Una comedia estupenda que cumple con todos los requisitos: tres buenos actores, ritmo y comicidad. Y sobre el final, un toquecito de reflexión. Con libro de Leandro Costa, “Muy bueno Ricardo” volverá a las tablas este sábado y domingo en la Casa de Arte Doña Rosa. ¡Y sálvese quien pueda!
Lector amigo, Ud. mismo vea las fotos. Y ahora dígame, ¿qué ve? Ve a tres actores, uno de ellos atado y amordazado. Ve a un caballero subido prácticamente a todas partes, luchando cuerpo a cuerpo con el primero que le nombré. Y en otras fotos, una actriz con un vestido naranja, en medio de ellos, tratando de separarlos. Le contamos que la señora tiene una espada samurái, y una linterna súperencandilante, si es que existe. ¿Qué conclusión saca? Exacto: carcajadas a medida de su capacidad de reírse.
En nuestro caso,
“Algo Especial Protagonista del Presente” estuvo allí, y ya se sabe lo que pasa cuando nos invitan a reírnos: es difícil que nos puedan detener. Pero si nos llevan al límite, ya no nos podemos hacer cargo de la situación. Y esto fue lo que nos pasó con
“Muy bueno Ricardo”, que se volverá a presentar este sábado a las 21 y este domingo a las 20 en el mejor lugar para hacer teatro en pleno Quilmes Centro:
Casa de Arte Doña Rosa.
Y es así como el domingo pasado se presentaron estos tres actores,
Leandro Costa (en el papel de
Juan),
Erica Burry (como
Aluminé) y
Silvio Insúa (en el papel del deseado/amado actor
Ricardo). ¿Y cómo logran hacernos reír tanto? Con la frescura y la comicidad del texto del mismo
Leandro Costa, y las actuaciones de los tres, mientras
Ariel Pirosanto se encarga de la musicalización y la iluminación.
Bueno, Ud. quiere saber de qué se trata. Pero entenderá que no podremos contarlo todo, más que nada por el sagrado temor que nos produce la espada samurái. Diremos que hay dos amigos,
Juan y
Aluminé, que hablan de un actor conocido por ambos,
Ricardo Dartagnano, una especie de Alfredo Alcón que
Juan admira y
Aluminé rechaza.
Juan quiere conocerlo, y hacerle una pregunta sobre una frase que lo desvela, y que el famoso/fabuloso
Ricardo ha pronunciado en una de sus obras. Lo que
Juan no imagina es que, para poder formularle la pregunta, se verá obligado a secuestrar al talentoso actor. Más que eso no le vamos a contar. El resto (y las risas) corren por su cuenta. Eso, si logra esquivar los naranjazos de Aluminé, que supuestamente está "en tratamiento" con una psicóloga. Y la vecina Porota que puede escucharlo todo y no le gustan los ruidos. Y los ruidos de un secuestrado, menos que menos. .
Así que, si quiere conocer cómo sigue la historia, representada estupendamente por estos prometedores actores de la ciudad de La Plata, deberá comisionarse el sábado y domingo próximos, y desde ya les digo, estar dispuesto a todo. Desde aquí les recomendamos, como lo hacemos siempre, que vaya y practique nuestra famosa
Arteterapia, que las risas hacen bien, y
“Muy bueno Ricardo” lo dejará como nuevo. Sobre el final, hay un toque de reflexión, tal vez porque todo en la vida tiene un costado oscuro también, y la fama y el dinero y la gloria, también atrapan. Y hace que uno se sienta un poquito atrapado.
Nosotros, por si acaso, no decimos más, y empezamos a correr. ¡Ahí vienen con la espada samurái!
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