Media hora, esa chispa loca llamada deseo

“Se dio cuenta con todo esto de que el 
mayor tirano de esta vida, quien mueve nuestros hilos
-más que cualquier otro asunto-
es el sexo”
Jorge David Alonso Curiel
“Media Hora”
        ¿Cuánto es media hora? ¿Qué puede hacerse en media hora de nuestro tiempo? No mucho, quizá. Lo suficiente, nos diría Jorge David Alonso Curiel, quien nos ha remitido su libro “Media Hora, Relatos eróticos y canallas”, editado en este año 2018, viene recién hechito con olor a pan que sale del horno, editado por Apache Libros en su Colección Maldoror. Y muy agradecidos estamos por este verdadero regalo que Curiel nos remite, y que nos permite leerlo y disfrutarlo y, más que nada, felicitarlo.
        ¿Por qué lo felicitamos? Empezaremos por su diseño de portada, muy bueno. Unas botitas muy sugestivas, muy “sexis”, que florecen. Quizá florezca en ellas, símbolos como son de una sexualidad que no se detiene, florezca, decimos, un deseo que se transforma en flor. Ésta es la tónica de todo el libro. Bien por la portada. Muy bien.
El autor Jorge David Alonso Curiel recorriendo su libro "Media Hora"
        Y ahora hablaremos del libro, lo cual nos hace meternos en un tema que a lo largo de la historia de la Humanidad siempre fue “espinoso”: el deseo sexual, el omnipresente, el gran tirano, al decir del mismo Curiel.
        Tirano porque no nos deja. Tirano porque nos maneja. Tirano porque jamás descansa, ni de día ni de noche, ni nos deja descansar. Y porque nos obliga a meternos en problemas sin solucionar ninguno de ellos. Porque nos hace relacionarnos con gente con la que, si lo pensamos bien, no “debemos” tener sexo. O amarnos. O casarnos. O quién sabe…
        Pero el deseo es así, se da en forma muy diferente en los animales y en el ser humano. En los animales es tirano, pero por pocos días. Pasada la época de celo, los leones siguen durmiendo y comiendo y se transforman en gatitos grandes. Pero en el celo ni duermen ni comen: durante dos o tres días, sin detenerse, tienen sexo y lo tienen en grande. Y luego se transforman en gatitos otra vez. Pero para tener sexo, el gatito necesita sentirse león. Es la ley del deseo.
        Pero para el ser humano, ese deseo, que existe ya desde la cuna, se convierte en erotización, es decir, está acompañado de imágenes y sensaciones mentales que evocan continuamente es necesidad de  gratificación corporal. Y en pos de esta gratificación  anda el ser humano por esta vida. Pensando siempre en satisfacer ese deseo que no se apaga jamás, ni siquiera con la edad avanzada, ni siquiera porque sea hombre, ni siquiera porque sea mujer.
        De allí que sea un tirano que nos domina en todo tiempo. Bien lo refleja Curiel en este texto, estupendamente escrito como siempre, y que nos regala cuentos cortos, cortitos y cortísimos, eróticos por cierto, quizá (en nuestra opinión) no tan canallas, más bien tiernos, muy dulces. Porque son relatos que no chocan al lector, no lo avasallan, no lo atropellan, pero sí lo interpelan. Le preguntan por su sexo, y a la vez, por su situación en la vida.
        Lo interpelan, como decimos, en su situación como ser humano frente al deseo, que en el  libro se da de muy variadas formas, al igual que se da multifacéticamente en la vida humana. Curiel cuenta historias, y las cuenta bien, y en ellas, personajes como nosotros, como usted, señor lector, buscan gratificación, y no necesariamente porque su vida sea triste o pobre o sola, como a veces intentan "justificar" novelas o películas, sino porque los personajes son humanos y tienen deseos y los ejercen. Ése es el logro: los ejercen. Los ponen en acción. A veces les sale bien. A veces no. Pero no buscan apagar ese deseo, buscan llevarlo adelante.
"El Beso" de Gustav Klimt
        Y por eso son personajes tiernos, no tan canallas, como dijimos. ¿Acaso no tienen derecho? Lo tienen, bien por Curiel. Lo tienen. Desde el joven que mira por el balcón cómo la señora Julia riega las plantas, hasta la vendedora de ropa que se mete en el probador para probar aquello que la desvela. Desde el chico que quiere violar el mar, hasta las amigas que, borrachas y cantando, quieren abusar de un joven que logra escapar y ellas que no paran de reírse, en una alocada despedida de soltera.
        Alumnas que se enamoran de sus profesores hasta la locura, y se decepcionan después. Habrá veranos ardientes de los que es mejor escapar. Habrá mentiras necesarias para mantener una relación. Y un tornado de pasiones se llevará a los amantes en su girar, en un girar loco del deseo que los dejará lejos de sus hogares y los unirá más que nunca. Y una coda final, en una pareja que se deshace mientras hace un amor que ya no existe.
        Y muchos orgasmos y gritos de placer, que Curiel detalla con maestría. Pero no queda todo allí, ésa es sólo una instancia que comienza mucho antes. Empieza allí donde los seres humanos se encuentran. Empieza en la mirada. Porque sin mirada, sin aceptación del otro, ese deseo no se podrá gratificar. Si sólo fuera una mera cuestión física, no podría haber goce. La mirada, en cambio, es la que tiende el puente entre los seres que se desean, y se desean porque se miran y la aceptación viene con esa mirada que es la que tiende el puente. Si no, sería agresión al otro. En "Media Hora" no la hay, no hay violencia. Hay pasión, hay sangre que corre por las venas. Hay una chispa loca que se enciende, y que es el deseo.
Obra pictórica del artista Lucio Amitrano
        Aquí en “Media Hora” hay aceptación del otro, partiendo de que los personajes se miran y se reconocen en su ser sexual, en su posibilidad de gozar y hacer gozar. De vivir el sexo como tal, sin necesidad del “amor romántico” de las películas. Sólo sexo, del mejor. Pero sexo completo, con miradas, besos, y mucho más (deberá leerlo en el libro, amigo lector, no me haga contarlo todo aquí, perdería su enorme encanto).
        Porque también, a diferencia de la sexualidad animal, al sexo hay que alentarlo. Para ello hablamos de ropa, de perfumes, de comidas, de champán (obviamente de champán). Hay que rodearlo, hay que darle un espacio al deseo que no se conforma con el deseo solamente, sino que quiere pista y la pide, pero quiere un espacio y un tiempo que se le dedique. Curiel se los da.
        “Media Hora” puede ser una buena medida de tiempo, como para empezar. Si es un poco más, quizá sea mejor: sus personajes se extienden a mucho más de media hora, y lo viven a fondo.
        Bienvenido el libro de Curiel para hablar de aquello que muchos no sabemos cómo contar, y él lo ha reflejado exactamente. Agradecidos siempre por su hermosa dedicatoria, y por su amistad, que pervivirá más allá del mar.
Biografía de Jorge David Alonso Curiel
Nacido en Valladolid en el año 1975, donde reside actualmente. Es Licenciado en Filología Hispánica. Además de escritor, es articulista y crítico cinematográfico en distintas publicaciones.
Autor del poemario “Es mejor el sueño” (2007); de la novela breve “Las guerras han terminado” (2011); los relatos eróticos “Tu mejor pecado”  (2012); el conjunto de microrrelatos “Yo conocí a un hombre satisfecho” (2013). También publicó en 2013 una versión lingüísticamente actualizada del clásico “El Lazarillo de Tormes”; y el libro infantil “Paisaje de risas” con la escritora María Robles. En 2016 publicó el poemario “Reflejos en el cristal cotidiano” (cuya nota hicimos en este blog), y en ediciones Atlantis el libro de relatos “Saber moverse” (también comentado por nosotros). En 2017 publicó la antología titulada “La noche del escaparate”, cuya nota se puede encontrar en este blog.
Además ha ganado incontables premios literarios, ha resultado finalista en otros tantos y ha participado en diez antologías de distintos géneros.
Y desde aquí le enviamos nuestra más calurosa felicitación y el mejor deseo de éxitos en este camino tan fructífero que es su profesión de escritor.

La imagen de portada pertenece a la edición del libro "Media Hora" del escritor Jorge David Alonso Curiel, de la editorial Apache Libros en su Colección Maldoror.

La imagen de "El Beso" de Gustave Klimt pertenece al sitio Wikipedia. Está expuesta en la Österreichische Galerie Belvedere de Viena. "Gustav Klimt (Baumgarten, 14 de julio de 1862-Alsergrund, 6 de febrero de 1918)​ fue un pintor simbolista austríaco, y uno de los más conspicuos representantes del movimiento modernista de la secesión vienesa. Klimt pintó lienzos y murales con un estilo personal muy ornamentado, que también manifestó a través de objetos de artesanía, como los que se encuentran reunidos en la Galería de la secesión vienesa. Intelectualmente afín a cierto ideario romántico, Klimt encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración.​ Sus obras están dotadas de una intensa energía sensual, reflejada con especial claridad en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz,​ en cierto modo herederos de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres". 
https://es.wikipedia.org/wiki/Gustav_Klimt

La imagen de Lucio Amitrano pertenece a la serie de obras pictóricas compartidas por el blog Tuttartpitturas de este gran artista plástico. Lucio Amitrano nació en Nápoles, Italia. Actualmente el profesor vive y trabaja en su villa en la isla de Capri.
https://www.tuttartpitturasculturapoesiamusica.com/2014/03/Lucio-Amitrano.html

¡Compártelo!

2 comentarios:

  1. Bonita reseña de un libro que promete mucho. Gracias por esta reseña, y felicidades al autor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario, muy amable y de nuevo gracias. Te esperamos siempre aquí! Adriana.

      Eliminar