Filosofar como un juego, pero jugando seriamente a filosofar

       
        El lunes 13 de marzo, a las 18 horas, se presentó en la Universidad Nacional de Quilmes el filósofo y divulgador argentino Darío Sztanjnszrajber, para cumplir con lo prometido por la Universidad: iniciar cada cuatrimestre con la presentación de una figura del pensamiento crítico e incluso transmitirlo por Streaming (comunicación vía web) para que pueda disfrutarse desde todo el planeta.
        La charla, no por corta menos jugosa, se realizó en el  Salón Auditorio Nicolás Casullo de la UNQ que tiene sede en Bernal, y les podemos asegurar que no cabía un alfiler. El sonido adecuado, sin embargo, permitió que profesores, alumnos y público en general pudiera disfrutar de la presentación de este conocido filósofo, que apunta al cuestionamiento y a la pregunta más que a las respuestas. O sea, vuelve al concepto de filosofía original: nunca debimos dejar de preguntarnos por las cosas. Por el mundo. Por nosotros mismos. Por la existencia de Dios.
        Ameno, claro, el filósofo Darío (al decir de los presentadores, “el filósofo de apellido difícil”), explicó con enorme transparencia sus preguntas y conceptos, agregó anécdotas que hicieron reír al público, se contactó generosa y amablemente con todos sobre el final, cuando se sacó fotos con los asistentes y agradeció con gran corazón el espacio que la UNQ le abrió a su vez.
        Toda la charla fue grabada por el grupo de Unqtv, el programa de producción televisiva que subió su trabajo, muy bueno por cierto, al sitio de la conocida Universidad, para todos los que lo quisieran disfrutar, especialmente los alumnos que tienen que estudiar este tema.
        “La celebración del inicio de los ciclos lectivos, a cargo del Programa de Comunicación Pública de la Ciencia y de la Dirección de Prensa y Comunicación Institucional de la UNQ, comenzó el segundo cuatrimestre de 2014” aclara Unqtv. Y detalla: “Hasta el momento se presentaron 'Big Van, científicos sobre ruedas'; el grupo de  'Cocina Molecular' de la UNQ; 'Poper, stand up científico', y Diego Golombek. Recordemos que Golombek es un  científico y divulgador de gran trayectoria, que ha filmado documentales, realiza investigaciones y da charlas y clases en la UNQ con gran éxito.
Presentación de la cátedra de Filosofía 
        Daniel Busigam, Director de la Maestría en Filosofía, fue el presentador del invitado. “Nadie mejor que un filósofo y un divulgador que recorre el camino de los problemas filosóficos sin rebajarlos, sin reducirlos” sostuvo Busigam.
        El filósofo comenzó su charla, que debía terminar a las 19 horas por cuestiones de organización de las clases, sosteniendo que “la filosofía cumple un rol terapéutico, permite con algunas preguntas desestructurar algunas ideas, poner en palabras aquello que nos angustia: la filosofía tiene mucho que aportar allí”. Agradeció a la Universidad “por darle a la filosofía este lugar inaugural, se ha apostado a que el espacio filosófico tiene la palabra para iniciar este ciclo lectivo”, y cumplió acabadamente con el horario impuesto y con el tema cerrado.
        “La propuesta es hacer una reflexión o una problematización del conocimiento” explicó, y se preguntó: “¿La filosofía es conocimiento?”. “El status de la filosofía nos hace pensar en qué tipo de disciplina es…¿la filosofía es una ciencia?”. Preguntas que lo llevan a concluir que esa condición científica de la filosofía no todos la comparten.
        En principio, la ciencia expresa la vocación de resolver problemas. “Aceptamos la partida y generamos soluciones”, reflexionó.
        Con la ciencia, la pregunta por “el porqué de las cosas” busca dar respuesta a esas inquietudes de la vida cotidiana. “Pero nos encontramos con un dilema, porque la filosofía no resuelve problemas sino que los crea  donde se supone que no los hay”, agregó. “El de la filosofía es un saber inútil, porque no está direccionado a la solución de problemas concretos”, dijo el filósofo, y redobló la apuesta: “Es más, los crea en zonas que no necesitan ser problematizadas”.
        “La filosofía se hace preguntas porque tiene otro status, destituyente, subversivo, irreverente, y es más, diría infantil, entendiendo por infantil aquel que carece de phoné, de voz” expresó Darío Sztanjnszrajber. Un infante no ha desarrollado la voz del adulto, la razón del adulto. “La filosofía –sostiene- comparte una voz que no es aceptada como tal, que subvierte el sentido de las cosas”.
Jugar se juega en serio
        “La filosofía es como el juego, que no está visibilizado como efecto libertario”,  y continúa: “Asociamos el juego a la filosofía porque el niño es el gran invisibilizado de la Historia”. “Es como las luchas feministas, que es la última lucha que vemos en estos tiempos: lo que empezó a ser una lucha por la igualdad de derechos genera la implosión del tema todo”, comparó. Recordó también a otros aún invisibilizados: los animales. Y trajo a cuento el “giro animal”: lo que se empieza a ver es El Otro en el ser vivo no humano, el animal.
        “Doy estos dos ejemplos para mostrar que el niño no se vislumbra en su diferencia, se cree que los niños son seres humanos no desarrollados, siempre desde el adultocentrismo, al que se lo considera la realización plena de lo humano”. El niño no es visto como un Otro, ya que el adultocentrismo excluye tanto a los niños y a los viejos, a las mujeres, a los animales. “¡Todo es tan cultural en este sentido!” dice.
         “El niño es visto como algo “a formar”, es muy poca la filosofía que se toma en serio al niño”, explica. “Sólo Nietzche lo toma en serio, para él sólo el niño es el que va a poder salir de la decadencia en que vivimos”, sostuvo recordando la obra “Así habló Zaratustra” del filósofo alemán. “El niño es el creador, y tiene características raras: juega, crea, y una que nos duele, olvida rápido, es decir, suelta, y rápidamente logra convertirse en otra cosa”.
      Contó Darío la anécdota de su hijo jugando con la cuchara de madera, que rápidamente se transformó en un sable de rayo láser de la Guerra de las Galaxias. Y en mucho más. “Para el niño, un pedazo de madera se transforma y desarrolla sus estrategias de conocimiento” dijo como padre aún asombrado por esta creatividad. “El juego emancipa a los sentidos de esa manera lineal, porque es y sigue siendo múltiples cosas porque es un espacio abierto”, concluye.
Una verdad, todas las verdades
        “Para el adulto no hay estos dispositivos hermenéuticos, entendiendo dispositivo como lo que se dispone, y hermenéutico como interpretación de símbolos y signos”, dice. “Para el adulto hay certezas. En cambio el niño no es que no las tenga, sino que en cada una de sus corporizaciones es real y absolutamente aquello en lo que piensa”.
        Darío cita a Michel Onfray, que sostiene que todos somos hijos de una cultura religiosa y que piensa que hay un solo Dios, y por ello hemos concluido que sólo hay una única verdad, y que no podemos dejar de creer en esa única Verdad.
        “Por eso es interesante deconstruir este sistema, y generar desde el juego este sentido multilineal”, sostiene. “La filosofía juega con el sentido con una palabra, con un concepto: nosotros creemos que estamos hablando de las cosas, y en realidad nos estamos refiriendo al discurso y no a las cosas”.
        Y a continuación hace una pregunta inquietante, que muchos no nos detuvimos a pensar: “Si toda mi vida creí que la caverna es la realidad…¿cómo sé que al salir de esta caverna no me estoy metiendo en otra?”. “Desencavernarse nos lleva a la verdad. El juego es eso: con el lenguaje salimos de un concepto para entrar en otro: por eso este juego es emancipatorio”.


Pero el relato es más fuerte 
        Al fin, el adulto impone su verdad, y relega la del niño. “Nuestro relato se impone porque es más eficiente frente al del niño, porque hablamos de “la verdad”; es más fuerte, pero no deja de ser una explicación” explica. “La historia del conocimiento está llena de metáforas, algunas van cayendo, algunas subsisten porque tienen que ver más con lo útil que con lo verdadero”.
        Ahora viene otra pregunta difícil de responder: “¿por qué queremos saberlo todo?”. Y nos habló de un genio que podría darnos los deseos que le pidamos: en el caso de él, le pediría que Estudiantes de la Plata salga siempre campeón…, y luego, no morir. Porque, “¿qué pasaría si uno lo supiera todo?”. Y nos asegura: “queremos saberlo todo porque no queremos morir, lo que disuelve es el miedo a la muerte, que uno no la puede explicar”.
        Por eso ansiamos saberlo y verlo todo, como si viéramos El Aleph del cuento borgiano. “Pero padecemos una tensión entre el quererlo todo y la realidad de que no podemos todo: eso nos motiva a conocer” explica.
La conductora de nuestro programa junto al gran filósofo Darío Sztanjnszrajber
        Celebremos entonces que la filosofía haya tenido este tiempo y este espacio en el inicio del cuatrimestre de la UNQ: realmente alivia el alma y satisface el espíritu escuchar una presentación tan clara, tan redonda, tan bien llevada. Darío Sztanjnszrajber se sacó fotos con la gente, mostró una gran sencillez y corazón abierto frente a los aplausos, merecidos, y los elogios, que no tardaron en llegar.
        Nos vamos con tantas preguntas, muchas más de las que traíamos. Un estudiante dijo “a mí me flasheó”, como dicen los jóvenes hoy. A nosotros también.
        Bienvenida la Filosofía a nuestras vidas, para que busquemos un sentido profundo y nuestra búsqueda  encuentre su camino.
        Bienvenido, Darío Sztanjnszrajber . Que nuestros caminos se vuelvan a encontrar.
La foto de portada, que nos muestra a Darío Sztanjnszrajber, pertenece al sitio Unqtv, el sitio digital de la televisión generada por la Universidad Nacional de Quilmes.
Las fotos restantes pertenecen a la conductora de nuestro programa, Adriana Sylvia Narvaja, periodista y docente de Quilmes, República Argentina. Agradecemos profundamente a la UNQ por la organización de esta visita. 

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