Nanook, o cómo reflejar la vida de los otros

        En lo que –tenemos entendido- es el primer documental filmado para cine, en los lejos años ’20, “Nanook del Norte” es un retrato vívido de una vida que hoy llamaríamos “salvaje”, y sin embargo, se ha desarrollado de la misma manera durante siglos. Y viéndolo, no dejamos de preguntarnos qué lleva a los seres humanos a vivir y a sufrir en condiciones tan extremas, de frío tan intenso, de carencia de todo lo que nosotros consideramos indispensable.
        Pues bien, el documental del director Robert J. Flaherty no responde nuestros interrogantes. Se limita a mostrar lo que sucede, como buen documental, sin entrar en cuestionamientos. Más que nada, porque no hay lugar para discursos: es un documental mudo. Muestra sin juzgar lo que es la vida de Nanook y su familia, que viven en la costa de Terranova (norte de Canadá), reino de osos blancos, focas y morsas, peces y narvales, muchos de los cuales son alimento de esta familia que los caza para comer y para obtener su apreciada piel. Con la carne de foca y los peces se sustentan. Con la piel de morsa elaboran su ropa, ya que es impermeable al frío y al agua. Las pieles de oso y de zorro blanco las cambian en la tienda por elementos de subsistencia, pocos, muy pocos. Seguramente el tendero haría gran negocio de esta matanza que a los esquimales poco les reporta, y le traería grandes ganancias…
        El documental es del año 1922, y se estrenó el 11 de junio de ese año en el Teatro Capitol de New York, EEUU. Su director Flaherty, estadounidense, realizó también el guión, la fotografía, el montaje (junto con Charles Gelb) y los rótulos (junto con Carl Stearns Clancy). Así se obtuvo este documental de 78 minutos donde impera el frío y la necesidad, y de allí la perseverancia en la búsqueda de alimentos y refugio. Para ello Nanook y familia se valen de perros siberianos. Cuidan a los cachorros y les enseñan a tirar de los trineos, pero cuando son grandes, simplemente, los dejan al frío, es decir, no son cuidados como mascotas.
        No hay lugar para mascotas en ese ambiente tan adverso, en el cual hay que organizar un refugio con el famoso “iglú”. En pocas horas se logra cortar el hielo en ladrillos congelados, formando la cúpula que los protegerá del fuerte y helado viento. Para que el cuchillo no se pegue con el frío, simplemente se le pasa la lengua por la hoja. Y luego será hora de cortar un bloque de hielo transparente que oficie de ventana y deje pasar la luz del escaso sol. Por la mañana, nuevamente, el grupo se pondrá en marcha. E incluso ocupará algún iglú abandonado, de ser necesario…
El protagonista de la película, Nanook el Esquimal
        La simpleza, la bondad de esta gente no evita que tengan que matar para comer, ya que si no, no tendrían manera de sobrevivir. Algunas cosas que conocemos de esta cultura la podremos visualizar aquí, por ejemplo, el famoso beso de narices. O el hecho de que toda la familia duerma junta, grandes y chicos, arropados por las pieles. Los bebés viven desnudos, y son cargados entre las pieles permanentemente. Las madres, con su saliva, los limpian como pueden. Pero todos se ven felices. Incluso tiene escenas cómicas, cuando el tendero les muestra un gramófono y ellos, admirados, buscan saber de dónde sale la música, y Nanook  intenta morder un disco de pasta.
        Porque al fin, ¿cómo hacemos para entender al diferente, al que vive de una manera que no concebimos? Hoy la pretendida globalización nos quiere hacer creer que todos pensamos igual y vivimos igual, y no es así. Muchos viven a su manera, a la manera que le dicta su cultura. Es cierto que en estas últimas décadas la vida de los esquimales ha cambiado mucho, para bien y para mal. Hoy son respetados como nación “inuit” por Canadá, e incluso tienen un hermoso auditorio donde resuelven sus problemas y votan, al sur de Groenlandia. Pero a la vez se ven asediados por la presencia de las empresas buscadoras de petróleo, y han sufrido el peor ataque medioambiental de los últimos tiempos: el derrame  de la Exxon Valdés, que mató innumerable cantidad de especies de mar y contaminó toda la zona de Alaska.
        Y sus males no terminan allí, sus males recién empiezan, ya que el calentamiento global está ocasionando el deshielo del Ártico como nunca se vio, y la muerte de los osos polares es sólo la punta del iceberg del fin de la vida en esta zona. Por otra parte, y cuestiones del magnetismo de la Tierra, los Polos atraen la contaminación que se produce tanto en Estados Unidos como en Canadá, por lo que las madres inuits le dan de mamar a sus bebés leche cinco veces (o más) más contaminada que la que le ofrecen las madres americanas a sus hijos. O las madres canadienses. Los iones contaminantes son atraídos por el magnetismo del Polo, y lo padecen los inuits.
        Pero Nanook no conoce todavía estos desastres, vivía su vida que seguramente era feliz. Y ahí viene la pregunta de qué es ser feliz, y si sólo pueden ser felices aquellos que viven en la sociedad occidental, post-industrial, global. Y cómo entendemos a los otros, a los que viven en forma diferente.
        Dice Marcela Barbaro en "El Espectador Imaginario":  
"El 25 de mayo de 1937 en el número 22 de la revista Cinema, Quindinale di Divulgaziones Cinematografica de Roma, el documentalista norteamericano Robert Flaherty publicaba un artículo titulado "La función del documental". El comienzo del artículo permite traslucir brevemente la génesis de su obra:   "Nunca como hoy el mundo ha tenido una necesidad mayor de promover la mutua comprensión entre los pueblos. El camino más rápido, más seguro, para conseguir este fin es ofrecer al hombre en general, al llamado hombre de la calle, la posibilidad de enterarse de los problemas que agobian a sus semejantes. Una vez que nuestro hombre de la calle haya lanzado una mirada concreta a las condiciones de vida de sus hermanos de allende fronteras, a sus luchas cotidianas por la vida con los fracasos y las victorias que las acompañan, empezará a darse cuenta tanto de la unidad como de la variedad de la naturaleza humana y a comprender que el "extranjero", sea cual fuere su apariencia externa, no es tan sólo un ‘extranjero', sino un individuo  que alimenta sus mismas exigencias y sus mismos deseos, un individuo, en última instancia, digno de simpatía y de consideración. El cine resulta particularmente indicado para colaborar en esta gran obra vital".
        Porque cada cultura marca sus formas de la felicidad. Y es lo que hay que aprender a respetar.
        Bienvenidos los documentales para entenderlo así.
Desastre del Exxon Valdez, que asesinó a millones de animales de la costa de Alaska
El desastre del Exxon Valdez 
        El desastre del Exxon Valdez fue un derrame de petróleo provocado por el petrolero Exxon Valdez tras encallar el 24 de marzo de 1989, con una carga de 11 millones de galones / 41 millones de litros de crudo, en Prince William Sound, Alaska, vertiendo 37.000 toneladas de hidrocarburo.
Alaska vivió la peor tragedia ecológica de su historia al encallar el petrolero y verter millones de litros de crudo que se expandieron sobre más de 2.000 kilómetros de costa. Para la limpieza de la marea negra se utilizaron aspiradores, mangueras de agua caliente a presión, se trasladó el crudo que aún contenía el Exxon Valdez a otro petrolero. Los daños a la fauna que se produjeron en esta zona aún se siguen estudiando.
        El vertido condujo a la aprobación de nueva legislación medioambiental en los Estados Unidos de América (Oil Pollution Act 1990).

Ver la película "Nanook of the North"  en Youtube
https://www.youtube.com/watch?v=_f8J9NRchOE
Fragmentos de la nota de Marcela Barbaro del sitio "El Espectador Imaginario" dedicado al cine.
http://www.elespectadorimaginario.com/pages/diciembre-2010enero-2011/investigamos/nanook-el-esquimal.php
Datos técnicos: del sitio de Artium.org
http://catalogo.artium.org/book/export/html/7650
Desastre del Exxon Valdez – Del sitio Wikipedia
https://es.wikipedia.org/wiki/Desastre_del_Exxon_Valdez

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