Las mujeres verdaderas tienen curvas, o luchar para romper el estereotipo familiar

        Quizá sea una verdad de Perogrullo, a esta altura, decir que es difícil salir adelante en esta vida. Mucho más para una mujer, en una época de tantos cambios sociales.
        Si la familia es mala, o como se le dice actualmente, “disfuncional”, nadie sale. Se huye de ella. No hay otra opción más que la de huir de eternos conflictos que jamás se resolverán, porque los integrantes están tan obsesionados y paralizados en esa situación, que sólo se agredirán más y más, sin escucharse ni tratar de entenderse.
        Si la familia no es mala, o es una familia tradicional, quizá, restrictiva en cuando a derechos y posibilidades, la cosa es complicada, lo avisamos desde ya. Le pasa a muchas mujeres…¿cómo no le iba a pasar a Ana, el personaje principal de “Las mujeres verdaderas tienen curvas”, protagonizada por la actriz hondureña América Ferrera. Ana debe romper un molde, y le será muy, muy difícil. Un molde familiar, impuesto por su madre, especialmente, pero un molde que toda la familia acompaña. El molde que se ha transmitido de generación en generación.
        Esta película se anima a plantear este conflicto. “Las mujeres verdaderas tienen curvas” (“Real Women Have Curves” en el idioma original)  es una película estadounidense de 2002 dirigida por Patricia Cardoso, Directora de origen colombiano. Ésta es su Ópera Prima. El Guión pertenece a Josefina López y George LaVoo, y Heitor Pereira está a cargo de la música, muy importante en la cinta, ya que incluye temas de Manu Chao, y de cantantes de la talla de Lila Downs, del trío Los Panchos y de Pérez Prado y su famosa orquesta.
        Veamos entonces cómo es la historia.
        Ana vive con su madre Carmen (estupenda Lupe Ontiveros en su papel), su padre, su hermana Estela (también destacada actuación de Ingrid Oliu), y sus dos hermanos. Concurre a la escuela secundaria allí en Los Ángeles, hacia donde han emigrado partiendo de México, en una zona gris donde se habla tanto inglés como español, donde concurren alumnos de los dos grupos, donde los negocios tienen carteles en los dos idiomas. Hasta aquí, todo parece fácil, estaríamos hablando de “lo mejor de los dos mundos”. Hasta los personajes hablan mitad de la frase en inglés, mitad en español.
        Pero no es tan fácil. La tradicional forma de ser de esta familia mexicana apoya a los hermanos varones, que trabajan junto al padre, y las dos hermanas están obligadas a trabajar, junto con la madre, en un taller textil en donde sufren la explotación del sistema: es la “maquila”, la tercerización del trabajo en una pequeña empresa elegida por las grandes líneas de ropa que compra en gran cantidad… y paga muy poco por esa agotadora labor que las mujeres realizan, en medio del calor, del polvo, de la costura excesiva, de los plazos perentorios para la entrega de la ropa, de la falta de recursos. Si no hay entrega, no hay dinero. Y se vive al día…
        Ana es buena alumna y aspira a ir a la Universidad, incluso un compañero suyo (y que pronto será más que un compañero...) irá también. Está a punto de ganar una beca completa, lo cual allá en las tierras de Norteamérica significa una gran cantidad de dinero. Pero su madre se niega a dejarla ir, la considera una pieza fundamental para el trabajo en el sufrido taller, ya que ella trabajó toda la vida en esa labor penosa y ya no quiere continuar. Pero tampoco ve con buenos ojos que su hija se marche de su casa, y busque un destino diferente. El problema queda planteado, la solución no la contaremos. Tendrá que ver usted mismo la película, amigo lector, y sacar sus conclusiones.
        Mientras tanto, el señor Guzmán, el profesor, encarnado por George López, intentará convencer a la familia y especialmente a la terca madre de la importancia de conseguir esa beca para la hermosa Ana, a quien su madre acusa de “gorda” y otras etiquetas.
        Pero no creemos que sea falta de cariño. Carmen, la madre, es una mujer que ha sufrido y ha luchado, y ha criado a sus hijos, y piensa que su hija encontrará, en el mismo camino que ella ha seguido, la solución. Y aquí está el quid de la cuestión: Carmen no pudo elegir, Ana sí tratará de hacerlo, porque puede.
        Porque las épocas cambiaron,  y hoy la realidad es otra. Ana no quiere “casarse y tener hijos”, Ana quiere progresar. Quiere aplicar toda su capacidad a una actividad mejor.  Pero para hacerlo, deberá romper el “molde familiar”,  y buscar un nuevo destino sin saber siquiera dónde va.
        Lo mismo que le pasa a tantas. Romper el molde familiar, arrojarse a un camino nuevo que quién sabe si dará resultado.
        Ana, te decimos. Si tu camino tiene corazón, al decir del brujo yaqui Don Juan de los libros de Carlos Castaneda, de Don Juan que también era de México, si tu camino tiene corazón, decimos, dará resultado.
        Y al fin, tu mamá entenderá…
Fuente: Del sitio Wikipedia - Las mujeres de verdad tienen curvas. 
https://es.wikipedia.org/wiki/Las_mujeres_de_verdad_tienen_curvas

Película completa que se puede ver en el sitio Youtube, y que habla tanto en español, como en inglés (con subtítulos).
https://www.youtube.com/watch?v=H-YEUBQ-fQE

La imagen de portada pertenece a la publicación de Wikipedia, y corresponde al afiche de la película. 

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