La fuerza vivificante del folklore de Nahuel

Casa de Arte Doña Rosa

Por Adriana Sylvia Narvaja

Una presentación estupenda del joven folklorista Nahuel De Mársico, ganador del Pre-Cosquín 2012 y semifinalista en el Cosquín Nacional, en Casa de Arte Doña Rosa.  Una voz maravillosa, un grupo del mejor, y una noche inolvidable. Que se repita pronto, para gusto de los que aman la música y el canto nuestro.

Ésta será la crónica de una noche inolvidable, en la voz y la música de Nahuel De Mársico y su grupo, que se presentó el pasado sábado 8 de diciembre en la Casa de Arte Doña Rosa, el mejor y más completo centro cultural de Quilmes, y el que más nos enorgullece. Allí estuvo “Algo Especial Protagonista del Presente” con su cámara de fotos, para participar de un evento que esperamos se repita muy, muy pronto.

Y cuando decimos “inolvidable”, nos referimos a su voz maravillosa, a su interpretación y al excelente trabajo de un grupo que lo acompaña a la perfección. No por nada es el Ganador del Pre-Cosquín 2012, cuya sede fue Lomas de Zamora, en la categoría “Solista Vocal Masculino de Folklore”. Y de allí, y gracias a este premio, más que merecido, viajó a Córdoba a representar a la Zona Sur del Gran Buenos Aires (para nosotros, Quilmes, claro) y tocó y cantó en el Escenario Mayor “Don Atahualpa Yupanqui” de Cosquín,  la Meca nativa del folklore nacional, donde llegó a las semifinales.

Pero aunque ganó como “Solista”, no está solo. Lo acompaña Marcelo Weber (guitarra y arreglos), Fabián Jara (bajo), Agustín “Cuchi” Martínez (batería y percusión) y Emilio Castro (teclado). Este equipo, preciso como un reloj, va de la mano de la dulce voz de nuestro amigo Nahuel, que se presenta junto a ellos en peñas, teatros, festivales, y que viene haciendo un camino firme desde el año 2008, cuando comenzó a participar en grupos folklóricos como “Lo Que Hay” y “Grupo Lauquen”, y luego, a partir del 2011, como solista. Capítulo aparte merece el apoyo irrestricto de su padre Horacio De Mársico, excelente músico y cantante, “fan” entusiasta y el principal motorizador de todo el evento, al que le enviamos una enorme felicitación por su dedicación y respaldo para su joven promesa.

Que, como dijimos, no es una promesa, sino una realidad del  panorama musical del Conurbano Sur, hoy, y de todo el país, seguramente muy pronto. Así pudimos disfrutar de esta presentación del sábado que pasó, cuando Nahuel  nos trajo un espectáculo muy completo denominado “El Camino”, con un repaso de su carrera hasta los temas de hoy. Nahuel es muy joven, nacido el 11 de abril de 1992 en nuestra Quilmes, y justamente este camino del que hablamos lo llevó hasta Colón 278, donde Casa de Arte Doña Rosa lo esperaba a platea llena, y le ofreció muchos y muy merecidos aplausos.  

“Gracias por venir, este show ha sido un repaso de lo que he hecho hasta hoy, y habrá también algunos temas nuevos. Espero que lo disfruten tanto como yo” dijo Nahuel, y si atendemos al aplausómetro, que es un instrumento científico, creemos que todos lo disfrutaron como nosotros. Hubo también un especial agradecimiento a Casa de Arte Doña Rosa, que ya se está despidiendo de un año lleno de satisfacciones.

Pero profundicemos un poco más. Nombremos todas aquellas cosas que la  voz de nuestro amigo Nahuel nos trajo  en esa noche, que como dice la primera canción que interpretó, “camina hacia el alba de la esperanza”. Hablamos de chacareras como “El Mensú”, chamamés, huainos, zambas, cuecas, vidalas. Por eso, decimos,  con la voz de Nahuel llegaron las canciones que hablan del amor y del amor a la tierra, llegaron los prados y las ovejas, llegaron los silbidos y los caminos, vino bajando la cadencia del Río Paraná y sus pescadores, los camalotes y el brillo de los cuchillos de pobladores incansables que trabajan bajo el sol, de primaveras, ternura y miel. De partidas y amores, de arenales y atardeceres. De mistoles y de coplas.  

Con una fuerza impresionante y vivificadora de este género, todos estos temas nos hicieron emocionar y aplaudirlos tanto a Nahuel y su grupo como a dos excelentes músicos invitados,   Ricardo Bianchi y Javier Paz. En el final, “Ando Rodando”, de Gustavo Santaolalla, a toda música y folklore vivo.

Ahora bien. “El que se vuelve baguala / cuando ya todos se han ido”, como dice la canción, ¿se habrá vuelto baguala cuando las luces se fueron apagando?.

Contentos, llenos de música como nos fuimos, nos atrevemos a asegurar que sí.

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