La Cantante Calva, o la hoguera de las vanidades

“Lo que en un momento dado se llamó teatro del absurdo 
-terminología ya pasada de moda, totalmente- no era más que 
una aproximación poética y humorística a las cosas. 
De hecho, jamás me habría atrevido -en teatro y en otras áreas- 
a insinuar o a decir cosas si no es a través del humor”
Eugene Ionesco 
        “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” dice el Eclesiastés en el Antiguo Testamento. Y toda la vanidad que denuncia la obra del dramaturgo Eugene Ionesco, “La cantante calva”, se muestra aquí, sobre el escenario, en la puesta que presentó el Teatro Don Bosco de Bernal el pasado sábado 20 de mayo.
        Esta presentación, dirigida por Mabel Álvarez, nos muestra acabadamente un mundo que es un mundo común… pero no tanto. O al menos, no quisiéramos estar en él, porque es un mundo lleno de incomunicación. Que lamentablemente es “natural”. Y para entenderlo hay que desnaturalizarlo, mostrándolo, como Ionesco hace en escena.
 Los señores Smith y los Martin compartiendo el salón con la presencia imponente del reloj
        Empecemos por la obra. “La Cantante Calva”, se publicó y se estrenó en el año 1950, dentro de lo que se conoce como “Teatro del Absurdo”. Más tarde, en 1959, en “El Rinoceronte”,  Ionesco explicará su pensamiento: “La soledad me pesa. La sociedad también... Te contradices. ¿Es la soledad lo que te pesa o es la multitud? Te tomas por un pensador y no tienes ninguna lógica”.
        Aquí tenemos entonces el nudo gordiano de “La Cantante Calva”: la soledad, la incomunicación. Los personajes, el señor y la señora  Smith, están casados, no muy felizmente por cierto, pero no les pesa. Reciben a otro matrimonio, los Martin, que ya ni siquiera se conocen, a pesar de dormir ambos bajo el mismo edredón verde. ¿Le parece extraño? ¡Mire a su alrededor, y luego me comenta!
        Porque estas parejas, cuyos integrantes se conocen desde hace años, a quienes no les falta nada de lo material en el ambiente del suburbio de Londres, y son tan ingleses como el que más, ni se conocen, ni se escuchan. Todo es una parodia, una amable puesta en escena, destinada a ocultar la soledad  con frases que intentan ser “elegantes”, y “adecuadas” a las normas de vida de la sociedad.
La criada Mary atiende a los dueños y a los invitados sirviéndoles un pan 
        La única relación con la realidad la tienen con los objetos y con la criada Mary. Luego se habla de patatas bien cocidas, tocino, agua mineral inglesa, el tren, los cordones de los zapatos que alguien se ata (conmocionando a los que ven ese impactante momento), el diario que sí nos trae noticias, y que es, supuestamente, el ejemplo vivo de la comunicación. Es el diario que lee el señor Smith, mientras su esposa habla y habla y le trae noticias que a él no le interesan. No representan nada para él, mientras ella cose y cose unas medias que quizá tampoco le importen demasiado.
        Todo está armado para seguir fielmente los dictados de lo que corresponde, y ocultar lo que no corresponde, a una familia de clase media que se precie de tal. Y sólo Mary, la criada, cuestionará esa supuesta paz, ese supuesto amor, esa supuesta familia, llena de prejuicios y de vanidades.
        A los Martin no les va mejor, como ya dijimos, ni siquiera se conocen, a pesar de viajar en el mismo tren porque han salido de viaje desde el mismo hogar, que parecen no formar. Se supone que comparten una hija, con un ojo blanco y el otro rojo, y que no es lo único extraño en esta relación. Llegan tarde a la cena con los Smith, se reencuentran en su living y duermen la paz de los justos hasta que llegan los dueños de casa a despertarlos, ya que la criada Mary, que los plumerea, no lo hace.
        Pero ella es una verdadera “Sherlock Holmes” y viendo todo desde otro lado, verá y sabrá la verdad que se esconde detrás de los tapizados de raso, de los manteles color marfil, las tazas del té y el sonido omnipresente del reloj.
El gran elenco de la Compañía Teatral Didascalia 
        Porque el reloj va marcando el ritmo de una vida que es sólo vanidad, va entonando su canto de almuerzos, meriendas y cenas, lectura del diario y visitas. El reloj va dando la hora de una vida que, como todas, se acerca a la muerte que llegará un día, pero que no se ve feliz ni siquiera durante una hora de esa misma vida.
        Hasta que llega el Capitán de Bomberos a preguntar si no hay un fuego por apagar, ya que a él lo comisionaron a apagar todos los fuegos de la ciudad. Y cuando el silencio de la incomunicación recorre el salón y las dos parejas tosen y hablan del clima (tan poco es lo que tienen para decirse), le piden al Bombero que cuente anécdotas que al fin, resultan disparatadas.
Saludo final del Capitán de Bomberos y la criada Mary 
        Pero Mary conoce al Bombero. Es evidente que comparte con él, al menos, un objetivo de vida, que es el mismo objetivo que tienen todos los pobres: sobrevivir, salir adelante. Luchar por su vida, por la de su familia o por la de los demás, lo mismo da. Vamos de nuevo a “El Rinoceronte”, donde Ionesco dice: “La vida es una lucha, quien no combate es un cobarde”. Mary y el Bombero luchan, pero al querer contar una anécdota, Mary corre el riesgo de “desubicarse”, de querer “igualarse” con la gente elegante, ella que camina arrastrando chancletas de gusto dudoso. Puede luchar todo lo que le plazca pero siempre dentro de su clase. Dentro de márgenes muy precisos, que delimitan su lugar de tal forma que nunca pueda salir de él.
 El señor Smith y señora, y la señora Martin en el saludo final 
        El reloj sigue sonando, y el Bombero se ve obligado a irse. Habrá otros fuegos que apagar, en otra parte de la ciudad. Aquí, en este salón, todos los fuegos están extinguidos. Los del alma y los del espíritu. La señora y el señor Smith conversan  y parece que comparten lo que no comparten. Lo mismo le sucede a los Martin. Quién sabe cuánto más quedará por decir. Y por eso, en la escena final, todos van pronunciando frases incoherentes, con las poses adecuadas y las maneras elegantes, hasta terminar en palabras sueltas, que terminan siendo meros ruidos. Si se quita el sonido, si dejáramos sólo la imagen, casi parece que es una reunión normal. Pero no lo es. No lo es.
        Felicitamos desde ya la puesta de esta obra famosa, incisiva, donde lo que se muestra no es lo que se dice, y lo que se dice es lo más importante: todo es vanidad. Por eso hay que ir más allá. Buscarle el corazón a la vida.
Un final a todo aplauso 
        Excelentes actuaciones de Mabel Álvarez, en el rol de la criada Mary, Merlina Álvarez como la señora Smith, Dylan Schenfeld como su esposo el señor Smith, y luego la pareja de invitados, Christian Cremonte como el señor Martin y su esposa, la señora Martin en la piel de Natalia Miranda. Y un Capitán de Bomberos también de excelente actuación, con el cuerpo y la voz del actor Lautaro Elizaur.
        Todos dirigidos por Mabel Álvarez, como ya dijimos al comienzo de nuestra nota, y en un ambiente muy bien aspectado, que demuestra preocupación y atención a los detalles de la escenografía. ¡Y ni que hablar del vestuario, correcto, exacto, perfecto! Todo a cargo de la Compañía Teatral Didascalia, quien está a cargo tanto de la representación en el escenario como del Diseño de Vestuario, Maquillaje, Iluminación y Escenografía. El Diseño Gráfico corresponde a Merlina Álvarez, junto con la Prensa y Producción Ejecutiva.  El Diseño de Sonido, Música y Video, a Dylan Schenfeld, quien también es Asistente de Producción. La Producción Fotográfica, le corresponde a Gabriel Elizaur y Fabiana Sorbo.  Todos juntos forman Didascalia, y sí podemos afirmar que toda la obra es una gran didascalia, una gran acotación a la vida diaria, llena de “marcaciones” que cumplimos, a veces, sin saber porqué.
La conductora del programa, Adriana Sylvia Narvaja, junto con la Compañia Teatral Didascalia
        Finalizada la obra y luego de los merecidos aplausos, la Directora Álvarez agradeció a los presentes y muy especialmente a los Coordinadores del Teatro Don Bosco, Marisol Vecchi y Alejandro Pepe, por esta oportunidad de mostrar lo que hacen, y que lo hacen muy bien.
        ¿Y por qué la obra se llama “La Cantante Calva”? Hum, lo lamentamos, pero no podemos decirlo. Será cuestión de ir al Teatro Don Bosco el próximo 27 de mayo, puntualmente a las 20 horas, y averiguarlo, como si usted, amable lector, fuera también, un poquito, Sherlock Holmes.
        Y de entre las vanidades, sepa encontrar su verdad, sepa hallar su corazón.
        Que, como nos muestra esta obra excelente y sus actores, está más cerca de lo que usted cree.
        Ellos ya lo encontraron. Ahora le toca a usted.
Una de las ediciones de esta obra famosa, a cargo de la Editorial Distrididáctika
Biografíade Eugène Ionesco
Nacido el 26 de noviembre de 1909 en Slatina, Olt, Rumania, y fallecido el 28 de marzo de 1994 en París, Francia.
Escritor, novelista, ensayista y dramaturgo rumano en lengua francesa, autor de "Víctimas del deber" (1932), "La cantante calva" (1950), "El rinoceronte" (1959), "El rey se muere" (1962) y "Macbett" (1972).
De padre rumano y madre francesa, la infancia de Eugène Ionesco transcurre en París (Francia), realizando sus estudios secundarios y universitarios en Rumania.
Enseña francés durante tres años en un Instituto de Bucarest, hasta que en 1938 regresa a Francia para establecerse definitivamente allí.
En 1970 Eugène Ionesco fue nombrado miembro de la Academia Francesa y es uno de los máximos exponentes del teatro del absurdo, junto al irlandés Samuel Beckett.
Sus obras describen la ridícula y fútil existencia humana en un universo totalmente impredecible, en el cual, debido a sus innatas limitaciones, las personas son incapaces de comunicarse unas con otras.
Eugène Ionesco fue uno de los dramaturgos más creativos e innovadores del siglo XX, de un humor mordaz y agudo, que consiguió trasladar al medio escénico las técnicas expresivas procedentes del surrealismo.
El gran dramaturgo rumano Eugene Ionesco 
Fuente: del sitio Frases y Pensamientos, autor Eugene Ionesco.
http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/eugene-ionesco.html

Las fotos pertenecen a la conductora del programa "Algo Especial Protagonista del Presente", Adriana Sylvia Narvaja, periodista y docente de Quilmes.
El afiche pertenece a la Compañía Teatral Didascalia, y al muro de facebook de la Directora, Mabel Álvarez. 
La foto de Eugene Ionesco pertenece al sitio Wikipedia:
 https://es.wikipedia.org/wiki/Eug%C3%A8ne_Ionesco

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