Canto del arpista

Se gastan las generaciones y pasan,
y otras son polvo, desde el tiempo de los abuelos. 
Los dioses que se manifestaban en otros tiempos
reposan en sus pirámides.
Los nobles espíritus igualmente
están sepultos en sus pirámides. 
Quien ha construido edificios, no tiene casa.
¿Qué ha pasado con ellos?
Yo he oído las palabras
de Imhotep y de Hergedef,
son como proverbios
y no pasarán más. 
¿Dónde están sus casas?
Sus muros están caídos,
no encuentro sus casas,
como si nunca hubieran existido.
No hay quien vuelva allá.
Ni quien diga la manera,
ni quien diga las cosas
para calmar nuestro corazón. 
Hasta que nosotros alcancemos
el lugar al que ellos fueron.

Por eso, quédate tranquilo.
El olvido te convertirá en un espíritu.
Siga a tu corazón mientras existas.
Ponte mirra en la cabeza,
adórnate, perfúmate
con perfumes exóticos, como los que ofrendas al dios. 
Aumenta tus beneficios
de modo que no sufra tu corazón.
Sigue a tu corazón y a tu bien.
Haz tus cosas en la tierra,
no amargues al corazón:
vendrá para ti el día del grito, 
pero no escuches a los corazones cansados, a su grito:
Las lamentaciones no salvan a nadie de la tumba. 
Pasa un día feliz
y no te estanques.
Mira que no hay quien lleve sus cosas consigo.
Mira que no hay quien se vuelva atrás.

Versión de Donadoni, en su  “Storia della letteratura Antica egiziana”
traducción de Estela Dos Santos
“Cuentos, Mitos y Epopeyas – Selección de obras mesopotámicas y egipcias”
Biblioteca Básica Universal
Centro Editor de América Latina
año 1970 
La imagen de portada pertenece al artista plástico Vasily Sergeev
http://vasily-sergeev.livejournal.com/2345320.html

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