Capítulo IV
Nuevos cargos de los judíos contra Jesús
1. Dejando a Jesús en el interior del Pretorio, Pilatos salió, y se fue hacia los judíos, a quienes dijo: No encuentro en él falta alguna.
2. Mas los judíos repusieron: Él ha dicho que podía destruir el templo, y reedificarlo en tres días.
3. Pilatos les preguntó: ¿Qué es el templo? Y los judíos contestaron: El que Salomón tardó cuarenta y seis años en construir, y él asegura que, en sólo tres días, puede aniquilarlo y volver a levantarlo otra vez.
4. Y Pilatos afirmó de nuevo: Inocente soy de la sangre de este hombre. Ved lo que os toca hacer con él.
5. Y los judíos gritaron: ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!
6. Entonces, Pilatos, llamando a los ancianos, a los sacerdotes y a los levitas, les comunicó en secreto: No obréis así, porque nada hallo digno de muerte en lo que le reprocháis de haber violado el sábado. Mas ellos opusieron: El que ha blasfemado contra el César es digno de muerte. Y él ha hecho más, pues ha blasfemado contra Dios.
7. Ante esta pertinacia en la acusación, Pilatos mandó a los judíos que saliesen del Pretorio y, llamando a Jesús, le dijo: ¿Qué haré a tu respecto? Jesús dijo: Haz lo que debes. Y Pilatos preguntó a los judíos: ¿Cómo debo obrar? Jesús respondió: Moisés y los profetas han predicho esta pasión y mi resurrección.
8. Al oír esto, los judíos dijeron a Pilatos: ¿Quieres escuchar más tiempo sus blasfemias? Nuestra ley estatuye que, si un hombre peca contra su prójimo, recibirá cuarenta azotes menos uno, y que el blasfemo será castigado con la muerte.
9. Y Pilatos expuso: Si su discurso es blasfematorio, tomadlo, conducidlo a vuestra Sinagoga, y juzgadlo según vuestra ley. Mas los judíos dijeron: Queremos que sea crucificado. Pilatos les dijo: Eso no es justo. Y, mirando a la asamblea, vio a varios judíos que lloraban, y exclamó: No es voluntad de toda la multitud que muera.
10. Empero, los ancianos dijeron a Pilatos: Para que muera hemos venido aquí todos. Y Pilatos preguntó a los judíos: ¿Qué ha hecho, para merecer la muerte? Y ellos respondieron: Ha dicho que era rey e hijo de Dios.
Capítulo V
Defensa de Jesús por Nicodemo
1. Entonces un judío llamado Nicodemo se acercó al gobernador y le dijo: Te ruego me permitas, en tu misericordia, decir algunas palabras. Y Pilatos le dijo: Habla.
2. Y Nicodemo dijo: Yo he preguntado a los ancianos, a los sacerdotes, a los levitas, a los escribas, a toda la multitud de los judíos, en la Sinagoga: ¿Qué queja o agravio tenéis contra este hombre? Él hace numerosos y extraordinarios milagros, tales como nadie los ha hecho, ni se harán jamás. Dejadlo, y no le causéis mal alguno, porque si esos milagros vienen de Dios, serán estables y, si vienen de los hombres, perecerán. Moisés, a quien Dios envió a Egipto, realizó los milagros que el Señor le había ordenado hacer, en presencia del Faraón. Y había allí magos, Jamnés y Mambrés, a quienes los egipcios miraban como dioses, y que quisieron hacer los mismos milagros que Moisés, mas no pudieron imitarlos todos. Y, como los milagros que operaron no provenían de Dios, perecieron, como perecieron también los que en ellos habían creído. Ahora, pues, dejad, repito, a este hombre, porque no merece la muerte.
3. Mas los judíos dijeron a Nicodemo: Te has hecho discípulo suyo y por ello levantas tu voz en su favor.
4. Nicodemo replicó: ¿Es que el gobernador, que habla también en su favor, es discípulo suyo? ¿Es que el César no le ha conferido la misión de ser su ejecutor de la justicia?
5. Mas los judíos, estremecidos de cólera, tremaron los dientes contra Nicodemo, a quien dijeron: Crees en él, y compartirás la misma suerte que él.
6. Y Nicodemo repuso: Así sea. Comparta yo la misma suerte que él, según que vosotros lo decís.
Capítulo VI
Nuevos testimonios favorables a Jesús
1. Y otro de los judíos avanzó, pidiendo al gobernador permiso para hablar. Y Pilatos repuso: Lo que quieras decir, dilo.
2. Y el judío habló así: Hacía treinta años que yacía en mi lecho, y era constantemente presa de grandes sufrimientos, y me hallaba en peligro de perder la vida. Jesús vino, y muchos demoníacos y gentes afligidas de diversas enfermedades fueron curadas por él. Y unos jóvenes piadosos me llevaron a presencia suya en mi lecho. Y Jesús, al verme, se compadeció de mí y me dijo: Levántate, toma tu lecho, y marcha. Y, en el acto, quedé completamente curado, tomé mi lecho y marché.
3. Mas los judíos dijeron a Pilatos: Pregúntale en qué día fue curado. Y él respondió: En día de sábado. Y los judíos exclamaron. ¿No decíamos que en día de sábado curaba las enfermedades y expulsaba los demonios?
4. Y otro judío avanzó y dijo: Yo era un ciego de nacimiento, que oía hablar, pero que a nadie veía. Y Jesús pasó, y yo me dirigí a él, gritando en alta voz: ¡Jesús, hijo de David, ten piedad de mí! Y él tuvo piedad de mí, y puso su mano sobre mis ojos, e inmediatamente recobré la vista.
5. Y otro avanzó y dijo: Yo era leproso, y él me curó con una sola palabra.
Capítulo VII
Testimonio de la Verónica
1. Y una mujer, llamada Verónica, dijo: Doce años venía afligiéndome un flujo de sangre y, con sólo tocar el borde de su vestido, el flujo se detuvo en el mismo momento.
2. Y los judíos exclamaron: Según nuestra ley, una mujer no puede venir a deponer como testigo.
Capítulo VIII
Testimonio colectivo de la multitud
1. Y algunos otros de la multitud de los judíos, varones y hembras, se pusieron a gritar: ¡Ese hombre es un profeta, y los demonios le están sometidos! Entonces Pilatos preguntó a los acusadores de Jesús: ¿Por qué los demonios no están sometidos a vuestros doctores? Y ellos contestaron: No lo sabemos.
2. Y otros dijeron a Pilatos: Ha resucitado a Lázaro, que llevaba cuatro días muerto, y lo ha sacado del sepulcro.
3. Al oír esto, el gobernador quedó aterrado, y dijo a los judíos: ¿De qué nos servirá verter sangre inocente?
"El Evangelio de Nicodemo", Evangelios Apócrifos I, Biblioteca Personal Jorge Luis Borges, Hispamérica, Buenos Aires, 1985.
La imagen de portada pertenece al artista llamado "El Greco", Domenikos Theotokopoulos, de fecha 1577-80, y se titula "La Verónica con la Santa Faz".
"Reproduce con gran carga emocional uno de los temas de devoción más demandados por la piedad de la Contrarreforma. Gran parte de esta fuerza expresiva proviene de su tratamiento cromático. El fondo neutro y oscuro destaca las manos, el rostro, la cabeza de la mujer cubierta con velo y, especialmente, el paño con la impronta del rostro de Cristo. Éste se caracteriza por su marcada frontalidad, a la manera de un icono bizantino.
Procede de la toledana parroquia de Santa Leocadia, donde estuvo situado en la capilla absidal del lado del Evangelio, llamada de Santa Inés. Constituía el ático de un retablo cuyo lienzo central era un Expolio, que también se encuentra en el Museo de Santa Cruz".
http://www.xn--espaaescultura-tnb.es/es/obras_de_excelencia/museo_de_santa_cruz/la_veronica_con_la_santa_faz.html
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