Un aullido desgarrador, con la sinceridad del poema

        Un aullido corta el aire. Es el de Allen Ginsberg, quien en el año 1955 publica su célebre poema,  el más famoso de la llamada “Generación Beat”, y que en el año 1957 fue llevado a juicio por “obscenidad”. Y este “Aullido” ("Howl", en el original inglés) se prolonga en el tiempo,y llega hasta el año 2010, cuando se filma la película que describe este proceso.
        Hablaremos entonces de su autor, de su poema y de la película, tres hilos entrelazados por las manos de las tres Moiras de la leyenda. Largo, de versos tremendos, de gran sonoridad y ritmo, “Aullido” relata el final de muchos de sus contemporáneos, ya  desde el conocido principio: “He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…” y luego sigue, contando, describiendo, pintando con grandes trazos y de oscuros colores, cómo vivía y cómo terminó esta generación, que nació en plena Guerra Fría, y que no tuvo oportunidad de escapar. Y de allí, este grito primal, este aullido, que marca su vitalidad de lobo, su grito de manada, su ansia de libertad, su existencia lejos de las estructuras preestablecidas, su necesidad de conexión espiritual que se ha roto en medio de la publicidad de una “dorada” época económica y de sistemas fijos de pensamiento. De estructuras rígidas en cuanto a las expectativas de vida, a las relaciones de pareja, al horizonte vital.
        Ginsberg lo supera todo, quiebra las normas de un solo golpe, de un solo verso. Sigue la línea de Walt Whitman, de William Bourroughs, de Federico García Lorca. Ellos parecen decirle: “Firme hasta el final, coherente hasta el final: sé tú mismo hasta el final”. Y Ginsberg sigue el consejo, y relata aquello que vieron sus ojos. Y es, como ellos, poeta hasta el final, en el marco de un sistema político y económico represivo, paranoide por culpa del comunismo, alienado por el consumismo. El mismo Edgar J. Hoover lo nombraba al poeta como “subversivo” y “peligroso para la Nación”, e incluso, con el paso de los años, el gobierno de Reagan   lo consideró un verdadero problema, alguien  incapacitado para ser "la voz de la Nación fuera de la Nación".
        Y sin embargo, cuánto tiene de Salmo su poema, cuánto de blues, cuánto de raíz americana en su latido, en su sonido, en su cadencia. Cuánto de búsqueda espiritual, cuánto de perdón y de piedad sobre el final, cuánto de religión en el sentido en que Jesús la veía, yendo con los publicanos y pecadores. Ginsberg comulga con los pecadores, y los redime en su poema. Entiende que ellos, como él, buscan en el Más Acá lo que el Más Allá promete. Es cierto que quizá, para adelantarse un poquito al proceso, se hable de drogas (y se las use), se hable de sexo (al límite), de seres abandonados, de seres internados en manicomios (versión de una y otra y otra imagen de su madre, que murió internada luego de que se le practicara una lobotomía). Es cierto. Quizá la visión de los marginales, de los rechazados, de aquellos que el sistema no puede albergar, se vea cruda y llana, sin disimulos. Pero ¿no son los marginados de hoy los marginados de ayer? ¿No andaba Jesús entre ellos?
        Faltó quizá que alguien les acerque una palabra. Que alguien les diga que son valiosos a pesar del sistema. Quizá Ginsberg no llegó a llevarles esa palabra, ese valor. Pero lo dejó escrito. Las palabras del Juez, sobre el final, nos hacen reflexionar sobre la censura, sobre la libertad de expresión, sobre el valor del arte y en especial, sobre el valor del poema.
        Y al fin, el resultado del juicio no lo diremos, no adelantaremos la película. Digamos que sí el sistema intentó invalidar su palabra, acusándolo de homosexualidad (como si el valor de la palabra dependiera del género al que uno pertenece), de comunista (su padre y su madre lo eran, ella lo llevaba a las reuniones políticas antes de perder la razón), entre otros vejámenes a su expresión. Él no se detuvo. Otros murieron, en accidentes, por drogas, perdidos, locos. Él vivió para contarlo. Y la película refleja exactamente este recorrido. Y siempre defendiendo la sinceridad de la obra.
        Decía Walt Whitman en “Canto a Mí Mismo”:
“Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no lo olvidaré;
que nadie lo olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada”.
        El espíritu de Whitman convive con el poema “Aullido”  en la película del año 2010, dirigida por Rob Epstein y Jeffrey Friedman, que también redactaron los guiones. James Franco se pone los zapatos de Allen Ginsberg, y lo representa con su piel, y desde el corazón. La estupenda música de Carter Burwell le da el tono perfecto, acompaña el relato en primera persona de Ginsberg, es como un río que se lleva la historia hacia el final.  Un gran trabajo de edición hace el resto: los dibujos animados intercalados en la obra nos muestran lo que el poema dice, pero con equilibrio, con ese equilibrio que los personajes del poema han perdido, porque han llegado al extremo, han pasado los límites. El sistema, el cruel Moloch del verso de Ginsberg, los ha vencido. No a Ginsberg. Nunca a Ginsberg.
        El “Aullido”sigue en pie, gritando.
        Gritándonos.
Dice el sitio de Youtube sobre la película:
“Howl” del año 2010.
Director: Rob Epstein, Jeffrey Friedman
Guión: Rob Epstein, Jeffrey Friedman
Reparto: James Franco, Mary-Louise Parker, Jon Hamm, Jeff Daniels, David Strathairn, Alessandro Nivola, Treat Williams, Bob Balaban, Aaron Tveit, Sean Patrick Reilly, Allen Ginsberg, Jon Prescott, Todd Rotondi, Cecilia Foss, Alex Emanuel

“Tres historias entrelazadas: el desarrollo de un histórico juicio por obscenidad en 1957, las revelaciones de un artista rebelde que rompe barreras para encontrar el amor, la redención y un imaginativo viaje a través de una profética obra maestra que sacudió a toda una generación se suman para crear un polifacético y multidisciplinar retrato de HOWL (Aullido), una obra que se oyó en todo el mundo.

En el San Francisco de 1957, una obra maestra de la literatura estadounidense fue llevada a juicio. La historia se desarrolla a partir de tres hilos entrelazados: el juicio, de la mano del joven escritor Allen Ginsberg (James Franco) y el propio poema, cuya animación corre a cargo del novelista gráfico y colaborador de Ginsberg, Eric Drooker, el cual lo ha concebido como una "fantasía beat", y cuya música ha compuesto Carter Burwell. La forma "multidisciplinar" en la cual se desarrolla la película es un reflejo de la sorprendente originalidad del poema.

La representación del juicio es un hilo narrativo dentro del tejido de una película que trata temas vigentes hoy en día; la definición de obscenidad, los límites de la libertad de expresión y la naturaleza del arte. El abogado defensor del joven Allen es Jake Ehrlich (Jon Hamm), un célebre adalid de las causas civiles. El fiscal, Ralp McIntosh (David Strathairn) intenta demostrar que la obra es obscena mientras se esfuerza por entenderla. Los testigos de la acusación son una profesora inglesa (Mary-Louise Parker) que considera el poema en cuestión obsceno y un profesor universitario (Jeff Daniels) que tiene una idea muy definida de lo que es y lo que no es buena literatura. Los testigos de la defensa son intelectuales de los años cincuenta (Treat Williams y Alessandro Nivola) que defienden los méritos culturales y artísticos del poema.”
Ver esta excelente película en Youtube, "Howl"
https://www.youtube.com/watch?v=UxArt8jdDYE
Afiche de la película en la portada – Del sitio Narrativas Periodísticas
http://misnarrativasperiodisticas.blogspot.com.ar/2015/08/howl-aullidos-2010-hbo-subtitulado.html
Foto de la película "Aullido", representando a Allen Ginsberg y su pareja - Del sitio Cinedor.
http://www.cinedor.es/noticias/banda-sonora-bso-aullido-howl

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