El precio de ser una diva

Casa de Arte Doña Rosa


Dos presentaciones de “¿Quieres ser una diva?” se subieron a las tablas en la Casa de Arte Doña Rosa el sábado y el domingo pasados.  Y pudimos ver , con esta obra, que ser “diva” tiene un precio y exige a estas mujeres elegir un camino entre el Bien y el Mal donde el que gana… lo sabrán cuando la vean, obviamente. Mucho music-hall y mucho divismo para todos los que aman el género y encontrarán un mensaje que los hará reflexionar…

No hay mujer del siglo XX, y también en el XXI, que no quiera ser una “diva”. Ser alguien. Ser alguien en los medios de comunicación, que hoy son masivos y recorren la superficie del Planeta. Bajar de una limousine y pisar la alfombra roja parece ser la Meca de todos los sueños, el objetivo de todas aquellas que quieren una vida que, al parecer, en estas épocas es la única que vale la pena ser vivida.

De hecho, hay una “valijita” de la muñeca más famosa del mundo, en rosa, por supuesto, que justamente se llama “Diva”. Es decir, el concepto está arraigado en la población femenina, que suspira pensando que quizá, con un poquito de suerte, y una pequeña ayudita de mis amigos… (Beatler dixit), su vida será más fácil, menos problemática, llena de lujos y posibilidades que la vida real no nos da.

Pero todo en esta vida tiene un precio, y los sueños caros tienen precios muy altos. Y por eso, justamente, decimos “que vale la pena”. Porque la pena existe, y es real. Y es la pena de tener que elegir entre el Bien y el Mal, que aquí en la obra están muy bien representados. Y según el camino que elijamos, produciremos las consecuencias.  Pero no nos adelantemos…

Primero comentemos que la obra “¿Quieres ser una diva?” se presentó el pasado sábado y domingo en la Casa de Arte Doña Rosa, sede de la actividad cultural de todo Quilmes Centro en Colón 279. Allí vimos un espectáculo muy completo de teatro, canto, baile que recorre muchos de los temas musicales que conocemos de las famosas puestas de Brodway, en un marco de reflexión  sobre este tema de los precios a pagar: se hace un concurso para ser una diva, se les dan clases para serlo, hay quien obtiene el éxito, pero esto puede desembocar en algo inesperado. Cuando los sentimientos y la sensación de “llegar”, la sensación de “poder” se suelta y quién sabe qué fuerzas quedan liberadas al destino.

Daniel Maciel, Julia Sirota, Horacio Di Pietro, Marcelo Pressel, Hilda Boccan, Gabriel Solaz, Carlos Garufi, Yamila Pacalay, Luján Vázquez, Jorgelina Espil y Daniela Velázquez le dan vida a esta obra, “¿Quieres ser una diva? Una comedia musical”, escrita por Jorgelina Espil, Marcelo Pressel e Irene Aschero, con la producción, puesta en escena y dirección de Jorgelina Espil y Marcelo Pressel.

Así vimos una puesta muy completa donde el Bien es un Maestro de  Ceremonias que da consejos sobre ética y comportamiento, mientras su oponente, un igualmente estupendo Motorman del tren de la Fama, vende boletos para llegar a la  la vida tan deseada. Un Presentador muy especial que recorre la platea y va relatando a su vez cómo se va desenvolviendo la historia, y las chicas, bueno, las chicas quieren ser divas. Quieren saludar desde el tren con besos, lucir boas y tocados de plumas, tener dinero, viajar sin descanso, conocer mundo y vivirlo hasta el fondo. Pero, claro, los boletos se venden, no se regalan. Y quién sabe si comprando un boleto, no se vende el alma. 

Hay también una “diva en decadencia”, que ve que los años pasan como pasan para todos, y lo que hoy es gloria y fama, mañana va quedando atrás. Pero en el presente esos cuestionamientos están demás, y el sonido del tren que está a punto de partir las está llamando: las que quieren ser divas, quieren dejar de sentirse feas, pobres, dejadas de lado, para convertirse en el símbolo de amor de millones. “Cuando yo pueda voy a triunfar y ganar mucho dinero, voy a arrasar” canta la canción, y es la idea. Hay un niño, incluso, obligado a actuar por su madre, para que también llegue a la fama y obtenga el dinero que parece estar ahí, al alcance de la mano. Hay un mecánico de trenes, encargado de poner la alfombra roja, que encuentra su camino en el Amor.

Pero el Presentador tiene muchas manzanas de la Tentación para ofrecerles a todos, y todos aceptan su ofrecimiento. Habrá corazones rotos, maridos abandonados y mucho más, con música de “Cabaret”, “All That Jazz”, “Chicago” e incluso “Mary Poppins” con el conocidísimo (y coreado por toda la platea) “Super califrágilisto espialidoso”.  Pero no todo es música, también hay drama: la Rubia toma un arma para hacer Justicia. ¿La hará? “Algo Especial” no adelantará el final, no se preocupen.

Pero hay mucho más, hay un carrito, un monopatín, la famosa alfombra roja, muchas luces y mucha música para este espectáculo que nos plantea los riesgos y los precios de convertirse en “alguien que todos aman” y que ese hecho nos ponga dentro de los medios, pero fuera de lo humano. Que creamos que, como todo es posible, no tenemos límite. Y el señor Tentación no tardará en llegar, porque, como él mismo canta, “soy infalible e ineludible”. Y lo es porque, como dice, “yo vivo dentro de tu corazón, no podés huir”.

Huir no se puede, elegir es una posibilidad que se nos da. Depende de cada uno y cómo maneje las cosas. Elegir es lo que nos mantiene dentro de lo humano. Y saber que todos los caminos, o todos los trenes, nos dejan en algún lugar. Y allí también nos están esperando las consecuencias. Que las luces y el glamour no nos hagan olvidar esta verdad.  Esta obra hace muy bien en plantearlo.

Porque… ¿quién no quiere ser una diva?.

Por Adriana Sylvia Narvaja
Para “Algo Especial Protagonista del Presente”.

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