Tal vez sea una casualidad, aunque otros dirán que las casualidades no existen. En el hall de entrada de la Casa de la Cultura, de Rivadavia y Sarmiento, hay una estatua magnífica. Pertenece al reconocido artista plástico Oscar Stáffora, y se llama “De la rendición de cuentas”, y es un ensamble de chapa batida y policromada. Y tal vez, pensamos como reflexión mientras esperamos que la obra comience, tenga algo que ver con el proceso judicial que veremos en unos momentos.
“Algo Especial Protagonista del Presente” se hizo presente, como lo indica su nombre, para ver esta obra que ha recibido tantas buenas críticas, “Proceso a Juana Azurduy”, del escritor Andrés Lizarraga, y encarnada por el mítico Elenco Municipal Luz y Sombra, dirigido por el maestro Alejandro Martín. Luces hubo, y se iban apagando, mientras mostraban a los Jueces, siempre rientes, siempre en los balcones superiores, siempre (tal vez) lejanos a la realidad pedestre que viven y sufren las personas como Juana.
Sombras hubo, porque las luces se van yendo, mientras los últimos espectadores van llegando, y dentro de unos minutos Juana será interpelada por su propio abogado defensor. Será interpelada, como decimos, en todas sus condiciones: en la de mujer, en la de madre, en la de persona ética (de hecho se la acusa de matar a los que buscaban agredirla y robarle), en la de esposa, en la de habitante de estas tierras que debe pagar impuestos y como ciudadana en estado de vasallaje frente a la España que domina. Toda su vida será puesta en tela de juicio. Los jueces, desde los balcones, reirán, aplaudirán, juzgarán. No habrá veredicto, porque el juicio, el juicio de la Historia y el de todos nosotros, aún no se ha cerrado.
De hecho, Juana, la gran Generala del Norte, no quiere abogados, no acepta juicios. Echa al letrado diciéndole “yo no lo pedí”, pero él le explica que “la ley acusa y exige defensa, usted me rechaza y está en su derecho; pero ellos exigen, tienen pruebas y las irán mostrando de a una”. “Hay una veintena de cargos –continúa el abogado, interpretado por Osvaldo Camino- y algunos bien densos. Prometo no importunarla con tonterías. Pero Ud. está muy sola”.
Laura Sánchez interpreta a la Generala con su voz, con su cuerpo y con su alma. Acompañada, como dijimos, por Osvaldo Camino, también comparte escena con Horacio Martín (Juez Primero), Antonio Dinoto (Juez Segundo), Baby Tagnochetti (Juez Tercero) y Norberto Martín (Juez Cuarto). Germán Simón hará del esposo luchador de Juana, al que ella tanto amó, Manuel Ascencio Padilla. Eduardo Wul nos mostrará al Sargento español, abusivo, y al mismo Rey (cuyos abusos y de toda su Corona no quisiéramos detallar…). Lautaro Martín nos presentará a un Soldado que acompaña al Sargento, un Soldado con hambre que discute con Juana por la famosa “torta de maíz”. También será Campesino y Padre Polanco, un sacerdote que tomó las armas para ayudar a su pueblo “bendiciendo” al enemigo con poca agua bendita y mucha, mucha pólvora. Y Sergio Marchetti, interpretando a Juan José Castelli, otro luchador incansable de la Libertad.
Y en cuanto al dolor, las Mujeres Cochabambinas no sólo lo llorarán, sino que lo danzarán, gracias al Ballet Danza Contemporánea. La Coreografía y Dirección será aquí de Adriana Martín. Y a estas mujeres se suman los Guerrilleros, a cargo del Ballet Municipal de Quilmes, con la Coreografía y Dirección de Gastón Jaime.
Y la exacta Juana, la Juana a la que Laura Sánchez le da el cuerpo exacto y la voz, y la actitud, preguntará: “¿Usted piensa que necesito defensa? Porque usted vio algo turbio y aceptó” le recrimina al letrado. “Yo ví algo turbio y no acepté” dice, como dirá tantas cosas en su defensa, en la explicación de los “cómos” y los “porqués” y los “frente a qué”. Y fundamentalmente, los “por culpa de quién”. Porque al fin, como ella dice, “no existe ninguna posibilidad alguna de que se me absuelva”, por la simple razón que no se puede conciliar, como le pide el abogado. “¿Cómo se puede conciliar la glotonería de los insaciables con el hambre de los que no tienen nada?”. Imposible responder. Imposible absolver.
La acusación es tan enorme como la lucha de Juana Azurduy, van de la mano. Se la acusa de rebelión, asociación ilícita, usurpación, tenencia de armas, incendios, usurpación de autoridad, lesiones, entre otras cosas. Luego, también de homicidio, en una guerra que se llevó sus amados hijos, y nadie respondió por los homicidios de los cuatro. Ni por la de su esposo. “La guerra es muy clara: nosotros o ellos, país o colonia” dice, con convicción de fierro. “¿Quiénes son ellos? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Quiénes son patria? ¿Quiénes son colonia?” se pregunta, como nos preguntamos tantos, y desde hace tanto tiempo.
Preguntas que el abogado no sabrá tampoco responder. Símbolo y representación de la Ley, intenta convencer a Juana de dejar de lado la Revolución, de sumarse a una vida que para Juana es el sinónimo de la muerte, porque es hambre, porque es pobreza, porque es una Justicia que no lo es. Los jueces, mientras tanto, acusan, ríen, aplauden. Y para estos actores que son los Jueces, el Director y responsable de la Puesta en Escena, Alejandro Martín, tiene palabras para decirles: ha convocado a los creadores del Elenco Municipal Luz y Sombra para hacer de Jueces, como un homenaje de la lucha tanto de Norberto Martín como de Antonio Dinoto, creadores del grupo teatral. “Este trabajo desea señalar y antes y un después en nuestro largo derrotero y peregrinar de 63 años con el teatro nacional. Es por ello que participan de esta puesta en escena los artífices de la fundación de nuestro grupo, como un homenaje a ellos y también como un símbolo de lo imperecedero de la lucha”.
Y a su vez, la elección de Juana Azurduy se enmarca en el rescate de personajes que salen de lo absolutamente ficcional “para adentrarnos en el 'documental ficcionado’, recreando un personaje real de nuestra historia”. “Si bien este proceso salió de la imaginación de Andrés Lizarraga, la historia real comprueba que es una metáfora cabal de lo que fe la vida de Juana Azurduy y su relación con el poder” dice el volante. Ahora bien, ¿el poder comprenderá estas palabras de la Juana en el Proceso? “La tierra no es tuya ni mía. La tierra es del Planeta. Es como el aire. Quién es el dueño del aire. O como Dios. Quién puede ser el dueño de Dios. Las tierras son del que la trabaja. Si salvamos la tierra, salvamos al Planeta entero”.
Pero el abogado sigue interpelando, va preparando los actos venideros para una defensa imposible. Busca palabras, busca conceptos, mientras Juana le contesta con ironías, que es la forma que toma el dolor cuando no queda más que dolor para contestar. “No es tan mala la cosa cuando sólo duelen los conceptos” dice Juana. ¿Cómo explicar si la guerrilla cometía actos bárbaros o injustos?. Juana acepta que sí. “¿Pero con qué poder, con qué cortes, con qué derecho?” insiste el letrado. “¡Pero de qué leyes hablamos, de qué derecho!. ¡Del creado por ellos, discutido por ellos, escrito por ellos!”.
Y finalmente, frente a lo perdido, a las tierras, a los hijos, al marido que ya no está, Juana se pregunta “¿Qué hago con todo lo perdido, con lo destruido? ¿Qué hago con mis muertos?”. “Mirá nuestra América, mirá nuestros hijos, mirá nuestros hombres que no tienen un pedazo de tierra para cultivar?” y promete, y grita, y vuelve a gritar: “¡Mi guerra no terminó!”
Y levantando como levanta el sable que le dio el General Belgrano, sabemos que es así, y no nos atrevemos a juzgarla, porque no somos jueces.
Sólo somos su pueblo, y la entendemos más que nadie.
Y su lucha continúa en nosotros.
Dice el volante
“El asesinato del General Güemes señala, prácticamente, el fin de las guerras gauchas, que durante más de diez años se convirtieron en la mayor epopeya popular de América Latina.
La ación de este proceso se ubica en 1821, en algún lugar del AltoPerú, aún depediente de Buenos Aires. La “procesada”, a casi dos siglos transcurridos, y al decir de Andrés Lizarraga, ‘aún purga la estigmatización que sufriera su osadía, su sacrificio, su Fe, su necesidad de una patria mejor”.
Mujeres Cochabambinas
Vanesa Pérez – Mariela Aristimuño – Micaela Peralta – Florencia Aristimuño – Anahí Giménez – Anabella Cardena – María Belén Rodríguez Galassi – Yanel Espínola.
Guerrilleros
Gastón Jaime - Gastón Benedetti - Martín Ciares - Joaquín Maciel - Lautaro Calvimonte
Vestuario original: Mariana Silombra.
Realización escenográfica: Germán Simón.
Utilería: Norberto y Horacio Martín.
Puesta de luces y sonido-operación/Fotografías: Marcelo Solís.
Maquillaje y caracterización: Sonia Pérsico.
Fotos de "Algo Especial Protagonista del Presente", de Adriana Sylvia Narvaja.
Foto 1: la actriz Laura Sánchez, interpretando a Juana Azurduy.
Foto 2: estatua del artista plástico quilmeño Oscar Stáffora.
Foto 3: abogado Osvaldo Caminos, cortesía del Elenco Luz y Sombra.
Foto 4: Guerrilleros.
Foto 5: El Director Alejandro Martín y la conductora del programa, Adriana Sylvia Narvaja.
Foto 6: Osvaldo Camino, como el Abogado, y Laura Sánchez, como Juana Azurduy.
Foto 7: ¡todos procesados! Incluso la Maquilladora, Sonia Pérsico (a la izquierda), el Juez, Norberto Martín (a la derecha), el Padre Polanco, Lautaro Martín, y Juana Azurduy, junto con la conductora del programa, Adriana Sylvia Narvaja.
Foto 8: grupo teatral a pleno, cortesía del Elenco Luz y Sombra, perteneciente al fotógrafo Marcelo Solís.
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