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Invasiones inglesas en el Río de la Plata, la voz de la Cámara de los Comunes

“Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1.560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la ciudad”. (Mariano Moreno, "Memorias")
En nuestra búsqueda en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, hemos encontrado esta publicación, de la "Gazeta de México" del 30 de diciembre de 1807, posterior a la fallida invasión de las tropas británicas a la ciudad de Buenos Ayres en ese año. Veamos qué dice la traducción del acta que se dio posteriormente en la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico. Luego, la publicación destaca con honores la valiente resistencia y acción defensiva de los habitantes de nuestra ciudad, que festejaron en la Catedral de Buenos Aires la victoria obtenida contra las tropas inglesas.

Gazeta de México 
Del miércoles 30 de diciembre de 1807.

Gran Bretaña
Londres, 24 de septiembre
Traducción de la sesión de la Cámara de los Comunes

        “Acabamos de ver con harto sentimiento (dijo  Mr. Whitbread) las resultas que de oficio se nos comunican sobre la desgraciada expedición en la América del Sur, y las providencias de nuestros ministros, para que la que pudo libertarse por medio de la capitulación, pasase al Cabo de Buena Esperanza a efecto de asegurar aquel  punto contra los sagaces proyectos del enemigo.
        Éste es el estado a que se ha reducido la conquista de las posesiones españolas en aquella parte del mundo, para la que decían nuestros  políticos que no se debía escasear ni gente ni dinero, porque ella misma resarcía en breve tiempo nuestros momentáneos sacrificios.
        Se nos dice ahora, que aunque se ha desgraciado, siempre se ha aventajado mucho con el conocimiento que nuestra tropa ha adquirido de la posición de aquellos países, se concluye, que la expedición reservada que acaba de hacerse a la vela lleva ya tomadas seguras medidas de resarcir todas las pérdidas que hemos sufrido en Buenos Ayres.
 Bandera del 1.º batallón del Regimiento n.º 71 Highlanders capturada durante la primera invasión inglesa en 1806 y exhibido al público como trofeo de guerra en el convento de Santo Domingo, de la ciudad de Buenos Aires.
        Por otra parte se nos pone en consideración las grandes ventajas que hemos conseguido en Copenhague para inutilizar las medidas del enemigo: nuestros puertos se van a llenar de buques para guardar nuestras costas y nuestros arsenales de pertrechos y municiones de guerra. Más de 150 buques dinamarqueses mercantes y de guerra forman ya cuerpo con nuestra marina. Las órdenes dadas a Collingwood de que se apodere de la escuadra rusa del Mediterráneo, será sin duda otro igual triunfo al conseguido de Dinamarca.
        Dos expediciones, además de la que se da el nombre de reservada, también pueden ganar puntos de mucha importancia para equilibrarnos con el enemigo: finalmente otro proyecto que dejará admirado a toda la Europa, hará ver de lo que es capaz la nación británica cuando desenrolla sus fuerzas, y que el enemigo tendrá que abandonar la invasión con que nos amenaza, aun cuando permanezca en su intento por espacio de veinte años consecutivos. 
        ¿Qué ventajas habrá sacado los rusos de conocer el territorio de Eilan y Fridsland donde fueron vencidos?... Pues la misma podemos sacar nosotros de haber sido vencidos en Buenos Ayres, con la diferencia que los rusos en Eilan y Fridsland no perdieron las batallas sino peleando contra soldados famosos por sus victorias en Europa, y nosotros las perdimos peleando con unos soldados bisoños, mirados hasta ahora por nuestras tropas con el mayor desprecio. Perdimos más; pues tratándose de conquistar aquel vasto país (una de las grandes locuras de nuestro gobierno) les hemos mostrado, que tan lejos de poder llevar adelante este proyecto, no somos capaces de sostenernos en un solo punto. 
        Pasemos ahora a examinar esa certeza, con que ha salido la expedición reservada, de resarcir todas las pérdidas que ha ocasionado la de Buenos Ayres. Pero ¿quién será capaz de entrar en una cuestión tan quimérica sin acreditarse de un loco? ¿Certeza en una expedición?...¿Y en un tiempo que en todo el mundo se nos mira ya con desconfianza por lo ejecutado en Copenhague?...¡no lo comprendo! pues aunque se quiera reducir al pillaje o saqueo en algún puerto español la expedición, no es invisible para que en tiempo se liberten de él, y en lugar de plata y oro presenten las bayonetas y las balas…Los jefes de las provincias serían responsables sin duda de tan reprehensible descuido si de antemano no tomasen medidas para impedir un saqueo en la América española; y en su península no acierto cuál plaza será la que resarcirá esos gastos. 
        Cualquiera de las dos expediciones (nos dicen) pueden ganar puntos de mucha importancia para equilibrarnos con el enemigo: otra quimera es ésta. ¿Qué puntos podremos tomar para equilibrarnos con la Francia, que se cuenta ya aliada (de grado o por fuerza) con todo el continente. ¿Y a dónde ir como amigos, que seamos recibidos y auxiliados como hasta aquí? ¿Y adónde como enemigos, que no nos esperen con todas las prevenciones de rechazarnos o de arrojarnos, aunque cuando seamos felices en un desembarco?
        Pero por último, miremos estas cosas como de poca monta respecto del gran proyecto (“que dejará admirada a toda la Europa"), y que en 20 años no podrá el enemigo superarle: por consecuencia, segura nuestra patria de una invasión. 
        Desengañémonos: en lo humano no ha proyecto que pueda convencernos de seguro contra un enemigo tan tenaz, y que amenaza con una retenida venganza de las más feroces pasiones que traen en su apoyo los restos reunidos de un mundo subyugado, para explicarme en el lenguaje claro de uno de nuestros escritores. 
        Pasemos también a examinar la cuestión sobre una guerra que se prepara con los Estados Unidos de América. Lord Stanhope dijo en el parlamento imperial, que un rompimiento con la América lo miraba como otra de las calamidades que en estos últimos tiempos ha sufrido la Gran Bretaña, y el aumento de los riesgos que ya nos cercan. 
        Hizo presente que en tiempo de escasez nuestro principal socorro lo hallábamos en Polonia y en América: la Polonia ya está cerrada para nosotros, y así que era una locura querer cerrar también los puertos de América: ¿De dónde sacaremos materiales y pertrechos para nosotros arsenal, si el Norte de Europa y el Norte de América se niegan a proveernos de estos artículos? ¿Qué será de la grandeza y de la seguridad de Inglaterra cuando haya desaparecido nuestra armada origen de nuestro noble orgullo, de nuestra fuerza y de nuestra riqueza? Estas son cosas que merecen considerarse muy seriamente”.
 Bandera del Batallón de los Royal Marines (Royal Blues) capturada durante la primera invasión inglesa en 1806 y exhibido al público como trofeo de guerra.

Nueva España

México, 30 de diciembre
Acción de Gracias por la gloriosa reconquista del Río de la Plata

        "El 23 vio esta metrópoli el complemento de sus deseos en las ceremonias con que se anuncian al público las victorias, para dar por ellas gracias al Altísimo. 
        Después del general repique anunciado desde la víspera, tronó el cañón de artillería, despertando en estos habitantes el valor con que sus compatriotas de Buenos Aires lo manejaron para abatir el orgullo de la nación británica, que por primera vez se atrevió a llevar a efecto sus temerarias conquistas contra estas posesiones del más amado de los Soberanos: Todo soldado hijo de esta Nueva España manifestaba en su semblante una cierta complacencia al oír las salvas de artillería y fusilería, y al ver la magnificencia con que el Exmo Sr. Virrey, la Real Audiencia y demás tribunales condecoraron tan solemne función en la santa iglesia Catedral, movida por sus paisanos los americanos, a quienes esa atrevida nación ha tenido hasta ahora en el concepto de que jamás serían capaces de rechazarle ni vencerle; pero ya según sus papeles públicos ha mudado de concepto: ya tenían, habitantes de las Américas Españolas, el nombre de héroes, de valientes, de fieles al Rey y a la Patria… tal es lo que publica de vosotros toda la Europa, y os dará el nombre de invencibles si volviese esa nación a vuestros cosas".
 Bandera del Regimiento Green de Santa Elena (o del Regimiento de Infantería Nº 95 The Rifle Regiment) capturada durante la segunda invasión inglesa en 1807 y conservada en la basílica de Santo Domingo de la ciudad de Córdoba.
Más adelante aclara que la goleta dinamarquesa La Carolina, procedente de Saint Thoma, de donde salió el 9 de septiembre a cargo de su capitán D. Bernardo Matey, es la que dio la noticia de que los ingleses se habían apoderado de las islas dinamarquesas, Saint Thoma y Santa Cruz. “Sabemos también que además de 58 buques de guerra que hallaron en Copenhague se han apoderado de más de otros 150 mercantes”.

Fuente: Del sitio de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004558156&page=3&search=buenos+ayres+invasi%C3%B3n+brit%C3%A1nica&lang=es

Cuándo se produjeron las Invasiones Inglesas en el Río de la Plata
        Las Invasiones Inglesas fueron dos expediciones militares fracasadas que el Imperio británico emprendió en 1806 y 1807 contra el Virreinato del Río de la Plata —perteneciente a la Corona española— con el objetivo de anexarlo. Ocurrieron en el marco de la Guerra anglo-española (1804-1809), undécima guerra anglo-española.
        Ambos intentos fallidos significaron la incorporación de la región a las Guerras Napoleónicas, conflicto que enfrentó a las dos potencias dominantes de la época, el Reino Unido y Francia. La guerra en Europa otorgaba a los vastos territorios de Hispanoamérica un papel estratégico y económico de gran importancia para el Reino Unido, que se hallaba por entonces en plena revolución industrial y que pretendía terminar con el Imperio español.
        Hubo dos invasiones inglesas al Río de la Plata:

  • la Primera Invasión Inglesa de 1806, en la que las tropas británicas ocuparon la ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, y que fueron vencidas 46 días después por un ejército proveniente de Montevideo comandado por Santiago de Liniers, al que se sumaron milicias populares porteñas, proceso conocido como la Reconquista.
  • la Segunda Invasión Inglesa de 1807, en la que las tropas británicas, luego de tomar Montevideo, fueron rechazadas cuando intentaron ocupar Buenos Aires, por las fuerzas defensoras, que se componían de tropas regulares y de milicias urbanas, integradas por población que se había armado y organizado militarmente durante el curso de las invasiones; el proceso conocido como la Defensa.
Fuente: Del sitio Wikipedia - Invasiones Inglesas.

Las imágenes de los pabellones pertenecen a la publicación de la Wikipedia/Invasiones Inglesas. 

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