La obra de arte como producto de mercado

        En el sitio de la Revista “Emprende Cultura”, se publicó esta interesante entrevista al filósofo Darío Sztanjnsrajber, el 14 de marzo del año 2014. Vale la pena conocerla!
“Darío Sztajnszrajber reflexiona sobre las evolución económica y social de la cultura y las aristas que hicieron posible que hoy se la pueda catalogar como una actividad comercial”.
“Darío Sztajnszrajber es filósofo y en la búsqueda de transmitir sus conocimientos y el amor a su profesión se embarcó en un sin fin de ejercicios: ejerce como profesor, participó como redactor en varios diarios y revistas y escribió el libro ¿Para qué sirve la filosofía?. Actualmente participa como columnista en el programa “Metro y Medio” y es conductor de “El Innombrable” por radio las Madres. Hace teatro y desde el 2011 conduce el programa televisivo “Mentira la verdad” por Canal Encuentro, dos veces nominado a los Emmy Kids Awards.  En 2013 estrenó otro programa, El amor al cine, donde presenta distintas películas y las analiza desde el punto de vista filosófico”.
        Transcribimos los párrafos más significativos de esta entrevista, orientados al tema de la “Mercantilización de la Cultura”:
Si bien la filosofía nace en la “urbe”, la palabra “cultura” nace del “cultivo”, del campo, que es tan propio de lo humano.
Si bien la filosofía parte del debate de ideas, está relacionada con el tema del “cultivo” porque también va “sembrando” ideas nuevas.
La cultura es todo, aunque ésta sea una definición ambigua. Toda construcción de sentido es cultural y de ahí que la filosofía sea la encargada de cuestionar estos sentidos dominantes, que son fruto de esta construcción cultural.
Hubo un tiempo en que el mundo de la Cultura se ofreció como “lo Otro” del mercado. Esto se dio en la profundización de la modernidad en el siglo XIX, en donde en la bohemia empezó a surgir esta idea de que el artista era alguien que podía salirse de los valores del mercado, y podía apostar más a la vocación, apostar a la creatividad, apostar más a la imaginación. Eran tiempos en donde podíamos vislumbrar un “afuera del mercado".
Y esto es clave, porque en ese “afuera del mercado” se aposenta la cultura como para proponer modelos alternativos de órdenes posibles.

En el siglo XX se produce una dislocación de este concepto bipolar y ya es difícil diferenciar dónde empieza y dónde termina el mercado.
Hay una mercantilización muy fuerte que se agudiza sobre los finales del siglo XX, ya con otros modelos importantes de poder a nivel económico. El capitalismo queda como modelo general, y así el dinero atraviesa toda la cultura. Porque el dinero lo atraviesa todo.

Es interesante que empiecen a promoverse nuevos formatos donde, desde una realidad mercantil de la cultura, también se ejerza una actividad autoinmune, es decir, que desde el interior de la cultura mercantil se ponga en cuestionamiento la mercantilización de la cultura.
Esto, a la luz de otras épocas, puede parecer algo “light” o que no va a fondo con su realidad crítica, pero sin embargo es un modelo diferente a cómo pensar la realidad crítica.
Si pensamos en una red informática, que es algo mucho más propio de la realidad material de hoy, no hay mejor manera de hacer explotar la red informática que hackeándola, y el virus va adentro. Entonces, esto de pensar las realidades de afuera y de adentro está en proceso de transformación interesante.
Nadie apuesta de una manera tan decidida a lo que es la actividad cultural como sí se apuesta a otras actividades mercantiles. Desde el momento en que la cultura se mercantiliza, sus obras pasan a ser “productos” y empiezan a estar atravesadas por el mismo tipo de lógica estratégica propia de la economía: si rinde o no rinde un producto.
Produjo un fuerte estallido de organizaciones independientes que buscan poder generar que estos proyectos alternativos salgan a la luz, aunque no estén atravesados por la sustentabilidad económica.
Hoy vivimos en lo que podemos llamar “un capitalismo cultural” donde hay un consumo importante de la cultura y se produce un acompañamiento de la inversión del sector privado en la producción cultural.
Pero es imposible pensar en un desarrollo cultural sin una fuerte presencia de lo público. La apoyatura permanente de parte del Estado es clave para que las actividades que se ven como “no rentables” puedan existir.
Hoy es imposible pensar en una actividad sin financiamiento económico. Es un trabajo de gestión por parte de los que se abocan a un proyecto cultural encontrar esos modos de financiamiento, sobre todo si se espera que sea masivo. Si estos emprendimientos se hacen en pequeña escala, también aportan al acervo cultural de una sociedad, no pierden su valor. Tienen valor en sí mismos.


Fuente:
http://recursosculturales.com/revista/2014/03/dario-sztajnszrajber-la-cultura-como-actividad-mercantil/
Transcribió Adriana Sylvia Narvaja, para el blog del programa de radio “Algo Especial Protagonista del Presente”, www.algoespecialpresente.blogspot.com.ar.
Imagen de portada: historieta de Alfredo Montt, dibujante chileno- Del sitio Dosis Diarias.
Alberto José Montt Moscoso (QuitoEcuador22 de diciembre de 1972) es un diseñador gráfico y artista plástico chileno conocido por su blog deilustraciones Dosis diarias, donde publica sus viñetas desde el año 2006. 
http://www.dosisdiarias.com/

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