page=37&search=mata+hari+esp%C3%ADa&lang=es
Fotografía de Mata Hari (Lady Macleod) de la Librería del Congreso de los Estados Unidos
La fotografía muestra a Margaretha Geertruida "Margreet" MacLeod (1876-1917), conocida por el nombre artístico de Mata Hari, bailarina exótica y cortesana que fue condenada por ser una espía durante la Primera Guerra Mundial. Se calcula que fue obtenida entre los años 1915 y 1920, y pertenece a la Colección George Grantham Bain, ya que fue realizada por Bain News Service, editor.  Los negativos son de vidrio.
Actualmente pertenece a la División de Fotografías y Grabados de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos,  Washington, DC 20540, EE. UU. (Http://hdl.loc.gov/loc.pnp/pp.print)
Fuente: Del sitio de la Librería del Congreso de los Estados Unidos.
https://www.loc.gov/resource/ggbain.25495/

Otra foto de Mata Hari de la Librería del Congreso de los Estados Unidos
En este caso, la foto lleva por nombre "Girl spy of war time" ("Chica espía en tiempo de guerra"), con una foto de cuerpo entero, en ropa de danza, de pie, mirando hacia la derecha, con el brazo derecho levantado. Se calcula que fue obtenida entre los años 1900 a 1910. La foto es de la Associated Press y pertenece a la Colección New York World-Telegram & Sun.(http://www.loc.gov/rr/print/res/076_nyw.html). Se puede consultar en la Librería del Congreso de los Estados Unidos.
Fuente: Del sitio de la Librería del Congreso de los Estados Unidos.
https://lccn.loc.gov/94505187

Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, Sala de Lectura de Diarios y Revistas (Topics in Chronicling America - Mata Hari). Se puede consultar on-line en el enlace
Una famosa y hermosa bailarina, Mata Hari, es prominente en la sociedad europea y disfruta de muchos admiradores. Sin embargo, cuando se descubre su vida secreta como espía alemana, el juego que ella ama resulta fatal.
La información y los enlaces de artículos de muestra a continuación brindan acceso a una muestra de artículos de periódicos históricos que se pueden encontrar en la colección digital Chronicling America: American Historic Newspapers ( http://chroniclingamerica.loc.gov/ ). Use los Términos y fechas de búsqueda sugeridos para explorar este tema más a fondo en Chronicling America.
https://www.loc.gov/rr/news/topics/mata.html

Mata Hari, la foto de la noche anterior a su ejecución, de la Librería del Congreso de los Estados Unidos
En esta oportunidad vemos a Mata Hari, retrato de cabeza y hombros, mirando hacia el frente, la noche antes de su ejecución en Vincennes, de una fotografía tomada en 1917, perteneciente a la Colección New York World-Telegram & Sun, (hdl.loc.gov/loc.pnp/cph.3c09648). Se puede consultar en la Librería del Congreso de los Estados Unidos.
Fuente: Del sitio de la Librería del Congreso de los Estados Unidos.
https://www.loc.gov/item/94500309/

No podía faltar la película más famosa sobre la joven espía, protagonizada por la más grande de las actrices, Greta Garbo. No pudimos subirla aquí, como siempre hacemos, así que podrán verla en el muro de nuestro facebook, "Algo Especial Protagonista del Presente". Allí la encontrarán!
https://www.facebook.com/Algo-especial-protagonista-del-presente-124793278138776/
Afiche de la película del año 1931, interpretado
por Greta Garbo como Mata Hari 
        Greta Garbo, la más grande y recordada actriz de Hollywood, protagonizó la película que narra los últimos momentos de la vida de Mata Hari, en un film del año 1931, verdaderamente una joya. Su título es, precisamente, "Mata Hari", con la Dirección y Producción de George Fitzmaurice, Música de William Axt y la Fotografía de William H. Daniels. Los actores son para recordar: Greta Garbo, Ramón Novarro, Lionel Barrymore, Lewis Stone, C. Henry Gordon, Karen Morley, Alec B. Francis, Blanche Friderici, Edmund Breese, Helen Jerome Eddy y Frank Reicher.
        Filmada en Estados Unidos por la Metro Goldwing Mayer, dice la Wikipedia: "Mata Hari es una película de 1931 dirigida por George Fitzmaurice basada en la vida de Margaretha Geertruida Zelle (Mata Hari), una exótica bailarina acusada y ejecutada por espionaje durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La película está protagonizada por Greta Garbo en el papel de la famosa espía y por Ramón Novarro".
Fuente: Del sitio de Wikipedia/Mata Hari (película).
https://es.wikipedia.org/wiki/Mata_Hari_(pel%C3%ADcula)


Video corto sobre la joven espía publicado en Youtube 

Más información sobre Mata Hari, en este video de Youtube que incluimos en este trabajo.
https://www.youtube.com/watch?v=h4LKV2RaTa0

Biografía de Mata Hari, quien fuera fusilada por supuesto espionaje
        Margaretha Geertruida Zelle (Leeuwarden, Países Bajos, 07 de agosto de 1876-Vincennes, cerca de París, Francia; 15 de octubre de 1917), más conocida como Mata Hari, fue una famosa bailarina, cortesana y espía neerlandesa. Con las danzas brahmánicas y orientales triunfó en Europa. Durante la Primera Guerra Mundial realizó labores de espionaje a favor de Alemania, por lo que fue detenida por las fuerzas francesas, declarada culpable de espionaje y traición, condenada a muerte y ejecutada por fusilamiento el 15 de octubre de 1917 en la Fortaleza de Vincennes. La palabra matahari proviene del idioma malayo y significa “Sol”, y literalmente “Ojo del día”.

        Sus padres fueron el sombrerero Adam Zelle (1840-1910) y Antje van der Meulen (1842-1891). Fue la hija mayor y tuvo tres hermanos varones. A los 16 años edad, Margaretha estudiaba en una escuela especial en donde al mismo tiempo que a las jóvenes se las educaba, se las entrenaba para convertirse en Maestras, y allí se involucró con uno de los directores del plantel, por lo que fue expulsada y se fue a vivir con su tío.
        En 1895, respondió a un anuncio del capitán Rudolf MacLeod (1856-1928), un militar 20 años mayor que solicitaba esposa. Tras mantener una breve comunicación por correspondencia, se casaron en Ámsterdam el 11 de julio de 1895, cuando ella estaba a punto de cumplir 19 años. El matrimonio se trasladó a Java, donde había sido destinado MacLeod, y tuvo dos hijos: Norman-John, nacido el 30 de enero de 1897, y Louise Jeanne, nacida el 2 de mayo de 1898. En 1899 los niños enfermaron y Norman-John falleció. Aunque en un principio se creyó que había fallecido de complicaciones por el tratamiento de la sífilis contagiada por sus padres, posteriormente se descubrió que ambos niños fueron víctimas de un envenenamiento en venganza contra Rudolph por sus maltratos a un sirviente nativo, quien envió a su esposa, la doméstica de la casa, a envenenar a la familia. La muerte de este hijo supuso un duro golpe para un matrimonio ya deteriorado. El marido buscó amparo en la bebida. Se dice que esta soledad llevó a Mata Hari a sus primeros contactos con la cultura javanesa, en especial con las danzas folclóricas balinesas y las técnicas amatorias orientales, que le proporcionarían años más tarde fama como cortesana de lujo.

        De vuelta en Europa, la pareja se separó legalmente en Países Bajos el 30 de agosto de 1902, y en 1906 se llevó a cabo el juicio sobre el divorcio y a pesar de tener inicialmente la custodia de su hija, su marido la apartó de ella, según declaró, debido a su libertina vida en la isla. Nunca logró recuperar a su hija.
        En París en 1903 realizó algunos intentos como modelo desnuda de artistas bajo el nombre de lady MacLeod, que conllevaron a un auténtico trauma en su vida por carecer de recursos económicos para vivir, ya que sus ingresos eran muy bajos.
        A finales de 1904 volvió a París, armada de valor y amparada en sus conocimientos orientales. La literatura romántica de evasión de finales del siglo XIX había popularizado una imagen difusa y añorada de la cultura oriental. Aprovechando estas circunstancias, y gracias al largo cabello oscuro y facciones extranjeras heredados de su madre se hizo pasar por una supuesta princesa de Java con el nombre de Mata Hari, que significa Ojo del día en malayo, y debutó en el Museo Guimet el 13 de marzo de 1905.
        La mentira e imaginación, como salida obligada para superar su penosa situación económica, empezaron a dar sus frutos y a la vista de sus ventajosas consecuencias, pasaron a convertirse en algo habitual. En París fue un revuelo con auténticas pugnas por conseguir localidades de las primeras filas en sus espectáculos de danza erótica y exótica. Bailaba las danzas sagradas que aseguraba había aprendido con su gente desde su niñez, y usaba unos finos velos translúcidos de los cuales se iba despojando poco a poco durante el acto, hasta quedar vestida únicamente con una malla del mismo color de su piel y las joyas orientales que lucía. Aunque daba la ilusión de que se desnudaba casi completamente, lo cual era el principal atractivo de su número, e incluso ejercía de cortesana, la verdad es que nunca llegaba a mostrar sus pechos. Fueron muy populares las fotografías publicitarias de sus espectáculos.
        Amparada por el mito que había creado, tuvo romances secretos con numerosos funcionarios militares e incluso políticos de alto nivel, y, en general, con la alta sociedad. Para 1910, habían surgido muchas imitadoras, y aunque su fama y la de sus espectáculos crecía, ya iba perdiendo sus encantos físicos, ya no era tan joven y había ganado peso, por lo que tuvo que ejercer con más frecuencia de cortesana para seguir manteniendo el mismo nivel de vida.

        En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, y la conmoción envolvió a Europa. En ese año se encontraba actuando en Berlín, donde tenía como amante al jefe de la policía local, quien la contactó con un hombre clave: Eugen Kraemer, cónsul alemán en Ámsterdam y jefe de la inteligencia alemana.
        Al año siguiente volvió a Holanda, pero el tren de vida al cual se había acostumbrado la fue hundiendo. En medio de la crisis, y viéndose mayor para continuar con su trabajo de bailarina, se retiró de los escenarios y aceptó que Kraemer pagara sus deudas a cambio de información. Así adquirió su tercera identidad: la del agente H-21, mano derecha de las fuerzas prusianas.

        De vuelta a París conoció al capitán Georges Ladoux, oficial del contraespionaje francés. Si bien el militar no le tenía mucha confianza, la utilizó para conseguir datos sobre las fuerzas prusianas. Seguro de su actividad de espía a favor del enemigo, Ladoux posteriormente decidió mantenerla secretamente vigilada.
        En 1916, se enamoró de Vadim Maslov, un joven oficial ruso de 23 años que estaba al servicio de Francia, y que fue gravemente herido en el frente francés perdiendo el ojo izquierdo. Ella acudió al buró de las autoridades francesas dirigido por el capitán Ladoux para conseguir un visado especial para el tránsito por el territorio en guerra, que era necesario para visitar a su amante en el hospital de campaña donde se encontraba. Es sabido que ella aceptó el encargo hecho por Ladoux de espiar para la república francesa al embajador alemán en Madrid como su joven amante se lo había propuesto, pero no resultó demasiado útil. De hecho, se cree que esta fue una trampa que Ladoux le tendió para para poder probar que era una espía y entregarla a las autoridades francesas.

        El 13 de febrero de 1917 fue detenida por las autoridades francesas en su habitación del hotel Elysèe Palace de París; ella pidió que se le diera tiempo para ducharse y cambiarse, pero al cabo de unos minutos, regresó completamente desnuda y repartiendo bombones a sus captores en un casco prusiano que uno de sus amantes le había regalado hacía años, en una acción fallida por disuadirlos. Fue acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de miles de soldados. Su amante Vadim Maslov se refirió a ella con el término de «mujer aventurera», una vez que supo de su encarcelamiento.
        Fue sometida a juicio en Francia el 24 de julio de 1917, durante el cual afloraron muchas de las mentiras y engaños que había contado sobre su vida, lo cual fue empleado para desacreditarla.
"¿Una ramera?, ¡sí!, pero una traidora, ¡jamás!".
Frase atribuida a Mata Hari durante el juicio.
        Fue declarada culpable de espionaje y alta traición sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas que hoy en día (principios del siglo XXI) serían insostenibles en un juicio moderno. De hecho, una asociación de su ciudad natal solicitó al Ministerio de Justicia francés una revisión póstuma del caso, pero esta petición no fue atendida.
        Fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento en la fortaleza de Vincennes al amanecer del 15 de octubre de 1917. La leyenda sostiene que la escuadra debió llevar los ojos vendados para evitar que sucumbieran a su encanto. Sin embargo, son probados los hechos de que no permitió que le vendaran los ojos y que la ataran al poste, de que le arrojó un beso de despedida a sus ejecutores y que, de los 12 soldados que constituían el pelotón de fusilamiento, solo acertaron cuatro disparos sobre ella: dos en sus piernas y dos en su pecho, uno de los cuales le fulminó el corazón, causándole la muerte instantánea. El oficial al mando, como así se disponía en estos casos, se acercó a ella y le dio un tiro de gracia en la sien para asegurarse de que muriera.
        La noticia recorrió el mundo. De hecho existe una narración periodística escrita por el periodista británico Henry Wales, quien asistió a su ejecución, en la que detalla este dramático momento, describiendo la expresión de su rostro, la forma en que cayó al suelo y la disposición final de su cuerpo. También existe una fotografía a cierta distancia momentos previos a los disparos, justo enfrente del pelotón de fusilamiento, cuando el oficial está leyendo los cargos.

La hipótesis de la trampa alemana
        Una tesis muy seguida se basa en que los alemanes, al decidir que Mata Hari les resultaba molesta, prepararon su eliminación a manos del propio enemigo, tendiendo una trampa al contraespionaje francés para que la asociaran como un agente alemán. La jugada era perfecta: al enviarle los alemanes a Mata Hari un mensaje comprometedor y cifrado con una clave obsoleta, de la que tenían constancia que sus enemigos ya disponían del método de descifrado, pero sabiendo que estos desconocían el sobreaviso alemán sobre este hecho, provocarían, tal como sucedió, que las autoridades de París creyeran sin reparos en la veracidad de toda la información interceptada, por pensar que los alemanes la habían enviado confiados, cuando en realidad lo habían hecho así a propósito.

        Según sus estudiosos, sirvió de chivo expiatorio ante la opinión pública por los fracasos de Francia en el frente de guerra (una parte de la opinión pública estaba en su contra por su vida fácil y licenciosa durante una época de penurias).
        La acusación de haber sido la causante de la pérdida de miles de vidas y ajusticiada por ello, puede ser tomada como una acción de distracción propia de tiempos difíciles, en un momento en que era habitual que cientos de jóvenes franceses fueran ejecutados en el frente por deserción. Había batallas con cifras de cientos de miles de muertos y en los que el ejército vencedor había tenido un número de bajas solo algo menor. Eran, con cierta frecuencia, auténticas carnicerías humanas, que inundaban las trincheras con restos de cuerpos humanos tras la enésima explosión, por lo que se pedían soluciones expeditivas ante cualquier atisbo de culpabilidad.

        «No sé si en el futuro se me recordará, pero si así fuera, que nadie me vea como a una víctima sino como a alguien que nunca dejó de luchar con valentía y pagó el precio que le tocó pagar», llegó a decir Mata Hari sin imaginar siquiera que acabaría convirtiéndose en una leyenda. En su novela "La espía" (2016), Paulo Coelho ahonda en su vida. Mata Hari se ha convertido en un icono por enfrentarse a los cánones de su época y luchar por ser una mujer independiente y libre en un mundo convulso.
Fuente: Del sitio Wikipedia-Mata Hari.
https://es.wikipedia.org/wiki/Mata_Hari

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