Niveles de gases de efecto invernadero son los más altos en 800.000 años

¿Qué son los “gases de efecto invernadero”? Al parecer, siguen en aumento como nunca hemos conocido en nuestra Historia. ¿Cuál será el futuro climatológico del Planeta?
        En una nota reciente publicada en el sitio DiarioEcología.com, se pone al alcance de la población mundial un dato por demás inquietante: los niveles de gases de efecto invernadero son los más altos en 800.000 años. ¿Sorprendente? No tanto. Y sus consecuencias  tampoco nos sorprenderán. Aunque pueden destruir la vida tal como la conocemos en la actualidad.
        “El estudio de los niveles de los gases de efecto invernadero comenzaron en Hawaii en los años cincuenta del siglo pasado”, dice la publicación. “En cuanto a los datos relativos a antes de esa fecha, se conocen al estudiar las burbujas de aire atrapadas en el hielo de La Antártida y Groenlandia”. El estudio de bloques de hielo que se guardan en verdaderas “bibliotecas heladas” permite averiguar cómo es la composición del agua, del hielo y del aire en cada una de las épocas. En algunos casos, se realizan excavaciones profundas para obtener estos bloques cilíndricos que formarán parte de la mencionada biblioteca , donde son cuidados como el oro. Hielo es dato preciso. A no olvidarlo.
        Pero, ¿qué es el “efecto invernadero”? Expliquémoslo en forma que se pueda entender (tengan paciencia los científicos, que nosotros no lo somos!) La luz del sol llega a la superficie de la Tierra en forma regular. Parte de ese calor es absorbido por el agua, y también por la tierra (que se calienta y enfría más lentamente que el agua). El exceso de calor se vuelve a irradiar hacia la atmósfera y se aleja del Planeta Tierra.
        Se alejaba. Los gases de la combustión de elementos fósiles (carbón, petróleo y gas) se van alojando en una capa que rodea al Planeta, una capa consistente (imaginemos una capa de plástico como se coloca en los cultivos de invernadero) que impide la salida del exceso de calor. Y ese calor, simplemente, se queda con nosotros. Así comienza el “calentamiento global”.
        Pero confundir “calentamiento global” con el simple aumento de la temperatura es un grave error, porque el delicado equilibrio de nuestra Pachamama no sólo se rompe con altas temperaturas. “Calentamiento global” implica eventos extremos, tanto de calor como de frío, porque se altera la salinidad de los mares, las corrientes marinas, la evaporación del agua. En fin, mayor “calentamiento” puede traer fríos, heladas, lluvias, inundaciones, deslaves. Eso sí, todo extremo. Como lo muestra Hollywood. Pero de verdad.
        Dice DiarioEcología.com: “El efecto invernadero siempre ha existido pero aumenta desde la revolución industrial, con ese incremento se produce en la superficie terrestre una subida de temperatura, que es lenta porque el agua profunda de los océanos tarde mucho en calentar”.
        Hablamos de los gases de efecto invernadero, de los cuales el más temido es el Dióxido de Carbono (CO2). Pero no es el único. También tenemos a su hermano el Monóxido, que altera a su primo Metano. “El monóxido de carbono (CO) no es un gas de efecto invernadero, pero influye en la química del metano, que sí lo es, de forma que si hay más del primero hay algo más del segundo” comenta.
        Pero no son los únicos. Los gases de efecto invernadero (o GEI como se los conoce) forman una pandilla temible. “El monóxido de carbono y el metano tienen una vida relativamente corta en la atmósfera, pues el primero permanece en ella pocos meses y el segundo unos nueve años, mientras que el dióxido de carbono se mantiene durante cientos de años, el óxido nitroso unos 120 y el hexafluoruro de azufre en torno a 3.200 años”. Malos... y eternos.
Descubren nuevo gas de efecto invernadero mucho más dañino que el propio CO2
       “La diferencia entre ambos tipos de gases es importante, pues para los primeros se puede alcanzar un equilibrio entre emisión y destrucción, en cuyo caso la concentración del gas permanecería constante en la atmósfera, mientras que para los segundos la concentración del gas continúa creciendo mientras haya emisiones”. De allí que el famoso Protocolo de Kyoto, firmado en esa ciudad japonesa por muchos países para comprometerse en la reducción de estas emisiones, haya despertado tantas expectativas y haya causado tantas decepciones.
        “Esto explica por qué las concentraciones medidas   siempre crecen para dióxido de carbono, óxido nitroso y hexafluoruro de azufre, mientras que la concentración de metano ha tenido periodos de no crecimiento, y la de monóxido de carbono incluso decrece” explican. No importa, las emisiones no han bajado sustancialmente. Y no se vé cómo van a bajar.
        “El impacto de las emisiones de los gases en cierto instante del futuro se cuantifica mediante el Potencial de cambio de la Temperatura Global (GTP), que se basa en el cambio de la Temperatura Superficial Global Media (GMST) provocado por dichas emisiones para horizontes temporales utilizando como referencia el que provoca el dióxido de carbono” continúa la información.
        Temperaturas. Calor. Frío. “El GTP a un horizonte de diez años para las emisiones presentes de metano es casi igual al provocado por las emisiones de dióxido de carbono, pero es poco más de la mitad para un horizonte de veinte años, y despreciable para un horizonte de cien años, ya que el metano emitido cien años antes casi habrá sido destruido” dicen. “Sin embargo, el GTP para las emisiones presentes de óxido nitroso permanece constante en esos horizontes temporales, pues su vida media es larga y parecida a la del dióxido de carbono”.
El efecto invernadero, la razón por la cual la tierra se calienta 
        Y en medio de todo esto, el agua que jamás se queda quieta. “El vapor de agua (H2O) también es un gas de efecto invernadero importante, pero su concentración en la atmósfera varía muchísimo de un lugar a otro y también en altura, pues lo determinan emisiones procedentes de la evaporación de agua líquida en océanos, lagos y ríos, evapotranspiración de las plantas y del suelo”. Estos cambios son normales, deseables, esperables. Somos agua, vivimos agua, y queremos que todo siga así.
        “Este gas desaparece de la atmósfera mediante su condensación en forma de agua líquida en nubes, que es devuelta a la superficie terrestre como lluvia” explican. Y viva la lluvia, que al menos es normal. Siempre y cuando se detengan las emisiones.
        “Por ello, el impacto del vapor de agua en el incremento del efecto invernadero se tiene en cuenta en forma de retroalimentación: el aumento de los gases de efecto invernadero bien mezclados, aumenta la temperatura de la baja atmósfera, y este incremento de temperatura permite que una mayor cantidad de vapor de agua pueda permanecer en la atmósfera”. Lo que es normal, se desboca. Y la culpa es nuestra. El calentamiento tiene "origen antropocéntrico": es el ser humano y sus combustibles fósiles el culpable. Es el ser humano y la deforestación. La contaminación. La depredación de los mares. Los agrotóxicos. Y la lista es interminable.
        De alguna manera el ser humano deberá entender que todo en en el Planeta está unido, inextricablemente, a los cambios del agua, de los gases, del calor. De la atmósfera que permite la existencia de plantas, animales y de la misma Humanidad. Los eventos se están haciendo más catastróficos. Ciudades que no se inundaban se inundan. Deslaves arrastran todo tras de sí. Lluvias y sequías alteran los cultivos.
        Ahora que se habla de mayores peligros, devenidos especialmente por el aumento de la Corriente del Niño, a la que los científicos llaman “Corriente del Niño Godzilla”, por la gravedad de los eventos que producirá, muchos nos preguntamos qué sucederá si no cambian las cosas.
        Y hacia dónde va la Humanidad.
Fuente: Sitio de noticias medioambientales DiarioEcología.com
http://diarioecologia.com/niveles-de-gases-de-efecto-invernadero-son-los-mas-altos-en-800-000-anos/
Las fotos sobre el tema del "Agua" son de David Doubillet, en distintas partes del mundo publicadas por La Bioguía.

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