Los disparates de una señorita llamada Alicia


Teatro Don Bosco de Bernal


Por Adriana Sylvia Narvaja.

Una Alicia grande y una Alicia chiquita, dos gatos de Cheshire, una Reina de Corazones y una Duquesa encantadora, muchas, muchas flores, y por supuesto, un Conejo Blanco y un Sombrerero Loco, un Cocinero, otro Conejo, una mariposa. Bátase bien y llénese… ¡un teatro completo! Una dulce, dulce preparación…

A teatro lleno se presentó la Muestra del Taller Infantil del Colegio Privado D. Félix Bernal, en el Teatro Don Bosco, donde hay lugar para todos. En su sede de Belgrano 280, esquina Don Bosco, las luces blancas brillaron y las de colores alegraron la función de “Alicia en el País de las Maravillas” que presentaban, esta vez, los más chicos. Semanas atrás hablamos del grupo de los adolescentes, también coordinado por Marisol Vecchi. Pues bien, esta vez le toca a los pequeños.

“Algo Especial” compartió el momento con los padres y familiares, y hay que decir que costó mucho no desmayar de amor viendo a ese grupo entusiasmado, del más grande al más chiquito, cantar, bailar, sonreír. Alicia, claro, es la figura de la obra, y con muchas condiciones artísticas, por cierto. Su otro yo, Alicia chiquitita (recordemos que Alicia toma una pócima que la hace empequeñecer), tiene tantas condiciones como la primera. Ambas estuvieron encantadoras, y muy bien puestas en su rol. Alicia grande, muy galana; la chiquita, ¡para comérsela!

¿Y qué podemos decir de las flores, siempre ataviadas con esos colores hermosos, siempre “hablando a la vez” como cuenta el libro?. “Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas” es uno de los libros más famosos que se han escrito para chicos y que fuera filmado  por Disney y visto tantas veces desde que la película de dibujos animados se estrenó en 1951. Lewis Carrol , el escritor,  nos muestra a las flores como presumidas, coquetas, charlatanas, y   aquí nuestras florcitas estuvieron ¡sensacionales!. Y una mariposa que también aportó lo suyo, lo mismo que todos los habitantes del jardín.

Y luego, claro, el Conejo, que resultó ser un conejo cordobés,  con su chaqueta roja y su reloj, y que corre por la sala mientras Alicia lo persigue para atraparlo. Pero corriéndolo, se pierde en el País de las Maravillas, que es mucho más divertido que los libros sin dibujos que su hermana le quiere leer. “En mi mundo los libros serían puro dibujo, todo sería un disparate”, le dice.

Y en ese mundo disparatado, hay volteretas, rondas, canciones, medialunas, juegos de palmas, un “fideo fino”, pasos de baile, giros. ¿Quién no quisiera vivir siempre allí?. Pero en ese mundo (como en éste, como en todos), tampoco faltan problemas. Alicia debe festejar la Fiesta del No Cumpleaños, las flores la acusan de ser un simple “yuyo” (¡qué horror!), los gatos de Cheshire no le quieren decir por dónde es la salida. El Sombrerero Loco la acusa, justamente él, de loca, y comparte el té con el Sombrerero y otro Conejo que tal vez tampoco anda muy sensato.  ¡Y ella no logra encontrar al Conejo Blanco, siempre escapadizo, siempre escurridizo! También pudimos ver a la hermosa Duquesa, realmente encantadora, junto a los gatos de la sonrisa más famosa del mundo.

Hasta que Alicia encuentra a los soldados, con sus pecheras de cartas enormes, y por supuesto, ¡encuentra a la temida Reina de Corazones! Muy bien vestida y muy representada, la Reina tiene un Cocinero, muy buen chef.  Y en medio del lío que se arma entre todos, la Reina promete que “rodará la cabeza del culpable”. Y manda: “¡Córtenle la cabeza!”, que para algo se es Reina en este mundo o en algún otro.
Por suerte para la señorita Alicia, pronto despierta del sueño, que tal vez no sea tal, ya que todos vuelven a aparecer. Y cuando la mamá la llama, Alicia corre presurosa, y todos nosotros aplaudimos con ganas.

Porque el teatro es un elemento indispensable de la vida de los chicos, o al menos, debería serlo. Las tramas, los personajes, las historias, los vestuarios, la música, forman y alimentan el alma sensible de los niños mucho mejor y con mejores herramientas que la violencia que lamentablemente se propala todo el tiempo por la televisión y los videojuegos. Un niño tiene un alma sensible, y el teatro lo ayuda a no perder esos sentimientos y hacer de él un ser humano más completo. Y lo que es más importante: feliz.

Hoy por hoy, todo lo que se muestra en televisión es violencia, maldad, falta de respeto. La falta de tolerancia está a la orden del día. Se habla de hacer de este mundo un mundo mejor, mostrando exactamente la forma en que jamás será ni podrá hacerse  más valioso. Porque para hacer de este mundo uno mejor, es necesario poner en marcha los sentimientos y el amor a la vida y a las personas. Jamás desde el odio y la violencia. Sí desde el Amor y el reconocimiento del Otro como tal, tema en el cual hay un especialista desde hace más de dos mil años:   el Teatro.

Acostumbrar a los más chiquitos a ver teatro es, hoy, casi la única opción válida para formar seres humanos mejores. Enseñarles a llenar sus almas con obras sencillas, hechas con pasión por la cultura y la expresión, es el pasaporte a un viaje para favorezca su imaginación, que los videojuegos aplastan. Un niño que desde chiquito ve teatro y va al teatro, aprenderá a respetar, a ver, a apreciar, lo que de grande le dará una sensación de llenura espiritual, que a veces tanta falta hace a los mayores.

Además, siempre desde el programa de radio decimos que no hay “diversión” por un lado, y “la escuela seria” por otro. “Diversión” no es la mejor opción, porque es “divergir”, estar alejado de uno mismo. No. Todo es serio y nos debe llevar hacia nosotros mismos: aprender en la escuela y aprender a aprender en el teatro. Ver los personajes, las tramas, los vestuarios, los escenarios, que luego las profesoras de Lengua intentarán mostrar en los textos que lean cuando sean más grandes. Todo ayuda, todo abre camino en sus mentes que se están formando. Ya nos aconsejaban en el programa los amigos de Gimnasia Cerebral: abrir nuevas rutas neuronales en los niños, con mucha lectura, con mucho teatro, con mucha expresión artística y participación.

Y así lo interpreta este Taller de Teatro Infantil coordinado por Marisol Vecchi. Aprender a aprender, aprender a compartir, a escucharse. Desde aquí, la felicitamos con creces.

Y en este mundo, que a veces puede ser divertido, que a veces puede ser disparatado, pero siempre está rodeado de amor, es el mundo en que queremos vivir.

Alicia y todos nosotros.  

Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas*
“Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”  (Alice's Adventures in Wonderland), a menudo abreviado como “Alicia en el país de las maravillas”, es una obra de literatura creada por el matemático y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, más conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll. El cuento está lleno de alusiones satíricas a los amigos de Dodgson, la educación inglesa y temas políticos de la época. El País de las Maravillas que se describe en la historia es creado básicamente a través de juegos con la lógica, de una forma tan especial que la obra ha llegado a tener popularidad en los más variados ambientes, desde niños o matemáticos hasta psiconautas.

En esta obra aparecen algunos de los personajes más famosos de Carroll, como el Conejo Blanco, El Sombrerero, la Oruga azul, el Gato de Cheshire o la Reina de Corazones, quienes han cobrado importancia suficiente para ser reconocidos fuera del mundo de Alicia.

Sólo se conservan 23 copias de la primera edición de 1865, de las cuales 17 pertenecen a distintas bibliotecas, y las restantes están en manos privadas. El libro tiene una segunda parte, menos conocida, llamada “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”  (Through the looking-glass, and what Alice found there, de 1871). Varias adaptaciones cinematográficas combinan elementos de ambos libros.

La obra ha sido traducida a numerosos idiomas, incluido el esperanto. En 1998, un ejemplar de la primera edición del libro se vendió en subasta por la suma de 1,5 millones de dólares, y se convirtió así en el libro para niños más caro hasta ese momento.

*FUENTE: Wikipedia.

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