¿Qué me llevaría a un mundo repleto de gente?

por Luis García Orihuela,
poeta valenciano (1959-)
En un mundo repleto de gente
me llevaría un lugar en donde poder estar solo
y después de estar mucho tiempo pensándolo
a alguien que me escuche y sea transigente.

Me llevaría una playa siempre desconocida
por la que nunca nadie pasease,
y en sus olas perdidas chapotease,
con su arena inventada en mis pies adherida.

Llevaría una colección de momentos únicos
y recuerdos, varios soles de repuesto
y de ropa con que ir, me iría con lo puesto
más unos cuantos elfos con sus cánticos. 

Y en la alforja, un buen libro de caballería,
unos cuantos silencios que repartir en la noche
y para la luna fuegos de artificio como broche
todo esto y mucho más es lo que pondría. 

Me llevaría una gran avenida, gris o blanca
por la que el tiempo deambulara a sus anchas
y cuando fuera noche, iluminada por antorchas
pequeños grupos de abuelos jugaran a la petanca.

Y pondría, ya lo creo, alguna que otra esquina
que me permitiera girar al mar,
de esas esquinas fáciles de doblar
cuando uno ya su temple amenaza con ruina.

Podría infinitos árboles de los que pendiesen
              recuerdos,
otros muchos de los cuales floreciesen deseos
de forma que pudiera tomarlos al gusto en mis
              paseos,
ahora quizás uno, ahora otro, ahora quizá de dos en
              dos.

Llevaría una miríada de barcinos y berrendos galgos
             entrenados
capaces de detectar con su fino olfato la bondad y el
             amor,
mariposas que fueran capaces de ahuyentar el dolor
y caracoles que salieran con su pipa a pasear todos
             los sábados. 

La imagen de portada pertenece al sitio Pinterest, y nos muestra una calle de China. 

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