Amar nuestra historia profunda, y formar la memoria colectiva

        El pasado 20 de agosto asistimos a la presentación de tres conferencias históricas, del Ciclo de Historia del Museo Almirante Guillermo Brown de Bernal: “Historia de Ezpeleta”, “Viaje a los Pueblos Wichis”, “Indigenismo: Genocidio , Explotación y Olvido”. Tres temas impactantes, presentados con fotos testimoniales, todo gracias a la Directora del Museo, Giselle Spellbrinck.
        En la primera Conferencia, el investigador Claudio Schbib, ex –Jefe de Bomberos de Ezpeleta, nos contó cómo nació su localidad, a la que tanto ama, y cómo fue coleccionando fotos, testimonios y documentos para elaborar su primer libro, y cómo elaborará el segundo sobre la Historia de esta localidad, que está próximo a salir. “Mi infancia, mi juventud, mi novia, mi casamiento, pero también los traumas de Ezpeleta, todos los aspectos de Ezpeleta los he vivido” comentó Schbib reflexionando sobre esta hermosa localidad, que es parte del Distrito de Quilmes, y que ya suma más de 100.000 habitantes.
        De acuerdo con sus investigaciones, esta localidad fue fundada por Severo Antíoco Ezpeleta, de quien sólo se encontró una fotografía en un libro guardado en el Colegio Nacional Buenos Aires sobre la Guerra del Paraguay del siglo XIX. Schibib recordó que el origen del nombre de las poblaciones lo da aquel que cede las tierras para la construcción de las estaciones de tren. En este momento, el investigador Schbib está luchando para que se declare al Edificio de la Estación como Patrimonio Nacional, ya que una vez que avance la piqueta, que todo lo demuele, estos edificios, como tantos,morirán.
La Directora del Museo Almirante Brown, Giselle Spellbrinck, junto al investigador Claudio Schbib
        El 19 de diciembre de 1904 se declara a Ezpeleta como pueblo, gracias a un decreto firmado por el Gobernador. Las tierras originales fueron cedidas por el General Bartolomé Mitre a Severo Antíoco, como premio a su valor en las Batallas de Curupaytí, Tuyutí, y otras. El núcleo fundacional de la localidad es la Plaza 25 de Mayo, a 200 metros estaba el saladero de Nelson y enfrente, el Destacamento de Bomberos. En Ezpeleta –nos aclara Schbib- se jugaron varios clásicos deportivos. Es madre de la industria del vidrio y en sus tierras funcionaba la fábrica de Hesperidina, en el Barrio Villa Augusta de esta localidad. Así, y gracias a las fotos y las explicaciones, pudimos disfrutar de varios lugares emblemáticos de Ezpeleta y de sus queridos habitantes.
        Luego de los aplausos, dedicados y merecidos, al señor Claudio Schbib, leyó su texto el fotógrafo quilmeño José Italo Nonna, quien nos narró el viaje que realizara hace más de 40 años hacia las tierras wichis. De este viaje quedaron fotos interesantísimas, que él,tan generosamente, donó al Museo junto con algunos elementos que trajera en aquella época (ver nota del viaje a las tierras wichis ya publicado en nuestro blog).
La Directora Spellbrinck junto al fotógrafo José Italo Nonna
        A continuación, presentó su libro y su conferencia el historiador Christian Petralito, quien narró la historia del sufrimiento de los pueblos originarios desde que fueran perseguidos tanto por el Gobernador Don Juan Manuel de Rosas como por el General Julio Argentino Roca, e intercaló interesantes fotos testimoniales, duras por momentos, con entrevistas a pensadores de la talla de Eduardo Galeano, Osvaldo Bayer, Félix Luna, entre otros. En el video, un lúcido Galeano nos dice que las palabras de los pueblos originarios “son voces que nos hblan desde el pasado más remoto y nos hablan hacia el futuro”. “Piernas, patas, alas y raíces” tienen valor para el conocido historiador uruguayo, y todos, en su opinión, tienen el mismo valor. León Gieco, a continuación, nos dirá que “el grito de los perdedores es sordo y mudo aunque griten todos juntos”.
        Todo lo intentaron contra ellos, y todo dio resultado, tanto la persecución,como la prohibición de su idioma, la unidad de su familia que fuera desgarrada, bebés arrancados de los brazos de sus madres. Y los que sobrevivieron, fueron distribuidos para “darle ocupación a esa gente vaga y desocupada”. La Iglesia, que debiera defenderlos, terminó de cerrar el laberinto cultural donde quedaron recluidos, y fue parte activa de este genocidio –sostiene Petralito.
El historiador Christian Petralito, junto a los libros de su autoría 
        Incluso, en su opinión, se utilizó la imagen de Ceferino Namuncurá como “emblema”: la tarea evangelizadora “daba resultado”. Ceferino, nacido en 1876, era nieto del jefe Calfucurá, y a pesar de los síntomas de tuberculosis, viajó a Roma en 1904. Poco después murió, y con el tiempo se lo santificó como “El lirio de las Pampas”. Pero esto no fue casual: Petralito sostiene que no fue una “ayuda” ni una “educación” de parte de las órdenes jesuitas, salesianos y demás, sino una verdadera “infiltración” para vaciar de contenido la cultura de los pueblos originarios bajo su órbita.
        En el Congreso de la época, sus democráticos miembros ni siquiera los consideraban ciudadanos. “Eran nacionales pero no ciudadanos”, aclara Petralito. Muchos fueron trasladados encadenados, golpeados por látigos. Vivieron escenas dramáticas cuando los niños fueron separados de sus madres. Fueron confinados en lugares donde se contagiaron enfermedades, otros terminaron en el Hotel de los Inmigrantes de Buenos Aires. Las crónicas de la época lo dicen en sus titulares: “Hoy reparto de indios”, cuando se regalaban como trofeos y se distribuyeron los niños entre familias de alta alcurnia, con la misión de educarlos y protegerlos.
Foto de don José Italo Nonna junto a un tejido de yaguar, donado al Museo
        En otras zonas fueron condenados a realizar trabajos esclavos, como en los ingenios azucareros, o trabajos madereros, cuyas empresas los habían adquirido a precio vil. Si robaban ovejas para comer, eran asesinados. “Facilitan la riqueza y sirven a la civilización” era el pensamiento de su época.Los de avanzada edad eran enviados a instituciones estatales para tareas sencillas, y allí se esperaba su deceso.
        De esta manera, Petralito lleva la historia a todos los ciudadanos, indagando qué pasó con la Conquista, cómo fue desarrollándose este genocidio. Las fotos, tremendas, de los cráneos de los miembros originarios guardados en el Museo de la Plata como trofeos de la ciencia, nos conmovieron a todos. Indios que fueran recluidos en ese Museo, cuyos cadáveres engrosaron la lista de elementos a estudiar en esa prestigiosa sede de conocimientos, donde aún el tema está enmarcado en un sitio de silencio.
        Luego pudimos disfrutar de una recorrida por el Museo, de la mano de la investigadora Verónica Martí, quien trabaja en el Proyecto Arqueológico Quilmes junto a su colega Florencia Vázquez. Varios interesados en los temas históricos estaban presentes, desde el Director del Museo Roverano, Nino Zambón, hasta el historiador Carlos “Chalo” Agnelli, entre otros. El público siguió las conferencias con gran atención y se mostró muy entusiasmado con la presentación de los elementos originarios, vasijas, yesquero, fotos, tejidos en yaguar, que fueran muy bien comentados por Marisa Figueroa, Directora de Pueblos Originarios de la Municipalidad de Quilmes.
        Esperamos, de este modo, que se repitan estas interesantes charlas para que todos podamos conocer, disfrutar y difundir, nuestra identidad quilmeña y nuestro pasado originario.
        Y que ambas cosas, nunca sean olvidadas.
La nota del viaje de don Italo Nonna puede leerse en este mismo blog, en este enlace:
http://algoespecialpresente.blogspot.com.ar/2013/05/al-encuentro-con-los-wichis-en-el-chaco.html
Las fotos pertenecen a Adriana Sylvia Narvaja, periodista y docente de Quilmes, República Argentina. 

¡Compártelo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario